24 de febrero de 2012

Guardar las formas - Rafael Segovia

Guardar las formas
FUENTE: REFORMA.COM
Rafael Segovia
24 Feb. 12

No hay espectáculo más triste que las conferencias de prensa de Felipe Calderón cuando tiene que dirigirse a su pueblo. Se recoge a todos los funcionarios de medio pelo y se les pide que se presenten en tal sala, con media o una hora de anticipación, acompañados por sus esposas -inútil añadir que deben ir luciendo sus mejores galas. No debe quedar un lugar vacío. De vez en cuando hay que hacer concesiones y la selección no es la habitual. Es menos selecta, no acuden aquellos que forman la máxima selección, aquella que constituye el corazón político de la nación. La mantiene viva, aplaude con ganas, sin que los más cercanos deban esforzarse.



A medida que nos acercamos al relevo de la guardia, las conferencias se multiplican, se hacen más frecuentes y más imprevisibles. Hay sorpresas donde aparecen los inesperados, que llevan a estallidos de mal humor incontrolados.

Hemos conocido un nuevo socorro popular donde se ayuda a los verdaderamente de abajo, ayudas inesperadas para aquellos que no forman parte de las mil dependencias de gobierno, de organizaciones donde quienes pueden considerarse del lumpenproletariat pueden conseguir lo que no obtienen en ningún lado. La semana pasada el Presidente acudió a uno de esos mítines mal manejados y peor seleccionados donde una señora, que no se puede saber por qué estaba allá, se quejó con mal tono de que al hijo una tercera persona no le habían atendido debidamente. Irritado, el Presidente le preguntó a la impertinente que cuánto ganaba, a lo que la intrusa, que dijo ser maestra, dijo que ganaba 10 mil pesos al mes. Aún más irritado, el Presidente alegó que esa reunión era para personas que ganaban menos. El zipizape no se calmó, la intrusa siguió refunfuñando hasta que de mala manera el Presidente le pidió que lo dejara trabajar.

Ya en aquel momento el malestar era general. El Presidente se había salido de su papel. No estaba ante su público y no sabía cómo dirigirse ante quienes tenía delante, sus ayudantes o quienes fueran no sabían qué hacer. Su público estaba en Los Pinos o en el Club de banqueros o de Industriales. No estaba allá como no está en ninguna universidad en las cuales él o los suyos saben muy bien que no deben poner los pies si no quiere vivir escenas como ésta.

En un país tan profundamente dividido en clases sociales como México hay que estar siempre atento a esas situaciones. El Presidente debe saber que él no es el Presidente de todas las clases, aunque éstas no lo sepan.

Hay personas que no están bajo la autoridad del Estado aunque quieren estarlo, están de hecho fuera de un país al que quisieran pertenecer, pero carecen de los instrumentos mínimos para entrar en él: México es un país por hacerse.

La mujer con quien el Presidente se enfrentó hace unos días no hablaba el mismo idioma. Se sabe que el Presidente dijo: Puedes seguir grillando. Pero al menos durante este año él no puede expresarse así. Alguien que así lo hiciera estaría cometiendo un desacato. No sé si en el código penal así figure pero mientras un individuo conteste a quien le interpela con los mismos términos en que él fue interpelado no está saliéndose de las reglas de uso común de la lengua. Si esa mujer, por consiguiente, le hubiera dicho a FCH: el que grilla es usted, estaría dentro de las normas habituales de conversación. Se puede usar un lenguaje más complicado, no al alcance de todo el mundo, porque sólo se aprende en cierto mundo, como el que empleó Felipe Calderón cuando acto seguido replicó: Está libre de hacer toda la grilla que quiera pero detrás de la raya que estoy trabajando. Esa manera de hablar se usa en los colegios y en las escuelas, no saliéndose de sus casillas como el Presidente.

Se están viviendo momentos demasiado tensos en el país. Simultáneamente los periódicos publican dos titulares, primero: el crimen disminuye en México, y en la misma primera plana: ayer asesinaron a 40 presos en el penal de Apodaca, en Nuevo León. Se le puede pedir al Presidente que tenga un mejor servicio de prensa en todos los sentidos, empezando por abandonar ciertas expresiones que cualquier mexicano no debe usar cuando se dirige a él. Será un primer paso indispensable para imponer un clima diferente, aunque no sea solamente más respetuoso y de ser posible más educado que el que impera ahora.

Estamos muy cerca de elegir un nuevo gobierno y ya se advierten las primeras dificultades a las que deberán enfrentarse. Sabemos que los principios serán los más desilusionantes: los amigos que se quedan fuera, los enemigos que se quedan dentro, los días de angustia, los señores que vienen de fuera. En resumen todo, pero al menos que mantengan las formas.

#AMLO2012
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