- Gerardo Fernandez Noro�a Pena De Muerte En Mexico 'Ya Existe En El Pais' 23/03/10:
¡Es un Honor Estar con Obrador!
COMUNICADO DE PRENSA
México, D.F., 23 de marzo de 2010
Secuestros a personas migrantes en México “Una Tragedia Humanitaria”: Comisión Interamericana de Derechos Humanos
· Relator sobre Trabajadores Migrantes pide visitar México este año
· Comisionados expresan que la cifra de migrantes secuestrados
es escalofriante y constituye una violación masiva de derechos humanos
En el marco de una audiencia pública del 138 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos efectuada el día 22 de marzo de 2010 en la ciudad de Washington DC, Estados Unidos de América, las organizaciones de la sociedad civil firmantes de este comunicado presentamos la temática del secuestro sistemático y generalizado a personas migrantes en México, cometido por el crimen organizado con la complicidad de autoridades como producto de una política migratoria restrictiva y con escasa perspectiva de derechos humanos.
Al recibir la información, Felipe González, Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Relator para los Trabajadores Migrantes y sus Familias, señaló que la cifra presentada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de 9,758 personas migrantes secuestradas en un lapso de seis meses es escalofriante y, por lo tanto, que el Estado debe redoblar esfuerzos para prevenir que esta situación se continúe reproduciendo. Asimismo, destacó la importancia que para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tiene el respeto a los derechos humanos de los defensores, por lo que conminó al Estado a facultar garantías de seguridad para la vida y el trabajo del Padre Alejandro Solalinde y del Albergue Hermanos en el Camino, de Ixtepec, Oaxaca, así como del Padre Pedro Pantoja y del albergue Belén, Posada del Migrante, Frontera con Justicia, A.C. y Humanidad Sin Fronteras, A.C.
Por su parte, el Comisionado Rodrigo Escobar Gil, Relator para México, fue contundente al expresar que la situación de secuestros masiva y generalizada que sufren las personas migrantes en tránsito por México ha adquirido las características de una verdadera tragedia humanitaria. Particularizó que en el secuestro se violan absolutamente todos los derechos humanos, afectando no sólo a las víctimas, sino también a sus familias y a sus comunidades. Por estas razones, señaló que el Estado no debe sólo intervenir con medidas policíacas, sino que tiene, forzosamente, que ejecutar una política integral, involucrándose a partir de sus tres órdenes de gobierno para brindar, sobre todo, acciones de prevención y de atención integral a todas las problemáticas derivadas de esta grave violación a los derechos humanos.
Las organizaciones peticionarias hemos denunciado esta grave problemática desde hace más de tres años, sin que haya existido ninguna reacción eficaz del gobierno, lo cual ha desembocado en la persistencia de toda clase de abusos sexuales, tortura física y psicológica, asesinatos, extorsión, corrupción, privación ilegal de la libertad, explotación con fines laborales, sexuales, prácticas análogas a la esclavitud, tráfico de órganos e impunidad. Por lo tanto, pusimos en evidencia el incumplimiento del Estado mexicano a los instrumentos americanos de Derechos Humanos al consentir la comisión del secuestro, así como al no garantizar la protección y la defensa de los derechos humanos de las víctimas.
Asimismo, reiteramos que las y los defensores de los derechos humanos de las personas migrantes continúan siendo criminalizados y puestos en condiciones de extremo riesgo al no garantizárseles mecanismos de seguridad que permitan desarrollar labores de defensa y representación legal.
La delegación del Estado no contestó puntualmente a la información proporcionada por los peticionarios, rechazando, además, los calificativos expresados por los Comisionados de graves violaciones a los derechos humanos y de tragedia humanitaria; sin embargo, no aportó ningún argumento para demostrar lo contrario. Por no contar con los datos relevantes durante la audiencia, el Estado se comprometió a entregar un informe posterior sobre el tema.
