Angélica Enciso L.
Periódico La Jornada
Martes 17 de diciembre de 2013, p. 4
Con la reforma energética, las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos tendrán preferencia sobre otras, como la extracción de agua, lo cual es alarmante, ya que se prioriza a los combustibles por encima de ese líquido, indica un análisis del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados.
Miguel Ángel Montoya, asesor en materia de agua del sol azteca, estima que los artículos 8 y 18 transitorios de la reforma energética representan un enorme riesgo para la sustentabilidad ambiental, la salud humana y la disponibilidad de agua en el país.
Actualmente, según la Comisión Nacional del Agua el país está catalogado como de baja disponibilidad de este líquido, el cual se redujo a casi una cuarta parte de la que había en 1950 –cuando había 17 mil 742 metros cúbicos por persona al año– a 2010, con 4 mil 90.
Montoya detalla que el primer párrafo del artículo octavo transitorio establece que derivado de su carácter estratégico, las actividades de exploración y extracción del petróleo y de los demás hidrocarburos, así como el servicio público de transmisión y distribución de energía eléctrica a que se refiere el presente decreto se consideran de interés social y orden público, por lo que tendrán preferencia sobre cualquier otra que implique el aprovechamiento de la superficie y del subsuelo de los terrenos afectos a aquéllas.
Extender e intensificar la explotación de hidrocarburos, objetivo
Lo anterior tiene que ver con el que uno de los principales objetivos explícitos de esta reforma es extender e intensificar la explotación de los llamados hidrocarburos no convencionales, como el gas natural de esquisto, el cual se encuentra embovedado en las lutitas del subsuelo y es mejor conocido como gas shale.
Para acceder a él se hace una fractura de la roca de lutita, a profundidades de entre uno y cinco kilómetros, mediante la inyección a alta presión de una mezcla de agua, arena y sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas.
Además tan sólo para perforar un pozo se utilizan entre nueve y 29 millones de litros de agua, explican organizaciones ambientalistas como Blue Planet Project y Red de Acción por el Agua.
Para la extracción de gas natural se requerirá abrir cientos de pozos en una zona, lo cual, consideraron, ocasionará competencia con el agua para consumo humano, por lo cual se pone en riesgo el derecho humano al agua establecido en la Constitución.
En tanto el artículo 18 plantea que el Congreso de la Unión emitirá una ley que tenga por objeto regular el reconocimiento, la exploración y la explotación de recursos geotérmicos para el aprovechamiento de la energía del subsuelo.
Montoya indica que lo que en apariencia se presenta como disposiciones orientadas al cuidado del medio ambiente es en esencia la legalización de un ecocidio
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