Pues además del poder formal, el de los parlamentos y los palacios de gobierno, existe otro poder: el poder real. El de los acuerdos en lo oscuro, el de las presiones los favores y los acomodos. Hablo de los famosos poderes fácticos. Aquellos cuyo poder no reside en la representatividad de la población sino que responden a pequeños grupos y cámaras: la cúpula de la iglesia católica o los consejos empresariales. A menudo estos poderes fácticos no buscan otra cosa que perpetuar sus privilegios por encima de los intereses generales. Hay episodios puntuales que revelan en toda su crudeza el poder desproporcionado de las minorías pudientes que logran imponerse por encima ya no de los intereses mayoritarios sino por encima de la propia ley. Uno de estos episodios está sucediendo ahora mismo. Aquí. En tiempo real. El Ing. Celso Castro llegó hace unos meses como Director General del Organismo de Cuenca Cuencas Centrales del Norte de la Comisión Nacional del Agua. El problema de mayor peso que debió afrontar fue la criminal sobreexplotación que experimenta nuestro acuífero y que pone en riesgo la salud y la vida de cientos de miles de habitantes. Entre llamados a la concertación y a la solución pactada de estos problemas la Comisión Nacional del Agua realizó algunos actos de autoridad. Se inspeccionaron y clausuraron pozos ilegales en diversos operativos de inspección. Para el tamaño de las irregularidades que se presentaban, estas clausuras eran tibias, tardías y testimoniales. Digamos simbólicas. Pero los dueños del agua en La Laguna, los poderes fácticos, quienes tienen en vilo mi salud y la suya, no iban a tolerar ni esta ligero manazo en la mano que lleva décadas robándose el agua del acuífero. De inmediato deplegaron su furia en ataques y comunicados, en declaraciones públicas y en ataques privados. El poder del lobby lechero de La Laguna es impresionante. Para nadie es un secreto que el ganadero con más poder en nuestra comarca acuerda directamente con el Presidente de la República. Es a ese nivel que, por ejemplo, en lo oscurito, al margen de los mecanismos formales y legales, se arreglaron deudas millonarias con la Comisión Federal de Electricidad. Hoy se sabe que el Ing. Castro fue removido de la Dirección General del Organismo de Cuenca. Sus superiores seguramente hablarán del fin de un período, del cambio de un ciclo. Pero la verdad verdadera está en las notas de prensa. Todavía hace menos de una semana, la Cámara Agrícola y Ganadera de Torreón denunciaba los tibios operativos de Conagua como exagerados y exigía se les pusiera fin. Sin importarle a esta Cámara que, por la falta de vigilancia y por la falta de correctivos drásticos, hemos llegado a la situación desastrosa en la que nos encontramos: arsénico en todos los pozos de agua potable de una región de millón y medio de habitantes con niveles que sobrepasan lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud en un 90 % de los casos. Llegó el momento en que usted y yo y toda la gente buena de La Laguna alcemos la voz. El momento de demostrar que queremos un futuro para nuestras familias y nuestras comunidades. El momento de oponer nuestra fuerza y nuestra voluntad a la de los poderes fácticos, minoritarios e interesados que demuestran una vez más que no están dispuestos a ceder un ápice el dominio que hasta ahora han ejercido sobre nuestra salud y sobre nuestras vidas.
23 de diciembre de 2012
Poderes fácticos - EL CRIMINAL LOBBY LECHERO DE LA REGIÓN LAGUNERA QUE DEJA ARSÉNICO EN EL AGUA
Poderes fácticos: En plena campaña electoral, más de un mexicano pudiera pensar que vivimos en una democracia. Que lo que hoy se debate, se discute y se propone forma parte de una lucha por el poder. Que las candidatas y los candidatos al congreso o a la presidencia de la república nos proponen aquello que habrán de hacer y por lo que habrán de pugnar una vez instalados en sus curules o en la silla presidencial. Claro, si nuestro voto les favorece. Un voto que teóricamente los favorecería si sus programas y propuestas coincidieran con nuestros anhelos y nuestras necesidades. Permítame despertarlo de su sueño. Todo es una ilusión. Una fantasía. Lo sostengo no sólo porque la realidad real es la de las promesas desvergonzadamente irrealizables y la de la compraventa descarada de sufragios. Lo sostengo no sólo porque todas estas prácticas demagogas y corruptas -de todos los partidos políticos- pervierten y subvierten el sentido último de la representación democrática. Lo digo porque lo que está en juego es una magra rebanada del poder.
