A los medios de comunicación de la Comarca Lagunera: A los ciudadanos de la región

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Decía el gran periodista polaco Ryszard Kapuściński que cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. Esta sentencia tiene en nuestros días una actualidad implacable. Vivimos en un entorno en el que el sometimiento de las percepciones, el conocimiento y el ocultamiento de la realidad circundante se realizan a través de los medios de comunicación tal como lo mencionan tanto Noam Chomsky en su obra “la Fabricación del consenso”, como Walter Lippmann en “Opinión pública”, además de otros estudiosos de los medios de comunicación (Pierre Bourdieu, Raúl Trejo Delarbre, Jenaro Villamil, Blanca Montoya, y muchos  más).



Debido a la concentración de opciones informativas en la Comarca Lagunera, dicho conocimiento de la realidad cotidiana se ve castrado porque las empresas mediáticas de la región responden más a los intereses de sus principales inversionistas en publicidad: las grandes empresas de la región y el gobierno del Estado, quienes a través de este poder económico amagan el ejercicio periodístico y el compromiso con la población que los medios de comunicación deben tener como parte prioritaria de su responsabilidad social. No olvidemos la presión que ha ejercido el crimen organizado mediante ataques a las instalaciones de los medios y a través de amenazas e imposición del silencio a los reporteros, quienes como en el funesto caso del asesinato de Eliseo Barrón, han sido reprimidos y represaliados por ejercer su labor informativa. Sabemos que si bien los trabajadores de los medios no pueden caer en heroísmos ciegos oponiéndose al crimen organizado, hay otros rubros en los que la labor informativa debe ser ejercitada sin riesgo de cooptación, presión por inversión publicitaria o amago político.

Al ser los medios electrónicos bienes concesionados, su objetivo más que basarse en la explotación y la visión del ciudadano como un mero consumidor, tendría que enfocarse en la construcción de ciudadanía y en el crecimiento mental de la sociedad; tendría que crear un balance entre el compromiso con los ciudadanos y la búsqueda de la ganancia a través de nuevos modelos informativos y de contenidos; dejar de fomentar una mentalidad conformista, consumista, acrítica y mediocre en la que la enajenación y el entretenimiento sobrepasan y anulan casi por completo las opciones culturales y formativas para el crecimiento de la sociedad, el desarrollo de la organización popular  y la participación común para conformar una sociedad que realmente esté consciente de su circunstancia y los problemas que le rodean; una sociedad en la que la empatía, la solidaridad, el humanismo y la ética sean los baluartes desde donde se construyan el desarrollo y la transformación del entorno.

 Los medios de comunicación suelen escudarse diciendo que es falso mencionar su implacable capacidad de influencia y penetración; a este argumento respondemos que para comprobar el poder mediático sólo hay que observar la imposición de costumbres, modas, expresiones verbales y agendas informativas, además de la uniformidad del discurso y la casi nula presencia de voces en verdad críticas y autocríticas.

Debido a estas circunstancias que padecemos los ciudadanos, este día los miembros del movimiento #yosoy132Laguna venimos a velar de manera simbólica la muerte de la Libertad de Expresión, el asesinato a la pluralidad informativa y el enmudecimiento a la voz ciudadana, expresión a la que se ha arrinconado en los espacios de quejas acerca de los servicios públicos. Voz  a la que se le desprecia al punto de seleccionar los comentarios y opiniones que saldrán al aire, y ocultar aquellas expresiones que puedan contrariar los intereses tanto empresariales como gubernamentales.

No somos ingenuos. Sabemos que sólo una fuerte movilización social detonará poco a poco la incursión de temas prioritarios que vayan más allá de un aspecto coyuntural: el primordial e ineludible problema del agua en la región, el arsenicismo y sus consecuencias en la salud de los habitantes de la Comarca; la sobreexplotación de los acuíferos y la creciente y constante amenaza  de una crisis hídrica que crearía una situación caótica y devastadora para la región; además se encuentra presente la contaminación provocada por las grandes empresas, entre ellas Peñoles, uno de los principales inversionistas en publicidad al igual que las empresas lecheras, refresqueras y ganaderas, este hecho ha convertido a la región en una de las zonas con el suelo y el aire más contaminados del país. La explotación laboral, los casos de corrupción y el endeudamiento en los gobiernos estatales, son otros temas que aparecen y desaparecen del entorno mediático para ser suplantados por una inundación enajenante a través de la distracción, el espectáculo y el deporte, principalmente el futbol, vía de catarsis para la insatisfacción social y otra de las grandes inversiones económicas en los medios masivos.

Nos encontramos en un momento prioritario para la construcción de una nueva forma de participación ciudadana. El entorno electoral, en un país con medios de comunicación comprometidos con la sociedad y no “defensores de la comodidad” enganchados a la visión empresarial, nos habría presentado a las opciones políticas a profundidad: en lugar de la parafernalia, la superficialidad de la careta, el sexo de los candidatos o las eternas promesas,  medios realmente comprometidos con su función habrían presentado las carreras, los resultados de las gestiones, la preparación y los proyectos de los candidatos, las acusaciones o los logros que han marcado sus carreras más allá de la simulación, la alabanza o el escarnio. También la actuación, irregularidades e intromisión del aparato político y mediático en el ámbito electoral tienen que revelarse a la población en general. Ello detonaría un verdadero conocimiento de las opciones políticas y una elección consciente e informada; un voto informado crearía una decisión responsable a la que se le daría seguimiento. La pluralidad informativa es y seguirá siendo una de las exigencias de nuestro movimiento.

Consideramos que es imprescindible la apertura a la voz ciudadana: que el asesinato cotidiano de esta expresión popular traiga la resurrección de la exigencia pública para conformar una verdadera libertad de expresión y no la simulación que ahora padecemos. Si bien los medios de comunicación alterna y las redes sociales, además de los espacios en internet como los  blogs, los podscasts y los informativos minoritarios junto los periódicos de origen ciudadano son herramientas para contrarrestar el dominio mediático, es ineludible que los ciudadanos presionemos a las grandes empresas mediáticas para recordarles su labor prioritaria más allá de la ganancia económica. Su poder de alcance las ha convertido en detentadoras del discurso único, cinceladoras de la percepción de la realidad y amas de la voz pública.

El movimiento #yosoy132Laguna seguirá exigiendo que los temas prioritarios dejen de estar en la sombra o sean dispersados del entorno mediático para convertirlos en presencia  constante. Exigimos el cese a la manipulación informativa, la creación de ombudsmans mediáticos y la presentación recurrente de los reglamentos de acción de los medios a su público.

Como bien decía el poeta norteamericano Allen Ginsberg “quien controla los medios, las imágenes, controla la cultura”. Digamos un “descanse en paz” al control social a través de los medios de comunicación y presionemos a través de la organización social para que los habitantes de la Comarca Lagunera exijan nuevos espacios de expresión en los medios masivos. Sólo de este modo concebiremos una sociedad más crítica y llegaremos al ejercicio de la verdadera democracia: aquella en la que la participación y la organización social toma el rumbo y el control de su propio destino y elimina el vasallaje impuesto por la visión ideológica, consumista, egoísta e individualista que se inyecta desde los medios de comunicación de gran alcance y desde los productos culturales.

Tengamos siempre presentes las palabras de José Martí: Estudien lo que pretendan opinar. No se opina con la fantasía, ni con el deseo, sino con la realidad conocida.

Por una sociedad informada, consciente y participativa.

Por unos medios con responsabilidad y compromiso social: #yosoy132Laguna.

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