Las organizaciones peticionarias estaremos pendientes de que se concrete la visita del Relator de Migrantes al país este año, para que pueda cumplir con su objetivo de recabar información de primera mano sobre la situación de vulnerabilidad y violencia extrema en la que viven las personas migrantes en tránsito por México y víctimas de secuestro.
Organizaciones que participamos en este proceso
y presentamos a la CIDH un informe específico en la materia:
1. Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C. (Centro Prodh)
2. Frontera Con Justicia, A.C.
3. Humanidad Sin Fronteras, A.C.
4. Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan de Larios
5. Casa del Migrante Hermanos en el Camino, de Ixtepec, Oaxaca
6. Dimensión de la Pastoral de la Movilidad Humana
7. Servicio Jesuita a Migrantes México
8. Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova
9. Servicio Jesuita de Jóvenes Voluntarios
10. Albergue de Nuestra Señora de Guadalupe, A.C. de Reynosa, Tamaulipas
11. Albergue Guadalupano de Tierra Blanca, Veracruz
Redes que se solidarizan con las organizaciones que presentaron
el informe ante la CIDH y se adhieren a este comunicado.
Foro Migraciones
Red nacional de la sociedad civil que trabaja por los derechos humanos de las personas migrantes,
Red Nacional de Organismos Civiles Todos los Derechos Para Todos y Todas
Organismo conformado por 69 organizaciones de todo el país
Informe: Estados Unidos considera posibilidad de convertir a Bagram en nuevo Guantánamo
El periódico Los Angeles Times informa que el gobierno de Obama está considerando un plan para encarcelar prisioneros extranjeros en la cárcel de Bagram, en Afganistán, en lugar de enviarlos a Guantánamo. La utilización de Bagram permitiría al gobierno cumplir con su promesa de cerrar Guantánamo, y al mismo tiempo, seguir denegando a los prisioneros el derecho a impugnar su detención en tribunales estadounidenses. El plan también ayudaría a la Casa Blanca a evadir el examen riguroso de las torturas y abusos infligidos a los prisioneros porque éstos permanecerían fuera del territorio estadounidense. Los Angeles Times también informa que funcionarios estadounidenses decidieron asesinar a un sospechoso extranjero en Somalia el año pasado, en parte debido a la incertidumbre respecto al lugar en que sería encarcelado si lo capturaban. El sospechoso, Saleh Ali Saleh Nabhanm, fue asesinado en un ataque aéreo de Estados Unidos luego de que funcionarios de ese país establecieran que no sabían dónde encarcelarlo.
Juez ordena liberación de prisionero de Guantánamo
Un juez federal ordenó la liberación de un prisionero de Guantánamo que denunció haber sufrido torturas y abusos de consideración durante casi ocho años en cautiverio estadounidense. Mohamedou Slahi llegó a Guantánamo en agosto de 2002 luego de haberse entregado un año antes en Mauritania, su país de origen. En el marco de “técnicas de interrogación especiales” autorizadas por el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, Slahi fue sometido a privación del sueño, calor y frío extremos, amenazas de muerte, y además se le dijo que su madre sería encarcelada si él no cooperaba. Slahi es el trigésimo cuarto prisionero de Guantánamo liberado desde que la Suprema Corte se pronunciara a favor de que los presos puedan impugnar su encarcelamiento en tribunales estadounidenses.
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"Nos vamos. Aquí la vida no vale nada"
Decenas de familias huyen de la violencia y la crisis que azota Ciudad Juárez
PABLO ORDAZ | Ciudad Juárez 22/03/2010
Los Morales Sánchez llegaron a Ciudad Juárez hace 12 años. Casi tres días en camión desde el Puerto de Veracruz. Les habían dicho que aquí había mucho trabajo. Y no les engañaron. Marisela Sánchez recuerda que pisó la ciudad fronteriza con Estados Unidos un 21 de marzo: "Y el 22 ya estaba trabajando en una maquiladora". Ahora las cosas han cambiado. Falta trabajo. Y sobra violencia. Ciudad Juárez es, con mucho, la ciudad más peligrosa de México y tal vez del mundo. Los cementerios están llenos y los parques vacíos. Su hijo, Alfredo Morales Sánchez, después de muchas lágrimas, ha tomado una decisión: "Nos vamos. Aquí la vida no vale nada".
