2 de abril de 2013

MANIPULACIÓN: Presentan investigación mexicana sobre transgénicos para hacer creer que porquerías de MONSANTO son iguales

Plantas transgénicas optimizarán cultivos | El Economista:

Una compañía basada en biotecnología desarrollada en México realiza modificaciones genéticas a plantas para que sean capaces de nutrirse absorbiendo un componente que naturalmente no podrían ocupar en su favor, lo cual significa que aprovecharán mejor el fertilizante, el cultivo se optimizará y otras plantas, como las malezas, no competirán por los nutrientes.

Se trata de brindarle a las plantas una característica selectiva sobre el resto, de tal manera que los cultivos transformados genéticamente pueden conseguir fósforo, un elemento fundamental para el crecimiento de las plantas, absorbiendo fosfitos en lugar de fosfatos, explicó Damar López-Arredondo, quien realiza su investigación en el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav).

La disponibilidad de fosfato -el compuesto de fósforo que las plantas toman del medio- es muy baja en la mayoría de los suelos cultivables del planeta, lo que provoca cosechas poco productivas si no se utilizan fertilizantes ricos en fosfatos, cuyo uso no deja de aumentar.

López-Arredondo ha diseñado un gen que, incorporado a las plantas, permite que puedan metabolizar un compuesto de fósforo distinto al fosfato: el fosfito, que actúa además como herbicida y fungicida.

De esta forma, los agricultores necesitarían menor cantidad de fertilizantes y herbicidas, ya que las malas hierbas -incapaces de asimilar fosfito- no compiten por él. Según López-Arredondo, el uso de este nuevo producto “disminuye la cantidad requerida de fertilizante entre 30 y 50%, elimina o disminuye el uso de herbicidas, y es inocuo para humanos y animales”.

La experta comentó que “en el mundo se ocupan alrededor de 50 millones de toneladas de fertilizantes fosfatados, de los cuales las plantas de cultivo sólo aprovechan 30% y el resto del fertilizante lo fijan las bacterias al suelo o lo consumen las plantas denominadas como maleza”.

INVESTIGADORA Y EMPRESARIA

López-Arredondo comenzó su tesis doctoral sobre el aprovechamiento del fosfito bajo la asesoría de Luis Herrera Estrella, pionero en biotecnología y Fundador de Langebio. “Cuando empezamos a ver los primeros resultados de la modificación de las plantas, sí pensamos que podría tener un gran impacto en la agricultura. Patentamos la información conforme fuimos haciendo los estudios y vimos que la única forma de poder escalar este tipo de tecnologías es formar una empresa o vender el conocimiento a las transnacionales. Y nos decidimos por la primera opción”, contó López-Arredondo.

Decidieron fundar la empresa StelaGenomics, que se enfoca en combatir las malezas sin afectar al medio ambiente usando productos creados con base en herramientas de la ingeniería genética. Los investigadores proyectan que el uso de plantas modificadas no sólo ayudará a disminuir el uso de fertilizantes, también se disminuirá la aplicación de herbicidas en cultivos como maíz, soja, trigo, algodón, entre otros. Bajaría tanto el costo de producción de los cultivos como el precio de los mismos en el mercado, beneficiando tanto al productor como al consumidor y al medio ambiente.

Aunque todavía falta: “Tenemos que probar la tecnología en campo y demostrar que funciona. Una vez que tengamos esto, generaremos las variedades de plantas modificadas…Calculamos que en unos cinco años podremos tener listas plantas de papa, arroz, soya, tomate y maíz”, dijo López Arredondo.

UN AMBIENTE POCO FAVORABLE

StelaGenomics, creada en el 2011, es una corporación basada en Delaware con sede en Santa Clara y operaciones en EU y en México.

StelaGenomics México fue lanzada en el 2012 y es una de Sociedad de Responsabilidad Limitada basada en Irapuato, Guanajuato. Con un equipo de 10 personas, StelaGenomics está realizando varias pruebas de campo para probar muchísimas variables de las plantas modificadas genéticamente. La investigadora dijo que en la comunidad científica “no tenemos una cultura para formar empresas con base en los avances o a los descubrimientos... El conocimiento básico no se lleva a la práctica…, no es comercializado”.

“Actualmente, pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) u otra organización parece que es un estrés que todos tienen… Mucha gente hace ciencia o investigación porque es una forma de ganar un poco más, pero eso no es una visión muy buena… Ha afectado al desarrollo real de la ciencia, porque hay muchos trabajos de ciencia básica que tienen un potencial de generar algún producto u otra cosa de impacto y no llegan a esa etapa”, dijo haciendo referencia a la limitación que, por cumplir con el SNI, tienen los científicos para dedicarse a transformar el conocimiento básico en aplicaciones prácticas y hasta en empresas.

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