29 de enero de 2013

EL PACTO DE CANALLAS   Por Sergio Barbosa

Enrique Peña Nieto, Mexico State Governor, spe...
Enrique Peña Nieto, Mexico State Governor, speaks at MasAgro launch at CIMMYT (Photo credit: CIMMYT)

En defensa de nuestra Constitución, no al ‘Pacto por México’

EL PACTO DE CANALLAS

Por Sergio Barbosa*
29 de enero de 2013


La imposición de Enrique Peña Nieto en la presidencia del país confirmó la prolongación del neoliberalismo y su política económica rapaz.

Las cúpulas de los principales partidos del régimen, PRI PRD y PAN, se apresuraron a cauterizar la herida causada en las pasadas elecciones y, como en los eventos ya acordados de antemano firmaron el llamado “Pacto por México”, el cual le otorga en principio legitimidad a Peña Nieto; sirve como hoja de ruta o programa bajo el cual surge la línea de gobierno que se habrá de aplicar en los próximos 6 años, y además se constituye en un poder supralegislativo, que en sí mismo está por encima de las decisiones que el total de los integrantes de un Congreso autónomo debería tomar.



Con la firma del pacto, quedó evidenciado que quienes mantienen cotos de poder dentro de las instituciones públicas siguen comprometidos con el desmantelamiento del Estado (del cual se sirven por cierto), y lo que queda de éste, ya que dicho pacto sintetiza en breve las peticiones de la oligarquía nacional y sus patrocinadores en el extranjero, las cuales no son sino las viejas demandas de las élites post-1982, quienes abrazaron la dictadura económica del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, e hicieron de sus recomendaciones dogmas irrefutables y doctrinas de fe que, llevadas a la práctica en los países,  significaron entre otras la privatización de la energía y de sus instituciones públicas; la aplicación de impuestos como IVA generalizado, la flexibilización laboral, etc. todo ello en detrimento de la población y su instrumento, el “Estado de Bienestar”, al cual dichas élites detestan y temen.

No se necesita mucha agudeza intelectual para comprobar que todo lo que el conjunto de intereses que gobiernan al país (la cúpula política y empresarial, tecnocracia, banca internacional, organismos financieros, medios, etc.) nos han dicho y aplicado a partir de la introducción del modelo neoliberal -el cual muchos identifican con el “salinismo” y del cual el Pacto por México es sólo su última expresión-, en suma ha fracasado.

Para muestra hay muchos botones, sólo es cuestión de mirar nuestra pobre infraestructura, nuestro mediocre crecimiento, la terrible inseguridad asociada con el incremento de la pobreza, la marginación y el narcotráfico, la casi extinción de las pequeñas y medianas empresas y la defenestración de la mayoría de las grandes (las cuales ya ni siquiera son propiedad de mexicanos), el desabasto de alimento y la falta de una política agroindustrial que los produzca en la cantidad y calidad que los necesitamos, etc. todo lo anterior, como resultado del saqueo producido por la instrumentación del dogma del libre comercio (laissez-faire) asociado con el modelo neoliberal en su fase más radical, depravada y voraz, como no se había experimentado en nuestro país desde la época porfirista en nuestra historia reciente.

Por esa poderosa razón, más que pactos firmados al vapor de una legitimación, o concertaciones a la “europea”, lo que necesitamos es volver a los principios básicos de nuestra Constitución (principios que se impusieron para contrarrestar años de decadencia porfirista y que ahora el PRI está comprometido a desaparecerlos) y demandar una correcta y eficaz aplicación de los mismos.

Sin ser jurista, cualquier mexicano que sepa leer y tenga algo de sentido común, sabrá que en nuestra Carta Magna, los artículos 25, 26, 27 y 28, además del 123, reflejan el compromiso de nuestros constituyentes por otorgarle al Estado Mexicano un “esquema de protección”, de manera que éste y sus instituciones, pudieran prevalecer sobre el poder de los intereses privados; lo dotaron también  de facultades para desarrollar a su pueblo y al conjunto de elementos que lo componen, sin detrimento de ninguna de sus partes; y de paso nos fortalecieron como Nación en el exterior para evitar que potencias colonialistas o instituciones financieras como el FMI actual, pudieran dictar el sistema económico que más conviniera a sus intereses, los cuales siempre han resultado ajenos a nuestro bienestar.

Ahora que el PRI, el PAN y una parte menor del PRD, intentan con el compromiso adquirido por la firma del Pacto por México –el cual mejor debería denominarse ‘Pacto de Canallas’-, modificar en el espíritu y la letra la parte sustancial de nuestra Carta Magna (art. 27 Const.), para permitir que el poder privado se ensanche más y el interés público se reduzca aún más, antes bien debemos defender esos principios e insistir en la reformulación del modelo económico imperante en el país, el cual cómo podemos apreciar en el caso europeo, o el americano, está haciendo estragos con las economías de las naciones que lo han llevado a una práctica obsecuente.

En nuestro caso en México, debemos impedir que se privatice el petróleo y se aumenten los impuestos, y en la necesidad de revertir años y años de depredación de unos cuantos quienes han disfrutado el cobijo y la protección del manto institucional proporcionado por sus cómplices dentro de los gobiernos, como el recién inaugurado por Peña Nieto.

Por ello insistimos en que el pacto de marras no es otra cosa sino una más de las falacias en la retórica neoliberal para prolongar la injusticia económica, el desequilibrio social y la marginación de las capas pobres de nuestra sociedad. Su puesta en práctica dejará al Estado como mero administrador de la especulación y la pobreza. Evitemos que se lleve a la práctica, de nosotros depende.



*El autor es alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (UNAM)


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