Por: Lydia Cacho - mayo 2 de 2013 - 0:00
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Hay quienes creen que la justicia ciudadana es salir a la calle con armas y obtener venganza en el marco de la ilegalidad. El argumento que sostienen estos vengadores es que como el Estado es incapaz de hacer su trabajo, ellos toman la justicia, aunque yo le llamaría la revancha, por su propia mano. Sin embargo, hay otro tipo de personas, hombres y mujeres que han entendido cómo utilizar sus habilidades para forzar a la autoridad a hacer su trabajo. Tal es el caso de Rehtaeh y Anonymous.
La primera es una chica canadiense que, como miles de adolescentes de 15 años, escapó a un bar con sus amistades y cuatro jóvenes decidieron violarla tumultuariamente. Como ya es costumbre en el mundo cibercomunicado, los violadores tomaron fotografías y las compartieron. La joven denunció los hechos ante la Policía Real Montada de Canadá (RCMP por sus siglas en inglés), lo que siguió para Rehtaeh fue una pesadilla. Los chicos que la violaron iniciaron una campaña de bullying y amenazas con humillaciones de todo tipo, de tal forma que en la escuela comenzaron a culparla de la violación y a acosarla sexualmente, toda su clase sabía lo que sucedía. Ni las autoridades policíacas ni las de la propia escuela movieron un dedo, insistían en que no había suficiente evidencia para creerle a la joven, a pesar de tener las fotografías en el celular de un chico. Hasta que, después de casi dos años de infierno, intentó suicidarse. Aunque sus padres la encontraron y recibió atención médica, la chica finalmente murió hace unos días.
FUENTE: http://www.sinembargo.mx/opinion/02-05-2013/14099
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