El uso público de las playas de México corre un gran riesgo si avanza en el Senado de la República la iniciativa aprobada en la Cámara de Diputados el pasado 23 de abril, para permitir que extranjeros puedan ser propietarios de terrenos en las costas del país.
La iniciativa fue impulsada por el coordinador de los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manlio Fabio Beltrones; por la legisladora priista Gloria Elizabeth Núñez Sánchez y por el legislador panista, Raúl Paz Alonzo. Fue aprobada por 356 votos a favor, 119 en contra y dos abstenciones.
La reforma modifica el párrafo noveno del Artículo 27 de la Constitución y quita la prohibición que ha existido en la legislación mexicana desde 1824.
Beltrones y los otros promoventes exponen dos justificaciones para dicha reforma: que la prohibición responde a una preocupación que existía en el siglo XIX de que el país pudiera ser invadido por un Ejército extranjero y que en la actualidad hay, de hecho, una simulación por lo que en la práctica miles de extranjeros tienen una propiedad en la costa mediante fideicomisos.
Al quitar dicha prohibición, dicen, se dará certeza y se promoverá la inversión extranjera en las costas del país para adquirir tierras exclusivamente para vivienda, sin fines comerciales.
Si prospera la iniciativa, será la excusa para una marejada más de despojos de tierras y playas en el país. En este momento, aun existiendo la prohibición, hay una oleada de compras por parte de extranjeros.
Entre 2000 y 2012 se crearon 48 mil 559 fideicomisos de extranjeros para adquirir terrenos en las costas del país. Eso significa que al año se autorizaron cuatro mil 049 fideicomisos, es decir, uno cada dos horas.
Lo que se aproxima, si es que esta peligrosa iniciativa avanza en el Senado y posteriormente en los estados de la República, es que junto con la inversión, llegará una nueva invasión al país: la de los intereses inmobiliarios y, potencialmente, comerciales y turísticos de particulares y corporaciones extranjeras que pretenderán apoderarse de las mejores playas, las mejores bahías, acantilados y costas mexicanas.
Los promotores dicen que ya no hay motivo para preocuparse de una invasión de un Ejército por nuestras costas. Tal vez no, pero los intereses y la soberanía nacional no se ponen en riesgo sólo por medios militares; los medios económicos y la apropiación del territorio nacional son, también, un modo de invadir y afectar la soberanía.
Lo más grave de todo es que la marejada privatizadora despoja a comunidades y pueblos de su playas, y se les arranca de cuajo su manera de ganarse la vida, pues donde se privatiza se impide la pesca, el comercio, los servicios turísticos a pequeña escala que es el modo como estos pueblos han reproducido su vida a lo largo de siglos y décadas.
Éste, es el riesgo más grande que contiene la iniciativa de Manlio Fabio Beltrones, que abre la puerta a una nueva marejada privatizadora y despojadora. No debe permitirse.
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