El Instituto Tecnológico Autónomo de México despunta como formador de los principales cuadros de la vida política y financiera del país
Claudia Solera
Carrera al universo. Así se le denomina a la máxima distinción que se brinda a un ex alumno del ITAM por una trayectoria de excelencia de 30 años. Se les ha entregado a Agustín Carstens (primero en la foto), Pedro Aspe Armella (tercero), y Francisco Gil Díaz (quinto).
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de mayo.- El ITAM se ha convertido en cantera de políticos de primer nivel en México. El propio ex presidente Felipe Calderón se graduó de maestro en Economía de esta universidad y al menos ocho de sus secretarios se formaron en esta misma institución.
La mayoría de los secretarios de Hacienda de las últimas tres décadas han sido itamitas y es la cuarta universidad con más egresados en el Congreso.
Pero, ¿cuál es la fórmula que ha llevado a los ex alumnos a mantenerse en altos rangos de la administración pública? Ésa fue la pregunta que Excélsior planteó a los funcionarios que ahí se formaron y una de las respuestas fue que en sus aulas tuvieron como catedráticos a personajes tan importantes como Pedro Aspe, secretario de Hacienda en el sexenio de Salinas; Alonso Lujambio, fallecido ex secretario de Educación Pública; José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel, o a Luis Carlos Ugalde, ex consejero presidente del IFE.
Muchos estudiantes tuvieron el privilegio de ser los becarios o asistentes de secretarios de Estado, ministros, políticos o consejeros electorales en turno.
De ellos aprendieron en clase y en la práctica cómo reaccionar en momentos de crisis política, estrategias de comunicación y escucharon todo tipo anécdotas, varias inéditas para la mayoría de los mexicanos.
Por ejemplo, Pedro Aspe Armella confesó a sus alumnos que el mejor momento de privatizar empresas durante los años del salinismo fue cuando había “puente” y la gente estaba descansando para evitar demasiada presión mediática.
“Fue una experiencia importante escuchar de Pedro Aspe, cómo describe la situación en la que se llevó a cabo una privatización masiva de empresas”, contó Isaac Caín, antiguo colaborador del ex titular de Hacienda.
Pero el papel que juegan los políticos en el Instituto Tecnológico Autónomo de México en la vida de los alumnos va más allá de anécdotas y la academia, han marcado su rumbo profesional y hasta sus destinos. Son profesores como Francisco Gil Díaz, ex secretario de Hacienda; Alonso Lujambio o Pedro Aspe quienes han ofrecido a los jóvenes itamitas los primeros puestos de trabajo.
Luis Videgaray, actual secretario de Hacienda y uno de los hombres más cercanos a Enrique Peña Nieto, siente un profundo agradecimiento hacia Pedro Aspe por ser la primera persona que le dio trabajo.
Y así como Videgaray, también Félix Vélez, ex presidente del Consejo Nacional de la Población (Conapo) en cada oportunidad da mérito al economista por haber impulsado su carrera: “Pedro Aspe asesoró mi tesis, fue de las primeras personas que me dio empleo y gracias a las cartas de recomendación de Javier Beristain (ex rector del ITAM) y Aspe me pude ir a estudiar a la Universidad de Princenton”.
El ITAM encabeza en México la escuela que exporta más alumnos de posgrado a las universidades de mayor prestigio y rigor en el extranjero, como: Yale, Harvard, Columbia, Chicago, Princeton, Cambridge, Oxford o la Universidad de Berlín.
Otro dato importante es que entre la lista de los 13 mexicanos más poderosos (si se eliminan los tres lugares destinados para narcotraficantes), de acuerdo con la revista Foreign Policy casi la mitad son políticos e itamitas: Luis Videgaray; el canciller José Antonio Meade; Emilio Lozoya, director general de Pemex, y Alberto Baillères, que aunque no es político en sí, es el tercer hombre más rico del país (Forbes) y el dueño del ITAM.
La planta académica del ITAM se divide en dos: en la primera están 200 profesores de tiempo completo con estudios de doctorado, que se encargan del 60 por ciento de los cursos; y luego están maestros “prácticos”, grupo en el que entran precisamente algunos políticos.
