Según el académico, “hay indicios de sobrefacturación de los subsidios por concepto de ventas internas de gasolina y diésel, y subfacturación de los gravámenes por ventas internas y externas de hidrocarburos”.
Elizabeth Velasco C. / La Jornada
México, DF. Desde diciembre de 2012 los precios de las gasolinas y el diésel de México superan a los de la costa Golfo de Estados Unidos, lo cual implica que hace cuatro meses llegó a su fin el subsidio a los combustibles que en 2012 superó ocho veces la cifra presupuestada de 26.2 mil millones de pesos -estimados en el Presupuesto de Egresos de la Federación de ese año-, y que realmente pasaron a una cifra “observada” de 203.1 mil millones de pesos, advirtió el investigador de economía mexicana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Roberto Gutiérrez Rodríguez.
El académico advirtió que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ya no debería registrar egresos por el concepto de subsidio a las gasolinas en las cuentas del sector público. Sin embargo, todo indica que “se ha creado en el gobierno federal la perniciosa práctica de inflar los egresos y subestimar los ingresos a fin de contar con recursos no declarados y por lo tanto no tener que repartir excedentes presupuestales a los estados y municipios”.
Según el académico, “hay indicios de sobrefacturación de los subsidios por concepto de ventas internas de gasolina y diésel, y subfacturación de los gravámenes por ventas internas y externas de hidrocarburos”. Esto, porque al confrontar las cifras de la SHCP con las de Petróleos Mexicanos (Pemex), se observa que los ingresos por ventas internas y externas de la paraestatal crecieron ligeramente este año con respecto a enero de 2012.
“Esto resulta consistente con los niveles de producción de crudo por casi 2.6 millones de barriles diarios (mbd); ventas internas crecientes y exportaciones por casi 1.3 mbd, mientras que el precio del crudo exportado (casi la mitad del que se produjo, sin importar que se registran importaciones netas de gasolinas y diésel) fue superior en 15 dólares por barril al precio presupuestado por el Congreso en diciembre de 2012”, explicó.
Pese a ello, la SHCP informó, “en un intento por justificar el nuevo incremento a los precios de las gasolinas y el diésel que entró en vigor a partir del 2 de marzo pasado, que en enero pasado los ingresos petroleros del gobierno federal habían sufrido la más fuerte caída anualizada desde 2009”.
El académico destacó que persisten dudas respecto a la transparencia del subsidio, y consideró necesario revisar la afirmación del documento Las Finanzas Públicas y la Deuda a enero de 2013, en cuanto a que la participación de los gravámenes a Pemex en los ingresos presupuestales del gobierno federal cayó de 33 por ciento, en enero de 2012, a 28 por ciento en enero de 2013.
Dicho cálculo, dijo, es “inaceptable, ya que Pemex es una entidad a la que se grava directamente, por lo que no es justificable que haya quedado a deber impuestos al Sistema de Administración Tributaria en enero de 2013”.
El profesor de la Unidad Iztapalapa estimó vital una mayor claridad en un tema en que están implicados miles de millones de pesos, como observó la Auditoría Superior de la Federación en el análisis de la Cuenta de la Hacienda Pública Federal 2011.
Ante ello, dijo, es deseable que la nueva administración no sólo se reconozca en el corto plazo la desaparición del subsidio a las gasolinas y diésel, lo que implicará aceptar que el incremento mensual de precios a dichos carburantes ha tenido sentido, sino que se dejen de subfacturar los ingresos por ventas internas y externas de crudo, petrolíferos y petroquímicos.
Fuente: La Jornada
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