El ofrecido cambio estructural en 2000 se dio hacia atrás, no para bien como nos habían dicho. Y, además, los autores del supremo embuste siguen regodeándose en la impunidad del poder, acaso el elemento más ponzoñoso de nuestro singular sistema presidencialista. Basta con la voluntad del titular del Ejecutivo para que cualquier tipo de diatribas se imponga a las leyes o sencillamente puedan evadirse éstas cuando así convenga al pequeño grupo gobernante. Por esta razón, es evidente, jamás se perseguirá a los herederos del matrimonio Fox-Sahagún, la pareja ex presidencial, ni a los del binomio Calderón-Zavala-Gómez del Campo. Son valores entendidos.
Cuando presenté “Nuestro Inframundo”, con retraso gracias al predominio de la censura en este caso ejercida por un contubernio entre Editorial Océano y muy altos funcionarios del gobierno calderonista, entre ellos el hoy enfermo Alonso Lujambio, insistí en la imposibilidad de correlacionar los niveles de la deuda global, pública y privada, de nuestro gobierno con los porcentajes récord de reservas monetarias en el Banco de México, aun cuando mucho se presumía, entonces y hoy, que tal es el mayor signo de la estabilidad financiera de México y el orden administrativo del régimen en curso que sólo ha seguido los mismos lineamientos dados por los priístas de la última hornada presidencial. De hecho, la derecha no se instaló en Palacio Nacional con Fox... sino con Miguel de la Madrid en 1982. Lo demás ha sido pura y santa simulación.
Fue entonces cuando descubrí, tratando de poner al día las cifras, los cambios estratégicos a la “transparente” página web de la Secretaría de Hacienda en donde otrora podían encontrarse y analizarse, con cierta facilidad, los indicadores sobre la deuda y otros recovecos del erario público. Cuando cerré edición, en mayo de 2011, la deuda global ascendía a 394 mil millones de dólares, en bruto, mientras la acumulación de esta divisa en el Banco de México, en agosto del mismo año –pude introducir el dato en la obra mencionada a última hora-, alcanzaba 136 mil 128 millones de dólares a los que debían sumarse 4 mil 300 millones de dólares más que sirvieron para la compra d cien toneladas en oro, esto es un cuatro por ciento adicional al ahorro interno como garantía para los grandes acreedores de nuestro país.
En el mismo texto hice referencia a que, de acuerdo con las “órdenes” del Fondo Monetario Internacional, rector de nuestras finanzas internas, las reservas deberían alcanzar los 150 mil millones de dólares, a fin de 2011, para así poder cubrir las espaldas de los especuladores de Wall Street generadores de la devastadora crisis recesiva mundial de 2008 y de la que se nos viene en este 2012.
Bueno, el gobierno calderonista casi cumplió sus expectativas que son seguimiento entreguista a las del Fondo. El 3 de febrero de este 2012, hace apenas dos semanas, las reservas llegaron a 148 mil 129 millones de dólares con una peculiaridad: Aumentaron en 748 millones de dólares en tan sólo una semana, por lo que es dable calcular que, a final de mes, la cifra exigida de 150 mil millones, destinados a la parálisis porque no pueden tocarse, esté plenamente cubierta... con apenas dos meses de retraso. Y ni con eso están conformes quienes presionan al copado Calderón.
¿Y la deuda? Curiosamente, cuando aún podían consultarse los indicadores de Hacienda, en octubre pasado, descendió, en apenas cinco meses, esto es desde mayo, ¡en 82 mil millones de dólares! Así se situó en el orden de los 312 mil millones de dólares, en bruto insisto, sin que mediara explicación alguna sobre pagos de este nivel hacia el interior o el exterior del país. Para que nos entendamos; en 1982, cuando José López Portillo anunció el mayor saqueo de divisas de la historia –hasta ese momento-, reconoció una deuda de 80 mil millones de dólares, similar a la amortización secreta de la misma a manos de los funcionarios de Hacienda y con el camuflaje del cambio de titular de la dependencia, tras el adiós del frustrado y frustrante Ernesto Cordero y el arribo de José Antonio Meade Kuribreña, al parecer un verdadero mago de la cibernética, sobre todo para desglosar y diseinar estadísticas.
Pues bien, en seguimiento a la transparencia oficial ya no es sencillo llegar a los cuadros sobre la deuda, pública y privada, porque es menester solicitarlo especificando las causas del interés en ellos. Esto es, el acceso no es libre y sencillo sino rígido y complejo por obra y gracia de quienes, como este autor, sumaron y restaron para concluir, con los datos proporcionados por el propio gobierno, que se debían tres dólares por cada divisa ahorrada.
En este sentido, los adoradores del gobierno actual –los hay aunque sea difícil de creer dados los resultados-, insisten en que no pueden colocarse en el mismo nivel “aquellos dolarotes” que debía López Portillo a los “dolaritos” actuales que debe el régimen de Calderón. En la misma línea, le espeté al portavoz que trataba de convencerme:
--Si debemos “dolaritos” –por más de 312 mil millones de dólares- también hemos ahorrado “dolaritos” en el Banco de México, poco menos de la mitad de cuanto los acreedores demandan. Es, sencillamente, una cuestión de sentido común.
