Yo no hago huelga 2

Yo no hago huelga (y 2):
Desde hace décadas, nunca ha habido tantos motivos para hacer huelga como los que ahora existen. A pesar de ello, muchas personas se resisten a secundarla por diversos motivos. Unos razonables, pero los hay con el sonido propio de los ámbitos más miserables y ruines de la ciudadanía. Estos son algunos de ellos.

Tengo derecho a ir a trabajar. Este es uno de los puntos más delicados y sensibles que suele aparecer en muchas protestas. Para la caverna, este derecho solo existe el día de la huelga y luego se olvidan de él. Critican la función de los piquetes, pero no hablan de la presión, explícita e implícita, del empresario que puede llegar a anular la libertad del trabajador. En teoría existe el derecho al trabajo, pero a un trabajo digno. Y eso es justamente lo que defienden quienes secundan una huelga sindical. Por contra, los esquiroles dinamitan ese mismo derecho que dicen tener. También habría que considerar los seis millones de parados que también tienen derecho a trabajar.

Con la que está cayendo, no es el mejor momento para hacer huelga. Es el argumento que el Gobierno intenta difundir a través de su caverna mediática. Lo que hay que hacer es trabajar más para sacar al país adelante, vienen a decir. Justamente por ese 'con lo que está cayendo' es por lo que hay que hacer huelga. Si la situación fuese medianamente aceptable para la ciudadanía, no habría tanta necesidad de protestar.

La huelga no ayuda a la imagen de España. Es otro de los mensajes que suelta el Gobierno cada día. Lo que realmente destroza la imagen de España son las colas ante las oficinas del paro, las salvajadas de la Policía, los 500 desahucios diarios, las identificaciones sin motivo, las amnistías fiscales, las estupideces de Wert, los Gürtel del PP y los ERE del PSOE... A los mercados les gusta una España dócil para seguir saqueando a la inmensa mayoría de la población. No les gusta nada la imagen de una España con las calles inundadas de rebeldía.

La huelga no defiende a los autónomos. La huelga defiende a casi todo el mundo, excepto a una mafia de banqueros que solo buscan acumular riqueza robándosela a la ciudadanía a través de unos gobiernos vendidos y corruptos. Además de medidas que dañan directamente al pequeño comercio, como la subida del IVA y la libertad de horarios, los autónomos tampoco se libran de los recortes en sanidad, en la educación o en servicios sociales, entre otros.

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