El último grito de Calderón; cuando apareció en el balcón la multitud lo recibió “calurosamente” y la plebe grito, una y otra vez, ósea muchas veces ¡Asesino, asesino, asesino! Con la cara desencajada haría mención de nuestros héroes patrios y las voces no cesaban ¡Asesino, asesino!
Más adelante siguió y como un tsunami las voces unánimes gritaron ¡fraude, fraude, fraude! Y fue recio y mucho.
Y cuando dijo viva México, más recio que nunca, la plebe grito una y otra vez, muchas pero muchas veces ¡sin PRI, sin PRI!
Televisa y Tv Azteca lo dejaron solo, y aunque censuraron el “grito” no puede hacer todo; es el torrente que avisa lo que se viene y no hay retroceso.
Lo bueno que Calderón no presento a sus hijos hubiera sido traumático; su vida ya nunca será igual y a sus hijos los sentencio, así como a miles de familias en nuestra patria, pero eso, esa noche el Zócalo tubo el mejor de los conciertos, con una orquesta compuestas de gritos de la plebe y una lluvia incesante como las lagrimas de los agredidos: será un paria igual que otro usurpador.
César del Pardo Escalante
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