22 de noviembre de 2012

COSTARIA MILLONES CUMPLIR EL CAPRICHO DE FECAL DE CAMBIAR NOMBRE AL PAIS

México quiere llamarse...México...:



¿Cómo debe llamarse México? Oficialmente el nombre del país es Estados Unidos Mexicanos, una denominación adoptada desde 1824.


Pero ahora, el presidente Felipe Calderón propone modificarla para que, en adelante, la designación oficial sea solamente México.


Ahora, a unos días de concluir su gobierno, el presidente retoma el asunto. Y su propuesta causa polémica.La idea de cambiar el nombre no es nueva, e incluso el mismo Calderón planteó en 2003 una iniciativa similar cuando era diputado, la cual se sumó a otras propuestas que no prosperaron en el Congreso.

Algunos ven un intento por beneficiar a empresarios y grupos financieros, quienes desde 1993 promueven empatar el nombre del país con la marca comercial México.

Otros piensan que se trata de un intento nacionalista para diferenciarse de su vecino, Estados Unidos de América (EE.UU.). Y varios más creen que la propuesta no tiene sentido.

"Me sorprende la iniciativa porque no implicaría ningún cambio sustancial", dice Alfredo Ávila, académico del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"Implicaría un montón de cambios administrativos y formales, pero nada sustancial. Así como en España la gente dice que es de España aunque el nombre oficial es otro, no me parece un gran problema que en México el nombre popular, identitario sea uno y el oficial otro".

Al presentar su iniciativa el presidente Calderón dijo que la palabra México remite "a nuestras raíces indígenas, a los antiguos mexicas que orgullosamente se reconocían con ese nombre".Cambiar la denominación oficial del país implica más que un debate en los medios, internet o entre los legisladores.




El presidente Felipe Calderón firmó el
decreto que propone cambiarle el nombre al país.



En principio la iniciativa debe aprobarse en la Cámara de Diputados, enviarse al Senado y si allí es autorizada el siguiente paso es conseguir el voto a favor de al menos 17 congresos locales.

En todos los casos, la iniciativa debe contar con la aprobación de las dos terceras partes de los legisladores.

Si todos estos pasos logran cumplirse, iniciaría entonces una transformación administrativa en todo el país... Y a un alto costo.

Por ejemplo, sería necesaria una nueva reimpresión de al menos 190 millones de libros de texto que se distribuyen gratuitamente en todas las escuelas de educación básica del país. El costo sería, de acuerdo con datos oficiales, de unos US$200 millones.

También sería necesario sustituir todas las credenciales para votar, que suman 75,5 millones. El precio de esta tarea sería de casi US$93 millones.

Otra de las acciones inmediatas sería sustituir todas las monedas que circulan en el país, y que de acuerdo con el Banco de México son más de 23 millones de piezas.

Además, de autorizarse el cambio de nombre la papelería oficial debería imprimirse de nuevo. Esto implica sustituir los documentos de todo el gobierno federal, de 32 estados, 33 congresos y 2,445 municipios, además de unas 2,400 corporaciones policíacas.




Y a todo este conjunto de modificaciones habría que sumar otras, como pintar de nuevo los vehículos oficiales de todo el país, los sellos de las oficinas de gobierno, el escudo de todas las banderas y hasta los uniformes deportivos de las selecciones que participan en juegos internacionales.

Una tarea monumental que, sin embargo, pasaría desapercibido para los ciudadanos, dice el académico de la UNAM.

"Son cambios administrativos pero más allá de eso no veo modificaciones cotidianas, para la gente no tiene ninguna implicación".

Pero esa propuesta no rescata ninguna denominación, aclara el investigador Alfredo Ávila, porque en realidad oficialmente el país nunca se ha llamado México.

Tras la llegada del ejército español el territorio se llamó Virreinato de la Nueva España. Luego de la independencia el primer congreso adoptó el nombre de Estados Unidos Mexicanos porque la primera constitución establecía que el país era un conjunto de estados soberanos, igual que su vecino EE.UU.

A partir de 1836, durante el gobierno de Porfirio Díaz,el nombre oficial fue República Mexicana, y tras la Revolución, en 1917, el Congreso Constituyente restableció la denominación de Estados Unidos Mexicanos.

Así ha permanecido desde entonces. En 1993, durante la negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, se publicó la idea de modificar el nombre para facilitar los vínculos económicos internacionales.

Pero la propuesta no prosperó, como ocurrió con otras planteadas al Congreso en 2003, 2007 y 2008, en vísperas del Bicentenario de la Independencia.

En todos los casos la intención de las reformas propuestas era reforzar la identidad nacional de los mexicanos, algo parecido a lo que ahora propone Felipe Calderón.

"México no necesita un nombre que emule a otro país y que ninguno de nosotros, los mexicanos, usa cotidianamente", dijo ante periodistas locales.

"Perdónenme la expresión, pero el nombre de México, es México".













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