5 de octubre de 2012

¿Por qué tomamos la tribuna? - MARTI BATRES

¿Por qué tomamos la tribuna? - Columnas:

La reforma laboral de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que ahora se discute en el Senado, representa un peligro en el ejercicio de derechos de las y los trabajadores; si se ratifican las modificaciones planteadas por el PRIAN se abaratará la fuerza de trabajo y disminuirán los derechos de la clase trabajadora en México.
Esta contrarreforma en materia laboral no busca la democracia sindical ni la creación de empleos, se pretende suplir el concepto trabajo por el de “chambita” y llama “competitividad” a la pauperización de los niveles de vida de las y los trabajadores.



Con la reforma laboral del PRI y del PAN, las y los trabajadores tendrán que conseguir varias “chambitas” en distintos lugares para poder ganar el monto salarial que ahora perciben, es decir, tendrán que trabajar más para ganar lo mismo que ahora.
La gente tendrá que conformarse con “pedacitos de empleo” en lugar de aspirar a tener un solo empleo como lo tuvieron nuestros padres y abuelos. El trabajador contratado por hora será más explotado y carecerá del derecho a horas extras y periodos vacacionales con goce de sueldo.
La iniciativa de Peña Nieto y Calderón también lesiona el derecho a la seguridad social, ya que al fraccionar en horas la jornada de trabajo, se reducirá el ingreso del trabajador y, por tanto, las cotizaciones al IMSS serán menores que las actuales.
Con esta contrarreforma laboral, para el patrón será más barato despedir a un trabajador, y los empresarios tendrán mayor poder en la relación con su plantilla trabajadora. Mujeres embarazadas y personas con discapacidad podrán perder sus empleos de manera fácil aplicando el pretexto de la baja productividad.
Las y los profesionistas de clase media también verán mermados sus derechos laborales y sus ingresos.
En resumen, esta reforma afecta a los asalariados. También pega a los pequeños y medianos empresarios, porque al fraccionar los salarios, los ingresos de las y los trabajadores se verían disminuidos hasta en 10% y, por tanto, el nivel de consumo en nuestro país se verá afectado, con la consecuente caída en las ventas de las empresas nacionales, y se abrirá el paso a compañías trasnacionales dedicadas a la maquila. Las consecuencias sociales de esto serían terribles.
No hace falta estudiar los casos de los países asiáticos para saberlo. Basta dirigir la mirada a Ciudad Juárez, donde la llegada de las maquiladoras, además de la violación de los derechos laborales, trajo consigo fenómenos lamentables como el de las mujeres asesinadas.
Decir no a los planes laborales de Peña Nieto y Calderón representa defender a las clases populares, los intereses de las clases medias, el futuro de las y los jóvenes, así como los de empresas medianas y pequeñas que son las que producen la mayoría de las fuentes de trabajo efectivas en México. Se trata de evitar que en México se pierdan derechos sociales ganados en 1910.
Por eso tomamos la tribuna parlamentaria, para denunciar este nuevo atraco contra el pueblo de México. Los diputados del PRI y del PAN tomaron la tribuna en 2006 para ayudarle a Felipe Calderón a tomar posesión. Nosotros tomamos la tribuna del Congreso de la Unión en 2012 para defender a la clase trabajadora.

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