27 de marzo de 2013

El Consenso de Washington sigue vigente en la Reforma de Telecomunicaciones - MÉXICO HACIA EL ATRASO

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English: Cropped picture of Carlos Salinas de Gortari, president of Mexico (1988-1994). Español: Fotografía recortada de Carlos Salinas de Gortari, presidente de México (1988-1994). (Photo credit: Wikipedia)
El Consenso de Washington sigue vigente en la Reforma de Telecomunicaciones:


EL CONSENSO DE WASHINGTON VIGENTE: TELECOMUNICACIONES


Por: Arturo Pastrana Olvera*


Twitter:  @arturopastrana



Hace más de 23 años que en el vecino país del norte se elaboró, por  John Williamson, una panacea de carácter económico denominada “What Washington Means by Policy Reform”, que puede traducirse como “Lo que quiere decir Washington con reformar orientaciones políticas”, mejor conocida como el “CONSENSO DE WASHINGTON”.




En este documento se establecieron diez criterios económicos y políticos mediante los cuales los países latinoamericanos ajustarían sus políticas públicas y económicas para un crecimiento sostenido, traducido en un progreso generalizado de los países en vías de desarrollo. Entre los criterios mencionados destacan por su controvertido contenido las siguientes: Reforma Impositiva (buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados), Liberalización del comercio internacional (trade liberalization o disminución de barreras aduaneras), Eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas, Privatización (venta de las empresas públicas y de los monopolios estatales), Desregulación de los mercados.


De los anteriores criterios económicos, los Mexicanos tenemos conocimiento de primera mano de su aplicación irrestricta y expedita, gracias a nunestros cuatro últimos gobernantes, entre los que destacan los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León. Ellos, en todo su carácter de doctrinarios fundamentalistas, y prestos a las órdenes de los Estados Unidos de América,  se dieron a la tarea de desmantelar las estructuras económicas del estado benefactor que mantenía nuestro país, con la venta indiscriminada de paraestatales a precios de remate, teniendo como casos emblemáticos a TELMEX, en el sector de la telefonía fija y a FERROCARRILES NACIONALES DE MÉXICO en el sector del transporte férreo de carga y pasajeros.


Con la venta de estas dos paraestatales se prometía al pueblo mexicano la modernización de ambos sectores a los que pertenecían, con la inclusión y competitividad en el mercado, así como el beneficio económico que representaba el ingreso a las arcas públicas de la desincorporación de estas. En la realidad histórica, los beneficiarios directos de tal transfiguración del Estado mexicano no fueron, ni por poco, los mexicanos, y esto lo acreditamos con dos simples elementos de análisis: el primero, en el que se fundamenta la desincorporación de las empresas paraestatales por no ser rentables para la económica nacional, es una pifia bien orquestada por los verdaderos verdugos de nuestra nación, y es que desde el interior del gobierno se fueron golpeando sistemática y financieramente a dichas empresas, para volverlas ”financieramente inviables”. Sin embargo, si estas realmente eran inviables ,¿porque desearía invertir un particular en ellas?


La razón es evidente: el interés de un grupo político neoliberal encabezado por el titiritero más reconocido a nivel nacional como es Carlos Salinas de Gortari, llevaría a éste a generar un plan económico y político de control total, pero no de seis años, sino de más de una década, en el que los resultados de los beneficios económicos nacionales se dirijirían a una sola clase política, y no se traducirían en las verdaderas acciones de modernización de la infraestructura que el país necesita.


Es aquí donde comienzo mi segundo elemento de análisis. Si fuesen ciertos los preceptos de modernización estructural y económica ¿Por qué después de más de 13 años se restableció un sistema de transporte férreo para pasajeros? ¿Por qué teniendo a la empresa más grande en telefonía móvil y fija, nuestro país no cuenta con una competencia real y económica para los consumidores? La respuesta parece fácil pero constituye demasiadas variables en el camino, unas de carácter internacional, en donde seguimos siendo el patio trasero de los Estados Unidos (y, por lo tanto, el control que tenga éste sobre nuestra nación debe ser primordial para ellos), otras de carácter económico, en donde para la clase gobernante del país es preferible llevarse ondas, anchas y llenas bolsas de recursos económicos de las transnacionales, que a toda costa pretenden quedarse con la titularidad de los recursos de los sectores estratégicos de la nación.  Por último, las variables políticas en donde, como toda una monarquía totalitaria, la clase gobernante se perpetúa en el poder.


La actual reforma a las telecomunicaciones que se gesta en el congreso de la unión no es la excepción, ya que es  la continuidad de esas directrices del Consenso de Washington y que, en el caso de la actual reforma, entregan sin miramientos al capital extranjero las concesiones necesarias para perpetuar a sus benefactores políticos en el poder.


En este punto parece que nos remontamos en el tiempo a finales del siglo XIX e inicios del XX, en donde Don Porfirio Díaz daba canonjías a cuanto extranjero entrase por el Palacio Nacional. Lo cierto es que, en lugar de dar oportunidad a participantes nacionales con capital interno, crea remates para los inversionistas extranjeros.  Incluso, se relega el derecho de las comunidades rurales de mantener un espacio en la frecuencia radioeléctrica para sus necesidades culturales, económicas y sociales, ampliando más la brecha de discriminación social y aislamiento cultural que mantiene nuestra nación.


Hace tiempo, en mi blog, hice mención del termino de vasallos, en el entendido de que la clase política pretende sesgar nuestros derechos de ciudadanos, tratándonos más como viles vasallos, y no como dignos ciudadanos. La inclusión a la discusión parlamentaria no se puede dejar sólo en la representatividad de los diputados y senadores. El modelo se ha vuelto anacrónico, la ciudadanía en general tiene el derecho de ser incluida en las discusiones de las  reformas trascendentales del país, de no ejercer plenamente nuestros derechos constitucionales. Seguiremos siendo testigos inertes de nuestro ocaso nacional.

*En REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO creemos en la construcción comunitaria de los medios. Por ello, fomentamos la participación de nuestros usuarios para que, juntos, generemos y difundamos la información de manera equitativa y plural. Este texto forma parte de ese esfuerzo. 

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