* "Al oír el primer disparo ya supe que mataban a mi marido"
México
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A FONDO
Capital:
Ciudad de México.
Gobierno:
República Federal.
Población:
109,955,400 (est. 2008)
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El viernes ya no quedaba nada por empacar. Los Morales Sánchez y otro puñado de familias acaban de aceptar la invitación del gobernador de Veracruz, el priista Fidel Herrera, para regresar a sus lugares de origen. "Nos van a pagar el viaje y la mudanza", aclara Marisela Sánchez, "y tal vez nos ayuden a encontrar un nuevo trabajo, a emprender una nueva vida". Serán 150 los veracruzanos que, en una primera expedición, huyan de Ciudad Juárez aprovechando la ayuda oficial. Se calcula que otros 200.000 juarenses, de nacimiento o adopción, ya huyeron en los últimos meses por sus propios medios, hacia Estados Unidos o hacia el interior de México, dejando tras de sí más de 60.000 casas vacías y un número incalculable de sueños rotos. "He tomado la decisión de irme", explica Alfredo Morales, "pero siento dolor, mucho dolor. Yo he llegado a amar esta ciudad. Aquí me casé, aquí fueron naciendo mis tres hijos, aquí hay gente a la que quiero y que me quiere. Pero, de esa reja para afuera, hay demasiados peligros...".
Marisela Sánchez dice que sus nietos, como la mayoría de los críos de Ciudad Juárez, viven secuestrados en sus propias casas, condicionados y hasta contagiados por el miedo de sus mayores. "Tengo temor", reconoce, "de llevarlos al parque, de que se separen de mí más de dos metros. Y no crea que exagero. Ya hemos visto pasar muchas balas cerca. ¿Se acuerda de aquel restaurante donde mataron a ocho? Pues está justo enfrente de mi casa. Conocíamos a algunos de los que murieron. Gente normal. No todos los jóvenes que mueren aquí son sicarios o andan en malos pasos. Algunas compañeras de la fábrica ya han perdido a dos hijos". La conversación se adentra de lleno en la galería de los horrores vividos. Mónica Sánchez, la hermana de Marisela, recuerda aquel día que unos pistoleros persiguieron a su víctima por los pasillos del supermercado en el que ella suele hacer la compra. Alfredo relata la noche en que, a sólo unos metros de su casa, escuchó la banda sonora inconfundible de esta ciudad: "Primero unos disparos, luego un coche que salía a toda prisa, quemando llantas, y ya enseguida el llanto de unas mujeres. Acababan de matar a un joven de 16 años en unas canchas de fútbol".
Como si fuera verdad aquello de que las desgracias nunca llegan solas, la escalada de violencia en México coincidió con la crisis económica. El trabajo en las fábricas manufactureras empezó a escasear. Y a la violencia generada por la lucha emprendida por el gobierno de Felipe Calderón contra los cárteles de la droga se unió un incremento de la delincuencia común. "Ya el único problema no es que te maten", explica Mónica Sánchez, "también estamos sometidos a las extorsiones telefónicas. Nosotros un día estuvimos a punto de caer en una. Nos llamó alguien haciéndose pasar por un familiar. Nos dijo que estaba retenido en la aduana y que teníamos que pagar 20.000 pesos (casi 1.200 euros) para evitar que lo metieran en la cárcel. Al final nos dimos cuenta de que era un engaño. Llaman desde las cárceles. Y si el teléfono lo contestan los niños, les sonsacan información para luego cometer la extorsión. Desde entonces ya no dejamos que los críos contesten. No pueden hacer nada las criaturas...".