“Yo soy licenciado en Derecho, pero no tengo maestría ni doctorado, sin embargo me contrataron por mi trayectoria legislativa; he escrito 22 libros, fui militante del PRI durante 24 años y ahorita llevo 19 años como militante del PAN”, dijo Juan José Rodríguez Prats, ex senador y ex diputado federal.
La combinación de estos dos perfiles ha sido clave. Los profesores de tiempo completo aportan a los jóvenes conocimientos, disciplina e investigación, y los de asignatura (tiempo parcial) representan una exclusiva red de contactos laborales para los alumnos.
“Aportan esa visión de un profesional exitoso, permite que entre los propios estudiantes se estén estableciendo redes de contacto y son los posibles empleadores”, explicó Alejandro Hernández, vicerrector del ITAM.
Y cuando se les preguntó al ministro José Ramón Cossío y a Luis Carlos Ugalde si ellos habían invitado a sus alumnos a formar parte de sus equipos, orgullosos contestaron: sí.
“Yo he tenido la fortuna de dirigir muchísimas tesis, y de invitarlos a colaborar conmigo, recomendarlos para que trabajen con otras personas, a través de las cartas, o apoyarlos para que vayan al extranjero”, comentó Cossío.
“La incorporación del ITAM a otros poderes como el judicial, tuvo como uno de sus principales impulsores a José Ramón Cossío. Varios de los egresados de la Facultad de Derecho, que pasaron bajo su dirección fueron ocupando posiciones importantes durante los dos sexenios anteriores y él tenía la convicción de abrir las puertas del sector público a sus alumnos”, afirmó Virgilio Andrade, ex consejero electoral del IFE, además de egresado y catedrático del ITAM.
Enseñan y al mismo tiempo cazan talentos
Estudiantes del ITAM suelen convertirse en colaboradores de los profesores que tienen un cargo público.
Aunque estar inscrito en la clase de un personaje importante (ministro, secretario de gobierno o legislador) no garantiza beneficios como cartas de recomendación para universidades en Estados Unidos o invitaciones laborales, lo cierto es que estudiar en el ITAM es una vía directa para relacionarse con políticos de primer nivel, al que sólo pertenece 0.5 por ciento de la población universitaria nacional.
Cada político tiene bien definidas las características que busca en un estudiante. Por ejemplo, Luis Carlos Ugalde, ex consejero presidente del IFE, invita a su equipo a jóvenes con inteligencia emocional, es decir, con “don de gente, capacidad de persuasión, paciencia y capacidad para subsistir a la adversidad”.
“La llamada ‘grilla’ en la política es muy destructiva y eso a veces pesa más que las buenas ideas de la gente; por eso es tan importante la inteligencia emocional”, dijo Ugalde.
Reclutamiento
En un salón de clases de entre 25 y 28 alumnos habrá una especie de selección natural, donde sólo un puñado de jóvenes será elegido por su profesor.
“La clase de José Ramón Cossío (ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación) era muy estricta. Le hacía mucho más caso a los alumnos que utilizaban el raciocinio, menos a los que se aprendían las cosas de memoria, pero a los que casi ni atención les ponía era a quienes repetían el libro. Tenía una buena cuota de reprobados, había que estudiar mucho con él”, recordó su ex alumno y actual diputado federal del PRD, Fernando Zárate.
Si durante el transcurso del semestre, los jóvenes logran que un profesor los ubique e identifique con vena política, seguramente les esperará un futuro prometedor, pues 60 por ciento de los alumnos del ITAM encuentra empleó antes de terminar la carrera.
“Creo que esa experiencia de ver a tus profesores como actores políticos te da un valor agregado como estudiante y te inspira sin duda alguna a estar en posiciones en el poder público”, consideró Adriana González, diputada federal del PAN.
Horacio Vives, ex coordinador de la Oficina de Presidencia de Felipe Calderón, ha contratado de becarios a alumnos talentosos: participan en clase, plantean buenas preguntas, contestan bien los exámenes y tienen excelente redacción en ensayos, reseñas y trabajos.
