La implementación de un impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles elevaría en 8% el precio del gas y en 4.5% el de la energía eléctrica, insumos cuyo precio “ya es hasta un 80% más elevado en México respecto de otros países”, lo que dejaría en desventaja a la industria acerera nacional ante sus competidores externos, indicaron miembros del ramo industrial.
En su iniciativa de reforma fiscal entregada al Congreso mexicano el pasado 1 de septiembre, el presidente Enrique Peña Nieto propuso un impuesto a la enajenación e importación de combustibles fósiles de acuerdo con su contenido de carbono. El monto sería de 70.68 pesos por tonelada de carbono, equivalente al promedio de las cotizaciones de los principales mercados de carbono entre octubre del 2012 a junio del 2013.
“De por si pagamos 80% más por la energía; el impuesto afectaría el precio de gas en 8% y 4.5% en energía eléctrica y con esto nuestros costos, lo que no sería equitativo contra nuestros socios comerciales, no queremos trato especial sino que no se ponga (el impuesto)”, comentó Raúl Gutiérrez Muguerza, director general del Grupo DeAcero.
Según la Cámara Nacional de la Industria del Acero (Canacero), el sector siderúrgico es el primer consumidor privado de electricidad, con 2.7% del consumo energético total, y de gas natural seco, con 13.9%, además de que utiliza el 4.8% del volumen nacional de transporte de carga.
En México, más del 80% de la electricidad del país se genera a partir de fuentes fósiles, principalmente gas, carbón y combustóleo.
De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el impuesto postulado es consistente con las mejores prácticas internacionales en la materia y es menor al aplicado en otros países, pero los acereros indicaron que de imponerse, sería necesaria la determinación de un arancel u otro tipo de compensación a los productos extranjeros cuya producción no sea gravada con ese tipo de impuestos.
La SHCP estima que, con los niveles actuales de consumo, generará una recaudación de alrededor de 22,000 millones de pesos por año, casi 10,000 millones más de lo que busca recabarse por concepto de otro impuesto especial propuesto en la reforma fiscal de Enrique Peña: el de las bebidas azucaradas.
“La inversión del sector metal mecánico y de todo tipo se afectaría y se podría ir a Estados Unidos pese a que allá los salarios son 4 o 5 veces más altos, pero la energía es más económica, nosotros hemos invertido más en ese país porque nos ofrece una ventaja”, apuntó.
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