Alfredo Morales no oculta su nerviosismo. Dentro de unas horas, sus hijos -de diez, ocho y siete años- pisarán por primera vez la tierra de sus mayores, conocerán a sus abuelos, a sus tíos, a sus primos. Porque desde aquel día de hace 12 años que Alfredo y su familia se montaron en un camión hacia Ciudad Juárez no habían tenido la oportunidad de volver de visita al Puerto de Veracruz. Ahora, la violencia y la crisis se han aliado para romperles aquel sueño de un futuro mejor. Regresan derrotados. Pero vivos.
NOTA ORIGINAL
El despliegue de 11.000 soldados y policías no parece capaz de frenar la matanza diaria de inocentes en Ciudad Juárez
PABLO ORDAZ - Ciudad Juárez - 21/03/2010
Nicolás no tiene padre. Lo mataron hace un año. Él lo vio. Unos hombres encapuchados se bajaron de una camioneta y le dispararon cuatro tiros delante de él y de su hermana Julia, que no se dio cuenta de nada porque entonces apenas tenía seis meses, pero Nicolás sí se percató de todo. A sus cinco años recién cumplidos, Nicolás vio a su padre desplomarse en la puerta de su casa, en medio de un charco de sangre, y a su madre llegar gritando su nombre desde la tienda de la esquina: "Nada más oír el primer disparo ya sabía que estaban matando a mi marido. No me pregunte usted por qué".
México
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A FONDO
Capital:
Ciudad de México.
Gobierno:
República Federal.
Población:
109,955,400 (est. 2008)
Dos carteles de la droga utilizan a 450 pandillas para enfrentarse
Los agentes municipales han estado infiltrados por los 'narcos'
"Nunca pregunté a mi esposo en qué trabajaba", dice la madre de Nicolás
En cuanto oscurece, las calles se quedan desiertas, como en toque de queda
Nicolás se convirtió aquel día en uno de los 10.000 huérfanos de Ciudad Juárez. Su padre, en uno de los 5.000 asesinados. Su madre, en una más de los 200.000 juarenses que decidieron poner tierra de por medio desde que, hace tres años, comenzara esta guerra sin cuartel entre las autoridades y los carteles de la droga, todos contra todos, una refriega diaria que ya le ha costado a México más de 18.000 vidas y a Ciudad Juárez un horror diario, un desprestigio infinito.
Situada en medio del desierto de Chihuahua, en la línea que separa México de Estados Unidos, la antiguamente llamada Paso del Norte se convirtió a partir de los años ochenta en el símbolo del progreso. Aquí fueron llegando, a razón de 100.000 por año, riadas de hombres y de mujeres jóvenes, sobre todo mujeres, atraídas por el trabajo seguro de las empresas manufactureras. Alrededor de la ciudad azotada por el desierto -calor de día, frío de noche-, fueron surgiendo barrios levantados con cartón y latas, sin agua corriente ni saneamiento, sin asfalto ni luz ni escuelas, pero sí con niños, cada vez con más niños, hijos de padres demasiado jóvenes y demasiado ocupados. Niños que, apenas podían sostenerse en pie, eran abandonados a su suerte durante jornadas enteras, atados en algunos casos a las patas de las camas hasta que sus madres regresaban de la maquiladora.
Hubo gente, como los sociólogos Hugo y Teresa Almada, que ya desde entonces reclamaron a los sucesivos Gobiernos que pusieran atención al problema, que utilizaran el dinero que corría a espuertas para construir guarderías, colegios, bibliotecas, canchas deportivas. Nadie les hizo caso.
Corrían felices tiempos de abundancia y los narcotraficantes, que utilizaban la privilegiada situación geográfica de Juárez para surtir de marihuana y cocaína a los Estados Unidos, aún no habían sido convertidos en enemigos públicos. Muy al contrario. Se paseaban por la ciudad en sus lujosas camionetas del año, gozaban del favor de las prostitutas de lujo, de los cantantes de corridos y, por supuesto, de los políticos. No necesitaban muchos sicarios para proteger sus cargamentos. Para eso ya estaba la policía.
