Por: Lydia Cacho - mayo 16 de 2013 - 0:00
Cacho en Sinembargo, COLUMNAS - 2 comentarios
Esta semana, perdida entre las noticias de la cotidiana corrupción política y las confesiones de riqueza y vida superflua de gobernantes ebrios, quedó una de las marcas históricas más importantes para la justicia en Latinoamérica y para las mujeres. Guatemala, país hermano, nuestro vecino al sur, acaba de demostrar que a pesar de los sistemas de justicia endebles e infestados de corrupción, un juzgado ético puedo lograr lo inesperado: sentenciar a un poderoso ex presidente por el genocidio de su pueblo.
Desde 1999, la Premio Nobel, Rigoberta Menchú, intentó llevar a juicio en España a Ríos Montt y otros generales por delitos de lesa humanidad. España aceptó pero los abogados del militar logaron evitar el juicio. En 2007, buscando el fuero constitucional, Ríos Montt se convirtió en diputado y perdió el fuero al terminar su mandato en 2012. Ya con un expediente perfectamente armado en marzo de 2013 la jueza Jazmín Barrios, presidió el tribunal tripartita que logró sentenciarlo.
No solamente Guatemala, sino México, Argentina y otros países de la región se han visto obligados a recurrir a los cortes internacionales para juzgar los delitos de lesa humanidad que el propio sistema interno se ha negado a reconocer, investigar y juzgar a plenitud. La sentencia de 80 años de prisión contra José Efraín Ríos Montt es una victoria para los derechos humanos. La jueza, Jazmín Barrios, presidenta del Tribunal de Justicia, leyó la sentencia que con toda claridad especifica los delitos de violencia de género, un precedente vital para las mujeres latinas.
fuente: http://www.sinembargo.mx/opinion/16-05-2013/14384
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