La muerte de Lujambio y las miles de muertes anónimas - seti

Radio La Nueva República » La muerte de Lujambio y las miles de muertes anónimas:

“Con la muerte de Alonso Lujambio, México ha perdido a un ser humano ejemplar…”Calderón et al…
…¿dónde están las lujosas caravanas fúnebres, los fastuosos homenajes, la muy selectiva tristeza y los panteones de lujo para las 100,000 víctimas de la guerra calderoniana?
Sin demérito para la dignidad del senador ¿qué cualidades o merecimientos tuvo Alonso Lujambio que no poseyeran las víctimas del quehacer delictivo de una elite política plañidera ante su colega pero indiferente ante millones de seres humanos?



Por: Patricia Barba Ávila (Seti)
En el amplio espectro jurídico, sociopolítico y moral, existen varios tipos de muertes, desde las causadas por enfermedades graves -congénitas o adquiridas–, accidentes, o asesinatos directos, hasta aquellas originadas por guerras y por políticas económicas y sociales que generan masacres y grados de miseria tan extremos que millones de seres humanos perecen por hambre y enfermedades curables no atendidas.
Virtualmente todas las constituciones de las naciones que se consideran repúblicas democráticas y una que otra peculiar combinación de monarquía con parlamento, contienen los derechos humanos esenciales para la preservación de la vida. Por ejemplo, la Carta Magna de México incluye en su Título Primero 29 artículos referentes a las garantías individuales, sin las cuales no podría asegurarse el mismísimo derecho a la existencia. No obstante, desde el fin del proceso revolucionario en México hasta la fecha, prácticamente todo lo estipulado bajo este Título ha sido transgredido por los sucesivos gobiernos, con la excepción de la administración del Gral. Lázaro Cárdenas, bajo cuyo mandato las clases marginadas de México recibieron, por primera vez en décadas, la atención de su primer mandatario. Fuera de ese breve lapso de 6 años, miles y miles de mexicanos han perecido bajo la tortura espantosa de la inanición o enfermedades curables, porque los niveles de iniquidad de la clase política les han impedido cumplir con el mandato constitucional.


“Con la muerte de Alonso Lujambio, México ha perdido a un ser humano ejemplar…”Calderón et al…
…¿dónde están las lujosas caravanas fúnebres, los fastuosos homenajes, la muy selectiva tristeza y los panteones de lujo para las 100,000 víctimas de la guerra calderoniana?
Sin demérito para la dignidad del senador ¿qué cualidades o merecimientos tuvo Alonso Lujambio que no poseyeran las víctimas del quehacer delictivo de una elite política plañidera ante su colega pero indiferente ante millones de seres humanos?
Por: Patricia Barba Ávila (Seti)
En el amplio espectro jurídico, sociopolítico y moral, existen varios tipos de muertes, desde las causadas por enfermedades graves -congénitas o adquiridas–, accidentes, o asesinatos directos, hasta aquellas originadas por guerras y por políticas económicas y sociales que generan masacres y grados de miseria tan extremos que millones de seres humanos perecen por hambre y enfermedades curables no atendidas.
Virtualmente todas las constituciones de las naciones que se consideran repúblicas democráticas y una que otra peculiar combinación de monarquía con parlamento, contienen los derechos humanos esenciales para la preservación de la vida. Por ejemplo, la Carta Magna de México incluye en su Título Primero 29 artículos referentes a las garantías individuales, sin las cuales no podría asegurarse el mismísimo derecho a la existencia. No obstante, desde el fin del proceso revolucionario en México hasta la fecha, prácticamente todo lo estipulado bajo este Título ha sido transgredido por los sucesivos gobiernos, con la excepción de la administración del Gral. Lázaro Cárdenas, bajo cuyo mandato las clases marginadas de México recibieron, por primera vez en décadas, la atención de su primer mandatario. Fuera de ese breve lapso de 6 años, miles y miles de mexicanos han perecido bajo la tortura espantosa de la inanición o enfermedades curables, porque los niveles de iniquidad de la clase política les han impedido cumplir con el mandato constitucional.



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