Pues además del poder formal, el de los parlamentos y los palacios de gobierno, existe otro poder: el poder real. El de los acuerdos en lo oscuro, el de las presiones los favores y los acomodos. Hablo de los famosos poderes fácticos. Aquellos cuyo poder no reside en la representatividad de la población sino que responden a pequeños grupos y cámaras: la cúpula de la iglesia católica o los consejos empresariales. A menudo estos poderes fácticos no buscan otra cosa que perpetuar sus privilegios por encima de los intereses generales. Hay episodios puntuales que revelan en toda su crudeza el poder desproporcionado de las minorías pudientes que logran imponerse por encima ya no de los intereses mayoritarios sino por encima de la propia ley. Uno de estos episodios está sucediendo ahora mismo. Aquí. En tiempo real. El Ing. Celso Castro llegó hace unos meses como Director General del Organismo de Cuenca Cuencas Centrales del Norte de la Comisión Nacional del Agua. El problema de mayor peso que debió afrontar fue la criminal sobreexplotación que experimenta nuestro acuífero y que pone en riesgo la salud y la vida de cientos de miles de habitantes. Entre llamados a la concertación y a la solución pactada de estos problemas la Comisión Nacional del Agua realizó algunos actos de autoridad. Se inspeccionaron y clausuraron pozos ilegales en diversos operativos de inspección. Para el tamaño de las irregularidades que se presentaban, estas clausuras eran tibias, tardías y testimoniales. Digamos simbólicas. Pero los dueños del agua en La Laguna, los poderes fácticos, quienes tienen en vilo mi salud y la suya, no iban a tolerar ni esta ligero manazo en la mano que lleva décadas robándose el agua del acuífero. De inmediato deplegaron su furia en ataques y comunicados, en declaraciones públicas y en ataques privados. El poder del lobby lechero de La Laguna es impresionante. Para nadie es un secreto que el ganadero con más poder en nuestra comarca acuerda directamente con el Presidente de la República. Es a ese nivel que, por ejemplo, en lo oscurito, al margen de los mecanismos formales y legales, se arreglaron deudas millonarias con la Comisión Federal de Electricidad. Hoy se sabe que el Ing. Castro fue removido de la Dirección General del Organismo de Cuenca. Sus superiores seguramente hablarán del fin de un período, del cambio de un ciclo. Pero la verdad verdadera está en las notas de prensa. Todavía hace menos de una semana, la Cámara Agrícola y Ganadera de Torreón denunciaba los tibios operativos de Conagua como exagerados y exigía se les pusiera fin. Sin importarle a esta Cámara que, por la falta de vigilancia y por la falta de correctivos drásticos, hemos llegado a la situación desastrosa en la que nos encontramos: arsénico en todos los pozos de agua potable de una región de millón y medio de habitantes con niveles que sobrepasan lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud en un 90 % de los casos. Llegó el momento en que usted y yo y toda la gente buena de La Laguna alcemos la voz. El momento de demostrar que queremos un futuro para nuestras familias y nuestras comunidades. El momento de oponer nuestra fuerza y nuestra voluntad a la de los poderes fácticos, minoritarios e interesados que demuestran una vez más que no están dispuestos a ceder un ápice el dominio que hasta ahora han ejercido sobre nuestra salud y sobre nuestras vidas.
Pues además del poder formal, el de los parlamentos y los palacios de gobierno, existe otro poder: el poder real. El de los acuerdos en lo oscuro, el de las presiones los favores y los acomodos. Hablo de los famosos poderes fácticos. Aquellos cuyo poder no reside en la representatividad de la población sino que responden a pequeños grupos y cámaras: la cúpula de la iglesia católica o los consejos empresariales. A menudo estos poderes fácticos no buscan otra cosa que perpetuar sus privilegios por encima de los intereses generales. Hay episodios puntuales que revelan en toda su crudeza el poder desproporcionado de las minorías pudientes que logran imponerse por encima ya no de los intereses mayoritarios sino por encima de la propia ley. Uno de estos episodios está sucediendo ahora mismo. Aquí. En tiempo real. El Ing. Celso Castro llegó hace unos meses como Director General del Organismo de Cuenca Cuencas Centrales del Norte de la Comisión Nacional del Agua. El problema de mayor peso que debió afrontar fue la criminal sobreexplotación que experimenta nuestro acuífero y que pone en riesgo la salud y la vida de cientos de miles de habitantes. Entre llamados a la concertación y a la solución pactada de estos problemas la Comisión Nacional del Agua realizó algunos actos de autoridad. Se inspeccionaron y clausuraron pozos ilegales en diversos operativos de inspección. Para el tamaño de las irregularidades que se presentaban, estas clausuras eran tibias, tardías y testimoniales. Digamos simbólicas. Pero los dueños del agua en La Laguna, los poderes fácticos, quienes tienen en vilo mi salud y la suya, no iban a tolerar ni esta ligero manazo en la mano que lleva décadas robándose el agua del acuífero. De inmediato deplegaron su furia en ataques y comunicados, en declaraciones públicas y en ataques privados. El poder del lobby lechero de La Laguna es impresionante. Para nadie es un secreto que el ganadero con más poder en nuestra comarca acuerda directamente con el Presidente de la República. Es a ese nivel que, por ejemplo, en lo oscurito, al margen de los mecanismos formales y legales, se arreglaron deudas millonarias con la Comisión Federal de Electricidad. Hoy se sabe que el Ing. Castro fue removido de la Dirección General del Organismo de Cuenca. Sus superiores seguramente hablarán del fin de un período, del cambio de un ciclo. Pero la verdad verdadera está en las notas de prensa. Todavía hace menos de una semana, la Cámara Agrícola y Ganadera de Torreón denunciaba los tibios operativos de Conagua como exagerados y exigía se les pusiera fin. Sin importarle a esta Cámara que, por la falta de vigilancia y por la falta de correctivos drásticos, hemos llegado a la situación desastrosa en la que nos encontramos: arsénico en todos los pozos de agua potable de una región de millón y medio de habitantes con niveles que sobrepasan lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud en un 90 % de los casos. Llegó el momento en que usted y yo y toda la gente buena de La Laguna alcemos la voz. El momento de demostrar que queremos un futuro para nuestras familias y nuestras comunidades. El momento de oponer nuestra fuerza y nuestra voluntad a la de los poderes fácticos, minoritarios e interesados que demuestran una vez más que no están dispuestos a ceder un ápice el dominio que hasta ahora han ejercido sobre nuestra salud y sobre nuestras vidas.
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