Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
La política es la utilización de todos los medios para lograr los fines que se proponen las élites en el poder de los Estados, sean o no democracias representativas y con mayor razón en los regímenes autoritarios. Desde siempre son “medios y fines”, aunque los fines no coincidan con el pueblo y más cuando éste no tiene la fuerza suficiente para oponerse. Esa política, además, a veces cuenta con la buena suerte de un grupo, ya en el poder ya en la oposición, con lo cual sus medios y sus fines se logran sin mayores contratiempos y pocos obstáculos.
La victoria de los que están en el poder no es para siempre, pero triunfan en el presente que es, además, el tiempo de la política. En una victoria pírrica, el centro-derecha del PRI, PAN, PVEM y Panal lograron imponer las reformas constitucionales al 25, 27 y 28 para sus fines privatizadores del petróleo y energía eléctrica (Pemex y CFE). Y a la oposición: PRD, PT y Movimiento Ciudadano le cayó la mala suerte de un infarto a López Obrador; la lucha en solitario de Cárdenas; Ebrard desacreditado y dividiendo, y otros dirigentes caídos en enfermedades. Es la mala fortuna, en el contexto de lo que es la política de medios y fines, desde que tenemos noticia de esos tejes y manejes (Cornelio Tácito: Anales, y Tito Livio: Historia de Roma).
Pero quiero centrar el comentario en Emilio Lozoya Austin, director de Pemex, y cuyo cargo llegó después de que Peña no pudo imponerlo como el sucesor en la gubernatura del Estado de México, ya que Eruviel Ávila, con mayores méritos en esa “grilla”, se encaprichó en ser el sucesor o se iba con el PRD. En cuanto Peña obtuvo la presidencia de la República (suerte de… Televisa), Lozoya fue puesto a estudiar Pemex, cuyo cargo ha desempeñado para preparar su privatización. Ha estado haciendo declaraciones, con la sonrisa a flor de labios. Y hasta se pone más loquito, cuando dijo que “las minorías” acepten, sin chistar, la contrarreforma energética. Así lo dijo en una entrevista a los reporteros Israel Rodríguez y Roberto González (La Jornada: 16/XII/13). Casi lo mismo contó a corresponsales de la prensa internacional, como lo escribieron Laurence Iliff y David Luhnow, con Juan Montes y José de Córdoba (Reforma: 16/XII/13).
Lozoya hace las cuentas alegres de las vísperas privatizadoras, mientras insiste en querer la gubernatura del Estado de México, asegurando que ya la tiene en la bolsa, antes o después de Ávila, ya que éste también asegura que Peña se lo trae para sustituir a Osorio en Gobernación. Lozoya es hijo de un colaborador de Salinas de Gortari, y uno de los favoritos del peñismo. Y sin saber ni jota de petróleo, se ha dedicado a contemporizar con el corrupto Romero Deschamps y a echarle porras a Peña. Consumada la contrarreforma, Lozoya dice haber cumplido con la encomienda y su premio es gobernar a los mexiquenses, sin elecciones de por medio si sustituye a Eruviel Ávila, y éste muerde el anzuelo ya sea para Gobernación o la Secretaría del Trabajo, si su titular se va a la PGR con nuevo nombre: Fiscalía de la Federación, ya que Murillo Káram y Osorio Chong se van.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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