Desde su creación, en 1990, el Instituto Federal Electoral se ha visto involucrado en diversos escándalos, no sólo por los generosos sueldos que cobran sus consejeros electorales y el personal de confianza, sino por las decisiones controvertidas que le ha originado una severa crisis de credibilidad.




La autonomía con que trabajan los titulares de su Consejo General, les ha dado oportunidad para que, con todo sigilo, se hayan otorgado ahora un bono económico de 400 mil pesos, bajo el pretexto que es año de elecciones federales y que tendrán una “fuerte carga de trabajo”.


Esta compensación es para los nueve consejeros electorales y para los casi 10 mil empleados del Instituto Federal Electoral, equivalente a dos meses de salario bruto.


Dicho pago extra está previsto en el artículo 207 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, sin embargo, sólo contempla al personal del servicio profesional.


La razón de ser de la mencionada compensación es que resulta más barato pagar una cifra previamente definida que pagar horas extras al personal, pues en año electoral, todos los días son considerados hábiles.


El IFE, tiene un presupuesto autorizado en este 2012, de 15 mil 905 millones de pesos para todos sus gastos, además del 30 por ciento para sus gastos -al margen del bono- por ser año de elección


presidencial.


No es lo único oneroso del IFE. De acuerdo al presupuesto de egresos de la Federación, el presidente consejero Leonardo Valdés Zurita, percibe anualmente un salario de 3 millones 915 mil pesos, más


prestaciones.


Esos ingresos no han sido obstáculo para que se otorguen otros “estímulos” compensatorios “en lo oscurito”, para elevar de forma estratosférica los sueldos que reciben los consejeros, que es de 183 mil pesos mensuales.


La oficina del presidente consejero tiene asignadas 35 personas, de las que 11 son asesores y las demás se pueden calificar como personal de apoyo.


La plantilla asignada a la presidencia –que se encuentran desglosadas en el directorio institucional del IFE- se integra de un secretario particular, con salario de 2 millones 873 mil pesos al año; además, una secretaria técnica, un coordinador de logística, un “líder de proyecto presidencial” (antes con plaza de asesor del secretario particular), un especialista y una secretaria del órgano garante de transparencia y acceso a la información; cinco asistentes, un auxiliar, tres choferes, motociclistas, mensajeros, dos recepcionistas y dos secretarias.


Este IFE de Valdés Zurita ha sido el más cuestionado, en virtud de que se ha involucrado en sospechosos “ahorros” millonarios con fines mobiliarios, fueron 348 millones de pesos que tuvieron que reintegrar a la Tesorería de la Federación, en respuesta a conclusiones de la Auditoría Superior de la Federación, que consideró que el fondo había sido indebidamente constituido y en violación a la normatividad presupuestal.


También se le ha cuestionado por los incrementos salariales al margen de lo aprobado, que tuvieron que rechazar ante las protestas de todos los sectores.


En febrero de 2009, los consejeros electorales pretendieron aumentarse el sueldo de 175 mil a 333 mil pesos mensuales con prestaciones, esgrimiendo el banal argumento de que “la ampliación salarial” estaba apegada a la Constitución. Ya se entiende por qué es una de las instituciones privilegiadas.


La cúpula del IFE, y su burocracia dorada tienen otras generosas prestaciones, entre las que destacan: las celebraciones del Día de la Madre, Reyes, del Niño, fiesta de Fin de Año, entrega de vales navideños, así como la realización de actos deportivos y un desembolso especial por concepto de “dote matrimonial”.


Este último beneficio es tan común, que hasta quien fue el anterior presidente consejero Luis Carlos Ugalde lo hizo valer, al cobrar casi 250 mil pesos para sus nupcias con Lía Limón García, en diciembre del 2003, enlace disuelto seis meses después.


Valdés Zurita ha sido vehemente para defender su jugoso presupuesto.


Al margen de las complicaciones antes enumeradas, el IFE enfrentará uno de sus mayores riesgos: el de la inseguridad que existe en varios estados del país y que pondría en riesgo el desarrollo de los comicios.


Valdés Zurita ha planteado la “necesidad” de que los consejeros puedan tener una camioneta blindada, pero no dijo cuántos vehículos requieren, ni el costo, ni de dónde obtendrán los dineros.


No obstante que uno de los objetivos de la reforma electoral de 2007-2008 fue el de abatir los costos de los comicios, México se mantiene como la democracia más cara de América Latina; se estima que el costo por voto es de 155 pesos.


El Presidente consejero del IFE, Leonardo Valdés, ¿podrá explicar el destino de los “ahorros” acumulados durante su gestión? Ante la censura de la ciudadanía, ¿el personal de élite del IFE rechazará el bono electoral?(El sol de México)