Por Vincenzo Basile (http://capitulocubano.blogspot.it/201...)
"Se perdió el hombre de este siglo allí, su nombre y su apellido son fusil contra fusil. Todo el mundo tercero va a enterrar su dolor. Con granizo de plomo hará su agujero de honor, su canción". Silvio Rodríguez -- Fusil contra fusil
Siempre resulta difícil escribir un obituario digno de la persona al que se le quiere dedicar. En momentos de tristeza, de inmenso dolor, las palabras que pretenden resumir una vida entera parecen todas vacías de cualquier contenido, sin importancia alguna. Y la tarea resulta ser todavía más fuerte si se trata de un hombre como el querido y tierno Comandante Chávez, un hombre que ha escrito una página fundamental de la historia de un continente maltratado durante siglos, si se trata -por tanto- de recordar no solamente la entrañable característica de un individuo, sino de celebrar su obra histórica y el invencible legado que deja para las futuras generaciones venezolanas, latinoamericanas y de todo el mundo honrado.
Chávez muere y un héroe nace, dirán muchos; y es cierto, es indudablemente cierto. Lo afirmó, pocas horas tras recibir el trágico anuncio, el amigo presidente ecuatoriano Correa quien -citando a Alí Primera en un mensaje lleno de auténtica comoción- dijo que los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos. Una frase tan sencilla pero al mismo tiempo tan poderosa. Una frase que en diez palabras hace inútil cualquier imposible intento de escribir largas crónicas y apasionadas biografías. Por otro lado, ¿quién se atrevería a recapitular las hazañas de un hombre legendario en unos cuantos párrafos? Sería imposible hablar exhaustivamente del hombre, del militar, del presidente, del revolucionario, del compañero, del visionario, de los infinitos matices de ese héroe.
Lo único que se puede decir, es que los humanos sentimientos, como el dolor por la pérdida, la inicial incertidumbre y el desprecio frente a las celebraciones de los llamados exiliados venezolanos en la Florida y a la indecente campaña mediática de unos diarios de importancia mundial, en pocos días dejarán espacio a la seguridad, a la irrefutable convicción de que Chávez no era un hombre visionario, Chávez es un pueblo. Entonces es justo que ahora el mundo tercero llore por la desaparición física del amigo comandante. Mañana, o quizás un poco más tarde, el dolor se convertirá en pura energía revolucionaria y se despertarán cientos de millones de Chávez -por el continente y por el mundo- conscientes de que un mundo mejor es posible si es socialista, personas dignas y honradas, guiadas por sus próceres predecesores como José Martí, Simón Bolívar, Augusto César Sandino, Ernesto Che Guevara, Salvador Allende y, desde hoy, Hugo Chávez Frías, los que murieron por la vida.
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