A pesar de la importante desaceleración económica que vivió México este año, el banco Goldman Sachs mantiene una percepción “positiva y constructiva” para el año entrante, que tomará fuerza para el 2017.
De acuerdo con sus perspectivas económicas para el 2014, el banco estima que la economía crecerá a un ritmo anual de 3.3%, pronóstico inferior a la meta oficial del gobierno, de 3.9 por ciento.
Sin embargo, advierte que será dentro de cuatro años cuando podrá cuantificarse el impacto positivo que tendrán en la estructura productiva las reformas aprobadas, incluida la energética, que hoy está en discusión.
Para el año entrante, fija los motores del crecimiento en la recuperación de Estados Unidos, el mayor flujo de recursos públicos a la economía y la reactivación del sector de la construcción.
Desde Londres, el economista para América Latina de Goldman Sachs, Alberto Ramos, detalló que los inversionistas se mantienen favorables con México, por sus políticas de no intervención en el mercado, lo que será un factor determinante, dice, durante el retiro de estímulos monetarios.
“Los inversionistas confían en México, saben que la recuperación de Estados Unidos será la recuperación de México e identifican la agenda de reformas estructurales como factores de certidumbre sobre el futuro de la economía”, refirió.
Incluso, observó que este escenario es “la gran diferencia” que pone a México por encima de Brasil en las intenciones de inversión y en los pronósticos de crecimiento de largo plazo.
DESACELERACIÓN ES COYUNTURAL
Según el economista, la desaceleración económica de México es de carácter “coyuntural”, al contrario de la que experimenta Brasil, país que, dice, ha perdido dinamismo por cuestiones estructurales.
“Un reflejo de la capacidad de recuperación macro que tiene México es el enfoque de su disciplinada política financiera, favorable al mercado”, dijo.
Sobre la participación de inversionistas extranjeros en los bonos mexicanos, dijo que “se trata de tenedores selectivos”. Consideró que, en general, la situación financiera del país está menos expuesta a los rendimientos globales.
REFORMA ENERGÉTICA, ESPERANZA
Explicó que la reforma constitucional al sector energético facilitará la participación privada en la distribución de gas, lo que dará “un importante impulso a la eficiencia potencial y visible”.
“La reforma podría ser verdaderamente transformacional para el sector y para la economía en general, ya que podrá atraer a una cantidad considerable de inversión extranjera, aumentar la producción del petróleo y reducir los costos de energía doméstica”.
ymorales@eleconomista.com.mx
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