Mientras, Félix Vélez se enfoca en los chicos que parecen confiables. “No necesariamente son los de mejor promedio, pero son chavos que tienen un buen balance entre la responsabilidad de trabajo e inteligencia natural”.
Sin titubeos
Con más de 20 años de experiencia en la academia, Virgilio Andrade, ex consejero del IFE, busca a jóvenes con capacidad y determinación, “que titubean muy poco, porque eso da certeza a la colectividad”.
Entre dos de los alumnos más destacados de Andrade están los actuales senadores Mario Delgado del PRD y Roberto Gil Zuarth del PAN. “Mario Delgado fue alumno mío en el semestre de diciembre a agosto de 1991 y destacó en cultura verbal y escrita. Y Roberto Gil Zuarth era capaz de elaborar argumentos muy rápidos”, contó Virgilio Andrade.
Como estos políticos han integrando a estudiantes en sus equipos, ellos también un día fueron elegidos por algún catedrático itamita, por ejemplo: Pedro Aspe recomendó a la Universidad de Princenton y empleó a Félix Vélez; Alonso Lujambio invitó a Horacio Vives a ser su becario y Luis Carlos Ugalde llamó a Virgilo Andrade para colaborar con él y así la cadena continúa creciendo.
Las carreras más cursadas por este grupo élite de la administración pública son: economía, derecho y ciencia política.
“Le robaba horas al sueño y a la familia”
Una vez que un político acepta dictar cátedra durante un semestre en el ITAM, también se compromete a presentarse y preparar cada una de sus clases, porque ahí no existen maestros adjuntos que puedan sustituirlos como sucede en universidades públicas.
“Lo que sí sucede es que hay la posibilidad de reponer las clases, si no la pudo dar en la semana, pues la imparte en sábado, pero tiene un compromiso importante con nuestros alumnos”, dijo Alejandro Hernández, vicerrector del ITAM.
Los políticos tienen un compromiso con jóvenes que pueden llegar a pagar en su primer semestre más de 90 mil pesos entre la cuota de nuevo ingreso, acreditación de materias y estacionamiento.
Pero, ¿qué mantiene en el ITAM a políticos con cargos tan complejos y demandantes, tales como secretarías de Estado? En el caso de Félix Vélez, lo más importante de seguir unido a la academia son las redes sociales que el ITAM le ha brindado.
El ministro de la SCJN, José Ramón Cossío es un apasionado de la investigación y éste ha sido el nicho perfecto para desarrollarla. “Me ha permitido ingresar al Sistema Nacional de Investigadores, tener un premio nacional en ciencias y el premio nacional de investigación”, explicó el ministro.
Y para combinar la política y la academia, los políticos escogen los primeros horarios, por lo regular la clase de siete de la mañana.
“A pesar de la intensa carga de trabajo en la Suprema Corte, los jueves voy a dar mi clase”, aseguró Cossío.
“Alonso Lujambio (ex secretario de Educación Pública) siempre vio la manera de hacerse un tiempo para no alejarse de la academia, se robaba horas al sueño, de convivencia con su familia, de descanso, incluso de entretenimiento”, contó su ex alumno, Horacio Vives.
Después de todo, al final del curso, la mayoría de los estudiantes aprecia el doble esfuerzo de los políticos.
“Por los cargos tan importantes de Paco Gil Díaz (ex secretario de Hacienda) hubiera esperado que no llegara siempre a las clases o llegara tarde, pero todo lo contrario, cinco minutos antes de las siete de la mañana ya lo veías afuera listo para entrar”, afirmó Isaac Caín.
Así como muchos estudiantes agradecen a los profesores que marcaron sus destinos, formaron sus ideologías y significaron un trampolín importante para sus carreras, también a la institución. Hay tres palabras que casi siempre repetirá un itamita al referirse a su universidad, como si los hubieran adoctrinado para recordarlo: exigente, excelencia y muy competitiva.
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