"¡Arriba los maestros!, ¡Viva Zapata!", gritaban
miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE),
desde el campamento que montaron en el Monumento a la Revolución, tras ser
desalojados por la Policía Federal del Zócalo capitalino el viernes pasado.
Alrededor de las 10 de la mañana, algunas lonas y casas de
campaña ya estaban instaladas. Los 15 mil maestros aproximadamente, que se
encontraban en el Zócalo llegaron desde ayer en la noche para seguir su
protesta contra la reforma educativa.
En cuatro centros de acopio, uno de la Cruz Roja Mexicana, y
la improvisada cocina con un tambo metálico a modo de estufa, se repartía
comida, ropa y artículos para el aseo personal.
A la par, otras personas entregaban víveres, cobijas y ropa
a los líderes de los distintos sectores, para que distribuyeran a sus
agremiados.
Maestros iban y venían. Buscaban el mejor lugar para
instalarse, evaluaban desde la cercanía a baños móviles colocados a un costado
del Monumento, hasta el declive del piso para evitar que la lluvia inundara su
campamento.
Los primeros mensajes de los representantes de la Sección 22
se escucharon a través de las bocinas adaptadas en una camioneta. Algunas voces
contradecían al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien el
viernes declaró que no hubo ningún maestro detenido, sólo 31 anarquistas.
"¿Dónde están los compañeros desaparecidos tras el enfrentamiento con la
PFP? (sic)", preguntaban.
Una hora después, la cantidad de maestros instalados ya era
más del doble. Los últimos espacios alrededor del Monumento estaban apartados
con lonas y palos que delimitaban el área que cada sección ocuparía.
Caminar por algunas zonas era complicado: a lo largo de la
Plaza de la República había cobijas y maestros que, acostados, apartaban un
espacio, cuerdas amarradas a los árboles y lámparas que sostenían lonas como
techos.
El "chipi chipi" se convirtió en fuerte llovizna
que en minutos mojó totalmente la explanada.
Los comerciantes ambulantes llegaron para ofertar
impermeables a 10 pesos, tacos de canasta y cornetas con los colores patrios
para la celebración del Grito de Independencia. Ante la venta, algunos maestros
cuestionaron: "¿Que vamos a celebrar, que nos golpearon?".
En un módulo de atención médica de la Secretaría de
Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF), instalado en una de las
esquinas de la plaza, había dos ambulancias del ERUM, dos de la Cruz Roja
Mexicana y dos independientes que voluntariamente han apoyado a los maestros
desde el primer día del plantón, para dar atención médica y traslados
hospitalarios en caso de ser necesario.
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