AM Lopez Obrador (Photo credit: Wikipedia) |
¡Estamos a mano, no les debo ni me deben!, Estas son algunas de las palabras pronunciadas por Andrés Manuel López Obrador en su asamblea del domingo pasado, realizada en el zócalo de la capital de la República, mismas que dirigió de forma contundente al PRD. Ello luego de que anunció su separación de los partidos PT, MC y PRD, que formaron el frente progresista que lo impulsó como candidato presidencial en las recientes elecciones. Nada más que aquí AMLO se equivoca, porque creo que a él si le quedan a deber, y posiblemente muchísimo. Bueno, dicen que las despedidas son tristes, y esta seguro que para muchos no fue la excepción.
Pero lo expresado por AMLO, específicamente en el caso del PRD, evidentemente que significa una renuncia irrevocable a una la larga militancia en este partido político. Algo que desde hace algunos años se venía posponiendo, o al menos nada más faltaba su formalización expresa, porque en los hechos, como bien es sabido, las diferencias eran tan profundas y tan insalvables entre él y específicamente con los Chuchos, que ya no era posible que ambos continuaran en el mismo partido bajo una indefinida simulación. Esas discrepancias y alejamientos se volvieron aún más agudas desde que este grupo se apoderó del PRD, partido al que no sueltan y mantienen en una especie de secuestro permanente, con una actitud excluyente hacía los demás.
Todo ese rompimiento se da a partir de que esta corriente interna, llamada así, la de los Chuchos, pacta en lo oscurito y a espaldas de AMLO, una relación convenenciera y de estrecho acercamiento con Felipe Calderón, a quien, presurosos y para empezar, incondicionalmente en el 2006 lo reconocen como presidente constitucional. Esta circunstancia propició que a cambio de ello, de manera indirecta, éste, presumiblemente los recompensara al entregarles en bandeja de plata al PRD. Maniobra política que en aquellos tiempos se realizó a través del Tribunal Electoral, órgano jurisdiccional que emitió una resolución con la que, para el efecto, despojó como dirigente que fue electo de ese partido a Alejandro Encinas, para acreditar al mismo tiempo, en ese máximo cargo partidista, al Chucho mayor, es decir, a Jesús Ortega.
Por eso es que AMLO, fatigado de tanta deslealtad e incongruencia, el domingo pasado por fin decidió poner un alto, para reiniciar de cero.
Para ello, después de separarse o romper con el PRD, se propone organizar al movimiento de regeneración nacional (morena), con el objetivo de que se convierta en un nuevo partido político. Nada más que también aquí se le olvida a AMLO que tal proyecto deberá de pasar, necesariamente, por la revisión y en su caso la aprobación, del mismo Tribunal Electoral, el que reiteradamente le ha dado revés tras revés. Situación que no extrañaría que otra vez, con sus decisiones jurídicas, esta instancia judicial se le interponga en la intención de trasformar a morena en el partido de la regeneración.
Esto no es descartable de que suceda, más cuando AMLO en ese mitin del domingo pasado, manifestó con vehemencia que no reconocerá a Enrique Peña Nieto como presidente de la República por considerar que se violó el artículo 41 constitucional, lo que podría provocar una reprimenda, que podría ser una negativa a su solicitud de registro de partido político. Ante un escenario de ese alcance, la única salida que habría para que AMLO lleve a cabo tal proyecto, sería que el PT o MC le cedieran su registro, lo cual tendría sus asegunes.
Bueno, pero por lo pronto no se puede tapar el sol con un dedo, y con esto me refiero a que resulta indiscutible que el PRD perdió al líder más grande de izquierda que en las últimas décadas ha existido en este país, así como es probable que por esa separación haya otras repercusiones, tales como el que se vacié medio PRD de militantes por irse a engrosar las filas de la revolución, perdón de morena. Esto porque no es otra cosa más que una ruptura o escisión de la izquierda de gran magnitud. Y para acabarla de amolar, con esa separación, este partido también se quedó sin el punch de Andrés Manuel López Obrador. Ya lo veremos, si es así en los procesos electorales del año próximo.
Pálida tinta: A propósito de la trasformación de morena en partido político, a la hora de que integren su padrón de militantes, deberán de tener cuidado de que sus afiliados, los que provengan del PRD, no conserven la doble militancia, porque este podría ser un motivo de impugnación en el que se llegase a sustentar, tanto el IFE como el Tribunal Electoral para eventualmente negar el registro solicitado.
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