"Hubo un día", cuenta el alcalde de Ciudad Juárez, José Reyes Ferriz, "que la Policía Federal pinchó el teléfono de un mando intermedio de la Policía Municipal porque se sospechaba que andaba en malos pasos. Al poco, escucharon que un jefe de los narcos llamaba al mando policial y le ordenaba que fuese a una casa de la ciudad, detuviera a un sicario rival que allí se encontraba y se lo entregara en un centro comercial. Los federales fueron al centro comercial y esperaron. Efectivamente, al rato apareció una patrulla de los municipales e hicieron la entrega del sicario a la banda enemiga. Los federales intentaron abortar la operación, pero la banda de narcos consiguió huir con el enemigo capturado. A los dos días apareció muerto". La policía municipal estaba tan infiltrada por el narcotráfico que Reyes Ferriz no tuvo más remedio que llamar a la puerta del palacio de Los Pinos. Le pidió al presidente Felipe Calderón, ya por entonces embarcado en su guerra contra el narcotráfico, que mandase al Ejército y a los federales para intentar contener la violencia. Calderón accedió, en una decisión que tanto el presidente de la República como el alcalde de Ciudad Juárez aún consideran acertada, pero que en los últimos días ha sido cuestionada tanto por la secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, Janet Napolitano, como por buena parte de la sociedad civil de Ciudad Juárez. Hay quienes, como el médico Miguel García, recurren a los datos para intentar demostrar que los 11.000 uniformados que, entre policías y soldados, patrullan a diario la ciudad no sólo no han mejorado las cosas sino todo lo contrario.
"Desde 1996 a 2006", explica el doctor García, "el número de homicidios en esta ciudad se mantuvo estable. Unos 18 asesinatos al mes. Haga la cuenta: algo más de 200 al año. En el 2007, primer año del Gobierno de Calderón, la cifra se duplicó. Pero en 2008 ya se contabilizaron 1.600 muertos. En 2008, la cifra ya superó los dos mil. Y en los dos meses y medio que llevamos de 2010 ya han matado a más de 530 personas. ¿Hasta qué cifra vamos a llegar para que Calderón reconozca que su guerra contra el narcotráfico es un fracaso? Lo que está pasando aquí ahora será recordado en el futuro como el holocausto mexicano".
La conversación con el médico se produce a la hora de la cena en el restaurante del hotel Camino Real, que un día antes aparecía abarrotado por el despliegue de seguridad que necesitó Felipe Calderón para poder visitar Ciudad Juárez, pero que ahora aparece desierto. El motivo es doble. Por un lado, las visitas a la ciudad fronteriza se han reducido hasta el mínimo indispensable. Antes de que Canadá y Estados Unidos aconsejaran a sus ciudadanos no visitar Juárez "salvo que sea estrictamente necesario", ya los empresarios habían actuado por su cuenta, cambiando sus estancias en la ciudad por viajes relámpago: llegada en el vuelo de la mañana y huida en el avión de la tarde. La situación de temor se agravó después de que, el pasado sábado y a plena luz del día, dos grupos de sicarios asesinaran a una pareja de norteamericanos y a un mexicano vinculados con el consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez. El segundo motivo del vacío fantasmal que experimenta el hotel es la hora. En cuanto oscurece, Juárez se queda desierta como si estuviese vigente un toque de queda. De hecho, antes de llegar al postre, el doctor recibe no menos de cuatro llamadas de su esposa e hijas. El motivo queda claro por las respuestas: "Sí, no preocuparos, estoy bien, voy enseguida...".
