En el Senado se les apareció el diablo. Acababa el periodo de sesiones que fue engendrado con las dos cámaras del Congreso a salto de mata en la ciudad de México, entre barreras de alta resistencia, bajo el asedio de grupos inconformes con las reformas en proceso. Y cuando ya se había ido la fuerza pública con sus murallas de acero, los legisladores se toparon con su suerte.
Y, literal, se les apareció el diablo en viernes 13. Era el diablo de carga de paquetes de regalos que empujaban repartidores de parte de los senadores para sus colegas de Legislatura. Y eso era como un festival de parabienes, y lo que antes fue un “gueto legislativo”, se transformó en una especie de Villa Quién, en la que todos aman y regalan felicidad.
Pero en el salón de sesiones la política real era el filtro de los temas para aprobar. Y los senadores tuvieron una primera reunión, y luego abrieron un receso, de esos que duran horas, para destrabar temas comprometidos por el PRI a cambio de que transitara la reforma energética.
En el salón de la política real en las sesiones pasadas se dijeron de todo. De que había traidores, vende patrias y cosas peores, cuando a juicio del coordinador del PRI, Emilio Gamboa, dicho en el pleno, en esa sala de trabajo legislativo había senadores que han hecho historia.
Surgen Diferencias
Y es que las cosas se habían vuelto a los extremos, al rasposo momento de agredir, acusar, que se dio entre las bancadas del PRD y el PAN. Resulta que el panista Jorge Luis Preciado se opuso a que se votara el tema de la Ley de Consulta Popular, y en ausencia del coordinador perredista Miguel Barbosa, a la manera de espontáneo, Fernando Mayans se fue con todo contra el colimense.
La complicación era hija digna del periodo. Qué manera de acabar. Los panistas querían que se retirara el asunto; Emilio Gamboa, que se cerrara el periodo, pero también en apoyo de quienes quisieran que pasaran los asuntos de la Consulta Popular y el de la reforma política del Distrito Federal.
Y de nueva cuenta, como tantas veces lo hicieron en este periodo, los senadores tuvieron que leer, entender, sujetarse a lo que dice el librito de trabajo del pleno, el Reglamento del Senado. Los diputados, un día antes habían cerrado el periodo, y este viernes 13, los senadores que habían trabajado como hormiguitas obreras por resolver los dictámenes que los obligan, porque han dado la palabra, llegan al anochecer, otra vez complicados en los procesos a seguir.
Ellos, senadores y diputados fueron titanes en la tarea de legislar allá en San Lázaro, y en Paseo de la Reforma, y aguantaron de todo dentro de ese “gueto legislativo”, amurallado dos semanas que sacudieron al país.
Pasan a la historia
Y sin embargo, estos titanes estaban hechos bolas, a eso de las 21:15 horas, cuando el presidente del Senado, Raúl Cervantes (PRI), mandó llamar a los coordinadores de los grupos parlamentarios para que se dijeran cómo cerrar el periodo, pero con estilo. Pero saben que ya pasaron a la historia.