2 de mayo de 2013

México SA: Alimentos a precio de oro Hambre y ganas de comer

Español: Familias de la Caravana del hambre en...

La Jornada: México SA:

Alimentos a precio de oro
Hambre y ganas de comer
Niñez, ¿futuro de la patria?
Carlos Fernández-Vega
P
arece chacoteo, una perla de humor negro: en plena Cruzada Nacional contra el Hambre, la OCDE tuvo a bien informar que México es el país que registra el mayor incremento de precios… en alimentos, tanto que resulta cinco veces mayor al crecimiento promedio que en el mismo renglón reportan los 34 países integrantes de la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Entonces ¡combátase el hambre… con alimentos cada vez menos accesibles para los hambrientos!, y un programa oficial que carece de recursos presupuestales propios (mendiga dineros de aquí y allá para medianamente dar cuerpo a la estrategia de combate).

Salvo Turquía (con una inflación de 8.1 por ciento en el renglón mencionado), no hay una sola nación perteneciente a la OCDE, al Grupo de los 7, a la Unión Europea y/o a Europa toda que registre un crecimiento tan abultado en los precios de los alimentos como el que reporta México, país cuyo gobierno no pierde ocasión para promover su decisión de abatir la pobreza alimentaria, en la que oficialmente sobreviven alrededor de 28 millones de habitantes (dato de 2010), es decir, no les alcanza siquiera para comer.

En México se juntó el hambre con las ganas de comer: el crecimiento de los precios en alimentos duplica el incremento de la inflación en su conjunto (y el del aumento a los salarios mínimos), y casi triplica el del avance de los indicadores generales que no incorporan el impacto de alimentos y energía. Al mismo tiempo, resulta ocho veces mayor a la inflación que en el mismo rubro reporta Estados Unidos, su mayor socio comercial y de donde importa el grueso de los alimentos que adquiere en los mercados internacionales, dada su creciente dependencia alimentaria.

¿Sirve de algo una Cruzada Nacional contra el Hambre que opera sin presupuesto propio, que recurre a las trasnacionales y a las buenas conciencias para allegarse apoyos, que, sin recursos, debe hacer frente al permanente cuan vertiginoso encarecimiento de los alimentos, que pasivamente observa cómo se incrementa la importación de aquellos y que nada hace para aminorar, por medio de la producción interna, la terrible sangría de divisas y la pérdida de soberanía que implica la masiva adquisición externa de alimentos? (alrededor de la mitad de lo que, poco o mucho, los mexicanos llevan a sus respectivos estómagos).

De acuerdo con la OCDE, el crecimiento que registra México en los precios de los alimentos (8.4 por ciento) equivale a la que de forma conjunta acumulan los países integrantes de la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y Reino Unido (8.7 por ciento), en los que –hasta donde se sabe– no existen cruzadas nacionales contra el hambre, sino abundante producción interna de alimentos y poder adquisitivo del salario (éste, en México, con una pérdida real de 85 por ciento en las últimas tres décadas).

fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/05/02/opinion/036o1eco

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