27 de junio de 2013

Esta no es una telenovela | SinEmbargo Por: Lydia Cacho

Esta no es una telenovela | SinEmbargo OPINIÓN:
Por: Lydia Cacho - junio 27 de 2013 - 0:00
Cacho en Sinembargo, COLUMNAS -



Hace unos días, un colega periodista me dijo, sobre las llamadas telefónicas reveladas en SinEmbargo entre el Presidente de México y Maritza Díaz, ex pareja y madre de uno de sus hijos: es muy escabroso y muy personal, quién sabe cuáles sean las motivaciones de Maritza. La discusión entró en terreno pantanoso cuando mi colega insistía en que a ella se le ve muy bien, atractiva, sana y no sufrida, pero nerviosa. Claro, pensé, en esta cultura guadalupana sólo se debe tener compasión de las mujeres que piden se respeten los derechos de sus hijos o hijas llorando, debilitadas y mostrando el abandono y la miseria económica. Y yo revertiría la pregunta, quién sabe qué hay detrás del Presidente Peña para no desear que su pequeño hijo tenga la misma seguridad como miembro de la familia presidencial que tienen sus hijos biológicos y los de la actriz con la que contrajo nupcias.

Maritza ha insistido una y otra vez, desde que Peña era Gobernador y le prometía que su relación con la actriz no pasaría a mayores, que ella no quiere dinero, ni poder, lo que quiere es que él trate a su hijo con el cariño con que lo trató al principio; antes de que, a sus aspiraciones presidenciales con esa historia de príncipe y princesa que la mercadotecnia le orquestó, le estorbara la historia real de haber prohijado a ese chico. Las llamadas evidencian que Peña le exige a Maritza que guarde silencio hasta que “termine julio”, es decir, hasta que den por cerradas las elecciones presidenciales ese hijo no existe.

Basta ver las fotografías del niño con su padre para entender que el romance no se terminó hace tanto tiempo. Lo que sí sucedió, en cambio, fue que el discurso de Peña pasó de “hagamos lo mejor para el niño, pero tú te callas” a “hagamos lo mejor para mí y tú te quedas callada”. Lo interesante es que este caso bien podría ser el de un albañil o el de un empresario promedio que decide transformar su vida y convencerse que su progenie es una especie de lastre para su nueva situación. En las llamadas escuchamos cómo el Presidente decide que el interlocutor con su ex pareja sea el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray: “con él lo verás todo, si no hablas con él entonces no habrá comunicación y está roto el canal”.

fuente: http://www.sinembargo.mx/opinion/27-06-2013/15503
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