19 de septiembre de 2012

La izquierda moderna elevada a verdad filosófica

FUENTE: Radio La Nueva República » La “izquierda moderna” elevada a verdad filosófica:

Lo que me parece paradójico es que AMLO sea ahora el que rompe con la izquierda…” vocería mediática oficiosa
“Marcelo tiene una visión mucho más moderna de lo que debe ser la izquierda en este país”…más vocería mediática oficiosa
Por: Patricia Barba Ávila (Seti)
Con tono de auto-asignada y suprema jerarquía intelectual y rostro de sapiencia ensayada con perfección hollywoodesca, los voceros a modo de la mediocracia oficiosa y sus flamantes “expertos” comentaristas, hablan a nombre de la izquierda en México y sentencian que Marcelo Ebrard posee “una visión mucho más moderna” que López Obrador, como debe de ser (SIC). Esta última frase “como debe de ser” me llama la atención por la soltura con la que se pronuncia, como si esta gente tuviera la sapiencia universal y definitividad bíblica para afirmar tal cosa pensando que el resto de los mortales debemos aceptarlo como verdad evangélica.



Como debe ser la izquierda”…aducen pero no explican en qué fundamentan tal sentencia presumiendo, tal vez, que por el sólo hecho de contar con un micrófono o tener frente a sí las cámaras de la televisión, su palabra es ley para todos. El asunto aquí es que el México del 2012 ya no es el mismo que el del 2000 o el 2006…la gente ya creció a punta de golpazos como el reciente mega-fraude y la centena de delitos cometidos por la mafia detrás del impuesto Peña Nieto.

Creo que es muy pertinente analizar la etimología y acepciones de la palabra “moderna” empleada en este caso, para calificar una convicción política y filosófica como la izquierda y de aquí continuaremos con el análisis de otros aspectos de este adjetivo, al que, por cierto, se le atribuye la magia de transformar a cierta corriente “de izquierda” en verdad incuestionable, es decir: la izquierda moderna es, por su modernidad, la única y verdadera. Lo que querría decir que lo antiguo, lo viejo, es necesariamente malo, indeseable.
La raíz etimológica de “moderno” se deriva del vocablo latino modernus que significa reciente, actual, mientras que el diccionario de la RAE menciona las siguientes acepciones de “moderno”: a) que pertenece al periodo actual; b) que existe, se conoce y se usa hace poco tiempo; novedoso, reciente; c) que está de acuerdo con la moda, el momento actual. Por lo tanto, ni la etimología ni los significados aceptados por la Real Academia se relacionan con la calidad que haría de una concepción política y social, algo moralmente aceptable para la conformación de una sociedad progresista, igualitaria y justa. Más aún, si analizamos la naturaleza de las invasiones, las guerras, la depredación de recursos humanos y naturales, nos percataremos de que siendo actividades reciente y actualmente emprendidas por unas naciones en contra de otras, su “modernidad” no las hace éticamente aceptables.
En el ámbito del quehacer político nacional, si reflexionamos en las decisiones tomadas por cierta corriente de un partido político como el PRD –constituído en sus inicios como auténtica oposición del PRI y, posteriormente, del PAN– en cuanto a negociar principios a cambio de conquistar posiciones en el adamiaje de poder, éstas podrán ser “muy modernas” pero ética y moralmente cuestionables. Es decir, en este caso en particular, las “modernas” actividades de un segmento de la izquierda no implican calidad ética y moral. En contraparte, no todo lo antiguo es inaceptable. Por ejemplo, los escritos de Carlos Marx y Federico Engels en el siglo XIX, siguen vigentes y han servido de fundamento para la izquierda a nivel mundial; los fundamentos del marco legal que prevalece en numerosos países del mundo provienen del muy antiguo derecho romano; en el ámbito artístico, filosófico, científico y literario, las magníficas obras de Dante Alighieri (siglo XIII), Leonardo Da Vinci (siglo XV), Galileo Galilei (siglo XVI) siguen siendo ejemplos de aguda inteligencia y sublime creatividad; ni qué decir de la música, en la que sobresalen las esplendorosas sinfonías y composiciones de los clásicos como Mozart, Chopin, Brahams, Rachmaninoff, entre muchos otros.
De los ejemplos anteriores se puede concluir que lo moderno no implica necesariamente algo cualitativamente aceptable o recomendable y que lo antiguo no significa algo indeseable. En el caso específico de una convicción de izquierda, el acompañarla del adjetivo “moderna” no la convierte en el evangelio político. Les vendría bien a los apologistas de la “izquierda moderna” fundamentar con bases sólidas sus conceptos antes de lanzarlos a través del espectro radioeléctrico para imponerlos como verdad bíblica, empleándola como espada flamígera para blandirla contra personajes que les son antipáticos, como lo podemos percibir claramente en el caso de Andrés Manuel López Obrador, a quien los voceros a modo de la mediocracia pretenden enfrentar con el saliente Jefe de Gobierno del D.F., Marcelo Ebrard, amarrando navajas para beneficiar los intereses de sus patrocinadores y en detrimento del bienestar de una población cada vez más vapuleada.
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