Ni el alcalde de Juárez ni el subsecretario de Seguridad Pública del Gobierno Federal están en absoluto de acuerdo con García. Tanto José Reyes Ferriz como Monte Alejandro Rubido coinciden en que la actual situación de Ciudad Juárez es consecuencia de dos desgraciadas circunstancias que confluyeron en un mismo punto: la degradación del tejido social de Ciudad Juárez -aquellos niños abandonados por sus padres crecieron e hicieron de las pandillas sus nuevas familias- y la lucha de dos poderosos carteles de la droga por el control de la plaza. "Juárez", explica Alejandro Rubido, "siempre estuvo controlada por el cartel de Juárez, el cartel de los Carrillo, y ahora se está disputando la plaza con el cartel de Sinaloa, el cartel de El Chapo Guzmán. Ambos carteles están utilizando a las más de 450 pandillas que hay en la ciudad y que giran alrededor de dos grandes grupos, Los Aztecas, que trabajan para los Carrillo, y los Artistas Asesinos, que trabajan para El Chapo Guzmán [el mítico capo al que la revista Forbes lleva dos años situando entre los hombres más ricos del mundo]. "Al principio", continúa el subsecretario de Seguridad Pública, "los utilizaban principalmente para que hicieran de narcomenudistas, pero ahora los emplean como sicarios. Nos estamos dando cuenta de que los muertos y los detenidos son cada vez muchachos de menor edad".
Pero, si ya han muerto 5.000 en tres años, ¿cuántos quedan? La respuesta del alcalde pone los pelos de punta: "En la cárcel tenemos a 1.200 elementos de Los Aztecas, pero calculamos que en la calle todavía quedan unos 2.000. De los Artistas Asesinos y Los Mexicles -que también trabajan para El Chapo- hay unos 200 en la cárcel y unos 1.200 en la calle. Por eso es tan necesario que el Ejército y la Policía Federal se mantenga aquí y, al mismo tiempo, ir desarrollando las medidas sociales, de restauración del tejido social, que estamos poniendo en marcha con el Gobierno Federal".
Nicolás ha recuperado la sonrisa que, según su madre, perdió durante una buena temporada. Ahora juega con su hermana en su nueva casa de El Paso (Texas). Dos días después del asesinato, su madre decidió hacer las maletas y abandonar Ciudad Juárez. Su casa se convirtió en una de las 60.000 que siguen vacías o se han convertido en refugio de los maleantes.
-¿Por qué mataron a su marido?
-Ya le dije que no me preguntara. Yo nunca quise saber. Mi marido traía dinero casa. Era bueno conmigo y con los críos. Nunca le pregunté en qué trabajaba. Pero una no es tonta, se imagina cosas. Por eso le dije antes: cuando escuché los disparos, supe que eran para él.
NOTA ORIGINAL
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Mandinga23032010.flv | 74.06 MB |
MÉXICO, D.F.— La justicia del estado de Chihuahua quiere encarcelar de por vida a 101 sicarios a través de juicios orales, implementados en la entidad desde 2007, pero tiene un problema: los testigos no quieren enfrentarse cara a cara contra los asesinos de hijos, padres, vecinos, amigos, conocidos…
A las víctimas las vieron caer principalmente en la fronteriza Ciudad Juárez, entre gritos y blasfemias de los matones que disparaban a mansalva y con sangre fría hasta acumular más de 3,000 muertes, una cifra conservadora si se toma en cuenta que está basada en evidencias.
Por ello, la procuradora chihuahuense, Patricia González, hizo ayer un llamado público a través de la televisión para que los habitantes de Juárez vayan a los juicios de los gatilleros que serán presentados "en breve" a los jueces.
"Invito a los ciudadanos a que acudan a las audiencias de debate de juicio oral, donde el juez pondera todas las pruebas que presentan los fiscales del Estado y también las pruebas de la defensa para definir si una persona es culpable o no", explicó González.
Pero los habitantes de la ciudad más peligrosa del país con 2,250 asesinatos durante 2009 están renuentes: "Nadie tiene la confianza para acudir", asegura Miguel Pereira, un fotógrafo independiente quien en entrevista telefónica recuerda el caso reciente en que la justicia esperaba a un testigo que no se presentó al juicio de uno de los sicarios.
"Como no llegó lo dejaron ir y ya, sin más, ¡imagínate el peligro contra los que vayan a presenciar el juicio! Esa gente está loca", agrega.
Entre los delincuentes a procesar se encuentran 35 personas que el año pasado acumularon 975 asesinatos, en un promedio de 28 acusaciones de ejecuciones en sus espaldas.