Víctimas del mismo dolor - Otilio Cantú González

Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México. (Photo credit: Wikipedia)

Víctimas del mismo dolor
Colaborador Invitado
7 Oct. 12

Otilio Cantú González


Carta de un padre a otro padre.


Al igual que la mayoría de los mexicanos, condeno y ofrezco mi más sentido pésame a nombre propio y el de mi familia al profesor Humberto Moreira y a su familia por la irreparable pérdida de su hijo a consecuencia de esta guerra fallida, insensata y cruel, llena de barbarie, emprendida por el Presidente Felipe Calderón Hinojosa.



En una mañana de diciembre del 2006, cuando probablemente amaneció iluminado, Calderón se vistió de militar y pensó que pasaría a la historia como el Presidente que con ¡valentía! se enfrentaría al narcotráfico y lo derrotaría, mandando -en cambio- como carne de cañón a mexicanos contra mexicanos.

Miles de inocentes han muerto, desaparecido o han sido desplazados, dejando un país teñido de sangre.

Ahora forma usted, profesor Moreira, parte de los daños colaterales de los miles de mexicanos que hemos perdido algún familiar y clamamos justicia, como lo hace usted; justicia que no llega, a pesar del paso del tiempo.

Yo, como usted, hace 18 meses perdí a mi hijo, con sólo 15 días de casado, cuando se dirigía a su trabajo.

La diferencia es que no lo mató el crimen organizado, lo mató el Ejército mexicano, como lo ha hecho en otros cientos de casos documentados y no sucede nada.

Actúan con cobardía, con saña, con barbarie, con todas las agravantes de la ley, y no hay justicia.

Siempre he dicho y lo ratifico, no puedo generalizar: existen en las Fuerzas Armadas elementos que dan su vida por la Patria y merecen todo nuestro reconocimiento, pero otros, como estos elementos, son unos asesinos y como tales deben de ser juzgados.

El jueves escuché con atención cómo Calderón, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, al referirse al acontecimiento lamentable de la muerte de su hijo, profesor Moreira, se expresó diciendo: "Es inadmisible la bajeza y cobardía con las que actúan los criminales al cometer este asesinato".

Yo comparto el mismo razonamiento, pero al señor Presidente nunca le he escuchado decir esto cuando estos crímenes los cometen las Fuerzas Armadas que él dirige.

A mi hijo no le propinaron dos balazos en la cabeza, a él le propinaron más de 15 balazos en su cuerpo y 5 balazos en la cabeza a 70 centímetros de distancia cuando él todavía tenía vida, pues había sobrevivido al primer ataque.

Así existen cientos de casos en que las fuerzas federales que el Presidente defiende hasta el cansancio han masacrado a jóvenes mexicanos y permanecen sin castigo y en la impunidad.

A mí me da la impresión que estos casos son peores porque los cometen elementos que en su formación tienen códigos de honor que deberían de respetar.

Calderón presume de ser católico. Yo ruego a nuestro Dios que al final de su sexenio, al menos, haga un ejercicio de contrición y logre valorar lo bueno y lo malo que hizo durante su sexenio para que, al correr del tiempo, sea la historia la que lo juzgue y no él mismo, sumando siempre logros sin autocrítica.

A Enrique Peña Nieto le deseo mucha suerte en su camino, que entienda que el pueblo no aguantará, jamás, otro sexenio como el que está a punto de terminar, donde la violencia, la corrupción y la impunidad campearon con la complacencia de las autoridades a todos sus niveles.

Por último, profesor Moreira y familia, reconfórtense en Dios, sin que por eso dejen de seguir peleando por la justicia, como lo seguimos haciendo nosotros.

No será un camino fácil. La muerte de un hijo es el momento más devastador para un padre. Son condiciones muy amargas y dolorosas, pero en Dios encontrarán la paz que requieren nuestros corazones destrozados y el de todos los que hemos vivido situaciones similares.

Descansen en paz todos los inocentes sacrificados sin sentido, con bajeza y cobardía en este sexenio que será muy difícil olvidar.




El autor es médico.

Su hijo, Jorge Otilio Cantú Cantú, fue asesinado por militares en Monterrey el 18 de abril de 2011.



otilio@cantu.com