22 de septiembre de 2012

Nervios de acero Por Eva-María Schuster

Nervios de acero:


Hablo de los mexicanos que viven una lucha constante, de aquellos que están cambiando todo lo que necesite ser cambiado para dejar a este mundo mejor de lo que lo encontraron. La realidad es que necesitamos ver en las personas lo mejor, porque cuando una persona está sólo viendo lo peor de las demás, sólo refleja el coraje, la inseguridad y la insensatez de su persona, de cierto es que vamos a encontrar a gente que realmente sea nociva y destructiva, pero en su mayoría la gente es buena.


Por eso el éxito, una salud óptima y suficiencia económica son factores que pueden ser creados, requieren una disciplina y práctica constante. Sin embargo qué pasa cuando en un mundo opresivo como en la situación que vive nuestro país no hay recursos ni para estudiar, la situación es totalmente apremiante; porque la ausencia de educación se refleja en el cada día de nuestra vida. Un ejemplo claro es cuando te subes a un autobús por las mañanas y los choferes en las horas pico de transporte, cuando el trabajador se dirige a su empleo, atascan al autobús como si fuera lata de sardinas y paran casi cada media esquina para seguir llenando el autobús y ganar lo más que se pueda por esas horas llena de estrés. 

Alguna vez publiqué algo sobre el transporte público en Mérida, lo cierto es que alcades vienen, alcaldes van y el transporte que 90% de la población necesita sigue siendo pésimo, sucio e irrespetuoso hasta el cansancio, como los choferes del autobús saben que la población los necesita, hacen siempre de las suyas, apenas uno se está subiendo en el primer escalón y ya arrancan provocando caídas y tambaleos exponiendo a adultos mayores y niños a caerse un sin fin de veces, o su música a altos deciveles por las cuales ni escuchan las llamadas de parada de los usuarios, el ruido y el caos hecho por los "camioneros" como se les llama coloquialmente es atroz, un día puede ser arruinado por personajes como éstos iniciando el día a primera hora de la mañana, también no tienen orden y la ausencia de valores en estos individuos deja mucho que desear, cualquiera mientras sepa manejar prácticamente puede ser camionero, diría yo, lo cierto es que ganan bastantante bien, porque siempre pueden hacer sus desviaciones de dinero. 

Ahí debería aplicarse la desobediencia civil diría inmeditamente, la realidad es que se necesitan autobuses para desplazarse, en pocas palabras son indispensables y ellos lo saben, el calor en esta zona de México es agobiante y sería muy difícil usar una bici además que sería un suicidio al no contar con carriles correspondientes. Caminar al trabajo, también difícil de hacer, en Europa (donde viví varios años) se camina mucho, pero la razón es las bajas temperaturas que hacen de una larga caminada en una mañana lo más maravilloso del mundo, entonces seguimos atrapados y seguiremos aguantando este transporte público que es una verdadera porquería que cuando les da la gana cobran tarifas completas a estudiantes y adultos mayores por ser "vacaciones". 

Un día una ancianita me comentaba que gracias a Dios ya era septiembre y sólo pagaría 3 pesos por autobús, así podía ir al doctor porque no podía pagar los 4 camiones para desplazarse. Que auténtica tragedia, la segregación abismal porque aunque le parezca inverosímil miles de personas viven con el salario mínimo y me consta. Un día en esos pesados días que donábamos a la causa y a la lucha, la imperante necesidad económica me obligó a encontrar un trabajo y sí no es díficil para mí como para otros pero terminé aceptando uno en una joyería de diamantes que maquila sus piezas aquí -no daré nombre para evitarme el mal gusto- más que nada debía atender a los clientes extranjeros y a la propia matriz que estaba en Canadá, la revisión es exhaustiva al entrar y salir de tu área de trabajo, para comer o incluso ir al baño, pero lo que más me indignó fue que al llegar a la cafetería un muchacho se me acerca y me dice: ¿qué desea para tomar? le repliqué asombrada que si no era autoservicio y me contestó que para los obreros sí, pero que yo podía tomar en vaso de cristal, ellos no, a lo cúal le respondí y ¿si yo me sirvo? ¿y quiero tomar en vaso de plástico? Se quedó anonadado. 

La comida era pésima (todos la comían) no había baños suficientes, los obreros se lavaban los dientes a un costado del comedor, me recordó a mis campamentos, sólo que para ellos era una cosa de todos los días. Duré una semana, no soporté tanta bajeza de un productor de diamantes, menos cuando me enteré que vivía en Canadá pero que era de origen alemán, la verdad sentí repulsión. Por otra parte me llamó siempre la atención que había un constante letrero, "se solicitan obreros", claro les pagaban el salario mínimo y tenían que trabajar 8 horas para desquitar la mísera comida, recuerdo que una vez la "gerente de recursos humanos" defeña quien radica en Yucatán, me decía que así era la gente siempre se quitaban o no regresaban por eso el anuncio permanente sobre solicitud de obreros, que cinismo! de esta mujer; siempre había cantidad de bicis en la entrada, ahí me dí cuenta que cientos aún las usan arriesgando la vida por un trabajo de obrero u esclavo. 


Imaginen la Reforma Laboral que tanto cacarea Felipe Calderón, ¿las cosas empeorarán? sí, definitivamente sí. Pero hay nervios de acero esos que mujeres y hombres "los guerreros" como yo les llamo, luchan sin cesar, me siento afortunada de tener amigos así en México y en el mundo. Aunque la vida sea impredecible, no significa que no debamos forjarnos metas. Y amar es cosa de valientes y no de cobardes. 

Al final tanto el millonario como el barrendero terminarán en cenizas, nadie vive para siempre, así que no hay tiempo que perder.


 Por Eva-María Schuster


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