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| #yosoy132 camp in Mexico City (Photo credit: guerillagrrl) |
Por: Jenaro Villamil - marzo 14 de 2013 - 0:00
COLUMNAS, Villamil en Sinembargo - 4 comentarios
Ser aguafiestas en el reino de Copetelandia es incómodo. La recién proclamada “reforma histórica” en materia constitucional para determinar un nuevo marco institucional en el sector de telecomunicaciones y de radiodifusión (radio y televisión) está sobrevendida.
Lo más impresionante es que todos los actores y sectores involucrados parecen estar extrañamente felices y de acuerdo en un terreno minado por intereses, presiones políticas y manipulaciones. Ahora resulta que criticar lo faltante en una reforma puede colocar a quien lo haga en el terreno de los monopolios o en el de los “enemigos” a la democratización de los medios. Se construye una falacia para que esta reforma sea aprobada fast track, sin debate ni deliberación pública.
Sin duda, se trata de una de las iniciativas más ambiciosas en materia de telecomunicaciones y radiodifusión. Reforma los artículos 6, 7, 27, 28, 73, 78 y 94 de la Constitución. Además, incluye una serie de 17 artículos transitorios, crea un nuevo órgano regulador, el Ifetel, y ordena la desagregación de activos para monopolios, pero no para todos ni de igual forma, abre hasta el 100 por ciento la inversión extranjera en telecomunicaciones (pero no en radio y televisión) y crea la figura de la “concesión única” que permitirá a todos los involucrados en este mercado a dar servicios convergentes de telefonía móvil y fija, televisión abierta y restringida e Internet (cuádruple play).
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http://www.sinembargo.mx/opinion/14-03-2013/13163
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