Carlos Fuentes, la educación como “una necesidad para el progreso” y la realidad mexicana
Pedro Echeverría V.
1. Acabo de concluir la lectura de un interesante libro de Carlos Fuentes en el que pone como centro la educación; el libro se titula: “Por un proceso incluyente”, fue publicado por el SNTE en 1997, entonces dirigido por Esther Gordillo y con una presentación de ella misma. A pesar de ello la obra es recomendable. El libro me pareció panorámicamente importante porque repasa la educación y el magisterio en diferentes lugares y distinta épocas, por ello contribuye a elevar el nivel de conocimiento general de sus lectores. Sin embargo siento que Fuentes reflexiona y habla en abstracto, así como sus propuestas muy generales. ¿Por eso Gordillo seleccionó su publicación? Yo fui mucho más lector de la obra de Octavio Paz porque, a pesar de sus últimos años de entreguismo a la empresa Televisa y sus posiciones liberales, era menos contradictorio que Fuentes en sus posiciones políticas
2. A Esther Gordillo puede acusársele de ladrona, de llevarse millones de pesos y de favorecer siempre a sus familiares y amigos, pero nunca de tonta e ignorante. Después que el funesto presidente Salinas la colocó en 1989 como dirigente del SNTE, pudo convencer a muchos “intelectuales” para que trabajen con ella. Creó un “Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América Latina” y este libro de Fuentes, más otros publicaciones (5 tomos sobre Sindicalismo y Democracia). Siempre declaró que nunca hay que ser “ingenua en política” y que ella “no daba ningún paso sin huarache”, es decir, que siempre estaba preparada y era muy aguerrida” para responder a quien la agrediera. Al indisciplinarse, a Chuayffet y a Peña Nieto no les bastaron los huaraches ni las uñas de tigresa, y la metieron con todo y sus huesos a la cárcel.
3. Carlos Fuentes es muy partidario de la modernidad incluyente, es decir, que México no puede estar ausente del proceso mundial, pero que “había que atender a la educación como base del proceso global” y que es necesario reconciliar tradición y modernidad porque “Mientras más mexicanos accedan a los niveles decentes d educación, empleo, salario, ahorro, salud y seguridad social, más firme será nuestra participación en la revolución tecnológica y en la integración global. Otra vez el maestro, la escuela, el alumno están en la base real del proceso que será puramente ilusorio sin esa sustentación… El primer objetivo de la nación, la sociedad y el gobierno es atender a las vastas mayorías marginadas. ¿Es que la “modernidad”, el “desarrollo”, el “progreso” deben ser alcanzados aunque hayan sido y sean ellos precisamente los mejores instrumentos del capitalismo para someter a los pueblos?
4. La tasa de escolaridad en México, escribe Fuentes- es de seis años y medio. En Argentina es de nueve y en Canadá de doce. En secundaria y preparatoria, sólo 28 de cada 100 jóvenes entre los 16 y 18 años reciben instrucción en México; y en las universidades sólo el 14 por ciento de los jóvenes entre 19 y 24 años alcanza ese nivel educativo. Y en el posgrado, sólo el 2 por ciento de los egresados de las universidades hace maestrías y un 0.1% doctorados. El ingreso anual en los países menos desarrollados es de 300 dólares; en los países en desarrollo, como el nuestro, es de 900 dólares y en los países desarrollados es de 2,200 dólares. 196 millones de latinoamericanos sobreviven con ingresos menores a 60 dólares al mes y 94 millones en extrema pobreza con 30 dólares. Fuentes parece buscar que el capitalismo sea justo.
5. Estaba viendo y pensando en los vídeos –para mí interesantes- sobre “La educación prohibida” que reenvié a muchos amigos acerca del papel que ha jugado la educación como trasmisora de valores del capitalismo, pero sobre todo ese significado del progreso, el individualismo y la competencia que se impone en las escuelas. Tengo la total convicción que el simple cambio de gobiernos, de autoridades educativas en la SEP y de dirigentes sindicales en educación (incluso pueden ser progresistas) no sirven de nada sino no cambia el sistema de valores que se enseñan en las escuelas y que el 95 por ciento de los maestros y padres de familia enseña a los niños en la vida cotidiana. No sólo repiten los maestros los planes y programas de la SEP sino que no cuestionan lo que las tradiciones culturales le han inculcado. La mayoría de las veces las luchas aparecen como simple cambio de personas.
6. “La democracia a la occidental ha funcionado en México –escribe Guillermo Bonfil en México Profundo- para justificar una estructura de control cultural que limita el desarrollo de las culturas mesoamericanas. Esto hace indispensable una revisión crítica a fondo de los mecanismos de representatividad, delegación y ejercicios de poder con el fin de diseñar aquellos que efectivamente aseguren que la toma de decisiones respeta y refleja la condición plural de la sociedad mexicana”. Leer el libro de Fuentes está bien, pero más interesante es analizar los vídeos de La educación Prohibida”, los libros de Freire, de Iván Ilich, la obra de AS Neill, Goodman y Raitner que han ayudado a revolucionar la educación. La educación tiene que dejar de ser la simple correa de transmisión de la ideología de la clase dominante para convertirse en reflexiva, cuestionadora, crítica y al servicio del cambio permanente. (2/I/114)
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