Jalpan, Oax. 4 de septiembre de 2013 (Quadratín).- El 11 de diciembre de 2012, el Presidente Enrique Peña Nieto, presenta al congreso Federal la reforma educativa, sorprendentemente la discusión se dio entre la cúpula del PRI y en dos horas aprobada con 19 votos, confirmando el antidemocrático “madruguete legislativo” que en sus modificaciones secundarias el objetivo central no es la calidad de la educación sino imponer un modelo formativo maquilador en donde lo importante es el control político de los trabajadores de la educación.
Este proyecto de decreto, que debiera reformar y adicionar diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y la ley Federal de Educación no contemplan elementos trascendentes para el desarrollo educativo, económico, social y político de un país que salga del tercer mundo.
Es evidente que México ha mostrado en el discurso a través de los medios masivos de comunicación, un considerable progreso en materia de cobertura educativa, destinando tan solo el risible 2% cuando la UNESCO recomienda el 9% del PIB para educación y que actualmente casi todos los niños de esta nación, con edad entre 5 y 14 años, van a la escuela pública carente de infraestructura, mobiliario, equipos y medios de enseñanza, a propósito la computadora para cada niño aún no llega, esperaremos octubre para ver si se cumple, a ver como la usan los que no cuentan con energía eléctrica, los que tienen la posibilidad económica asisten a la escuela privada impulsados solo por aprender inglés y los que menos tienen reciben su educación en el extranjero porque tienen que emigrar en busca del sustento.
Además, debe reconocerse que año con año se intensifican los esfuerzos para incrementar el índice de eficiencia terminal en el nivel de enseñanza media y superior, pero lamentablemente el esfuerzo es de estudiantes que a falta de cupo o porque el promedio no le favorece se ven en la necesidad de movilizarse para alcanzar un espacio en las reducidas aulas o definitivamente quedarse sin estudiar.
Veamos en qué se limita la flamante reforma educativa. El Sistema de Servicio Profesional Docente, se reduce al concurso para el ingreso y el reconocimiento o estímulo para promoción y permanencia de docentes, directores y supervisores de educación básica y media superior, en el gran invento habrá de valorar aspectos cognitivos y conductuales, es decir, de obediencia y sumisión más no aspectos pedagógicos, psicológicos, sociológicos y filosóficos que el educador requiere para su ardua labor, mi gran duda es ¿cómo evaluarán dichos aspectos a distancia y cibernéticamente?.
El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) como órgano colegiado, autónomo y con patrimonio propio, tendrá la capacidad profesional, técnica y económica para evaluar el desempeño docente y resultados educativos o diseñar cambios necesarios que requiriera el sistema educativo nacional, cuando la evaluación educativa es un proceso cíclico en el cual se valoran las condiciones socioeconómicas del educando, los medios de enseñanza y el quehacer docente, aunque el presidente de la junta de gobierno del INEE sea propuesto ante el Senado de la República por el titular del Poder Ejecutivo Nacional.
Se busca que la evaluación magisterial no sea potestativa o voluntaria, sino obligatoria para todos los maestros; estupenda idea, y ¿quién, cómo y con qué instrumentos evaluarán a los maestros de todo el país? O acaso se estará pensando en una evaluación como la fracasada prueba enlace, o carrera magisterial que solo aprueba el maestro amigo del aplicador de una prueba que nada tiene que ver con la enseñanza -aprendizaje.
Que la evaluación no sea pactable; y que tenga consecuencias jurídicas, es decir, el maestro que repruebe la evaluación se tendrá que ir del aula, echando por la borda el contrato colectivo de trabajo, las prestaciones sociales, el aguinaldo, y su jubilación.
Hay que recordar que en la última evaluación nacional reprobó el 75 por ciento de los maestros.
Se crean las escuelas dignas, de tiempo completo con criterios de calidad, equidad y autonomía de gestión, es decir, se faculta a cada director haga las mejoras de infraestructura, compre los materiales didácticos, equipe a las escuelas, más si de por sí son los padres de familia quienes sostienen sus escuelas.
Se crea el Sistema de Información y Gestión Educativa que tiene como propósito realizar un censo de escuelas, profesores y alumnos, con el fin de corroborar datos, porque por increíble que parezca no se sabe con exactitud cuántas escuelas, alumnos, o maestros hay en el sistema educativo mexicano.
Se pretende impulsar el suministro de alimentos nutritivos que cumplan con las normas oficiales de la Secretaría de Salud. Además, por mandato constitucional se busca prohibir la comida “chatarra” cuando las familias en el medio rural no tienen que comer.
Una vez aprobada, ¿esta será una de las más grandes e históricas reformas que México necesita? Pobres mexicanos, pobres oaxaqueños, hasta cuando entenderemos que nos están engañando, utilizando y lo que es peor nos están enfrentando entre padres de familia y maestros, es más entre los propios padres de familia y el gobierno regocijándose porque está logrando sus propósitos: la privatización de la educación.
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