Pero el proyecto sigue: hacer ociosos los ahorros del sector público, para que dispongan de estas reservas, en líquido, los grandes especuladores internacionales –lo nuestro es papel que no circula y está supuestamente resguardado en bóvedas de los Estados Unidos, incluyendo claro, los lingotes de oro por cien toneladas, lo que hace imposible corroborar las disposiciones, si pueden llamarse así con perdón de los sabios economistas, a favor de México y su deplorable gobierno. Hasta este punto llega el gran engaño contra los mexicanos.
¿A dónde fueron a parar los 82 mil millones de dólares que se esfumaron de los indicadores de Hacienda sin que mediara el menor informe sobre el particular? ¿Sencillamente se aplicó un borrón para difuminar inquietudes y poner a salvaguarda la penosa precampaña de Ernesto Cordero –el “cordero pascual” destinado al sacrificio en la gran hoguera blanquiazul-, evitándose explicaciones de más y en un ejercicio pleno de autoritarismo? La democracia es sólo un mito cuando la derecha, cuyo último peldaño es el fascismo, como lo es también el de la izquierda radical, se empeña en engañar para sacar el mejor provecho posible de la manipulación colectiva. Como ahora bajo las faldas de Josefina.
La Anécdota
Pregunté en Madrid a un conocedor de la materia:
--¿Por qué no se sanciona al juez Garzón por entrometerse en las soberanías ajenas para perseguir y desnudar a las dictaduras de Latinoamérica –Argentina, Chile- y las de Asia –fue él quien incriminó a Osama bin Laden, antes que nadie-, y sí, en cambio, se le despedaza por ordenar que se abrieran las fosas clandestinas regadas por Franco por toda la geografía española?
--Bueno –respondió-, Garzón fue sentenciado por abusar de sus funciones y grabar a los abogados defensores de otra trama. Eso aquí se considera prevaricación.
--Pero, la verdadera razón es otra.
Y el abogado se alzó de hombros y casi musitó:
--¿No hemos cambiado mucho, verdad?
rafloret@yahoo.com.mx
APAGA LA TELEVISIÓN, NO PERMITAS QUE ASESINEN TU MENTE, MEJOR LEE UN LIBRO E INFÓRMATE EN LOS MEDIOS ALTERNATIVOS.
#AMLO2012
Cuando presenté “Nuestro Inframundo”, con retraso gracias al predominio de la censura en este caso ejercida por un contubernio entre Editorial Océano y muy altos funcionarios del gobierno calderonista, entre ellos el hoy enfermo Alonso Lujambio, insistí en la imposibilidad de correlacionar los niveles de la deuda global, pública y privada, de nuestro gobierno con los porcentajes récord de reservas monetarias en el Banco de México, aun cuando mucho se presumía, entonces y hoy, que tal es el mayor signo de la estabilidad financiera de México y el orden administrativo del régimen en curso que sólo ha seguido los mismos lineamientos dados por los priístas de la última hornada presidencial. De hecho, la derecha no se instaló en Palacio Nacional con Fox... sino con Miguel de la Madrid en 1982. Lo demás ha sido pura y santa simulación.
Fue entonces cuando descubrí, tratando de poner al día las cifras, los cambios estratégicos a la “transparente” página web de la Secretaría de Hacienda en donde otrora podían encontrarse y analizarse, con cierta facilidad, los indicadores sobre la deuda y otros recovecos del erario público. Cuando cerré edición, en mayo de 2011, la deuda global ascendía a 394 mil millones de dólares, en bruto, mientras la acumulación de esta divisa en el Banco de México, en agosto del mismo año –pude introducir el dato en la obra mencionada a última hora-, alcanzaba 136 mil 128 millones de dólares a los que debían sumarse 4 mil 300 millones de dólares más que sirvieron para la compra d cien toneladas en oro, esto es un cuatro por ciento adicional al ahorro interno como garantía para los grandes acreedores de nuestro país.
En el mismo texto hice referencia a que, de acuerdo con las “órdenes” del Fondo Monetario Internacional, rector de nuestras finanzas internas, las reservas deberían alcanzar los 150 mil millones de dólares, a fin de 2011, para así poder cubrir las espaldas de los especuladores de Wall Street generadores de la devastadora crisis recesiva mundial de 2008 y de la que se nos viene en este 2012.
Bueno, el gobierno calderonista casi cumplió sus expectativas que son seguimiento entreguista a las del Fondo. El 3 de febrero de este 2012, hace apenas dos semanas, las reservas llegaron a 148 mil 129 millones de dólares con una peculiaridad: Aumentaron en 748 millones de dólares en tan sólo una semana, por lo que es dable calcular que, a final de mes, la cifra exigida de 150 mil millones, destinados a la parálisis porque no pueden tocarse, esté plenamente cubierta... con apenas dos meses de retraso. Y ni con eso están conformes quienes presionan al copado Calderón.
¿Y la deuda? Curiosamente, cuando aún podían consultarse los indicadores de Hacienda, en octubre pasado, descendió, en apenas cinco meses, esto es desde mayo, ¡en 82 mil millones de dólares! Así se situó en el orden de los 312 mil millones de dólares, en bruto insisto, sin que mediara explicación alguna sobre pagos de este nivel hacia el interior o el exterior del país. Para que nos entendamos; en 1982, cuando José López Portillo anunció el mayor saqueo de divisas de la historia –hasta ese momento-, reconoció una deuda de 80 mil millones de dólares, similar a la amortización secreta de la misma a manos de los funcionarios de Hacienda y con el camuflaje del cambio de titular de la dependencia, tras el adiós del frustrado y frustrante Ernesto Cordero y el arribo de José Antonio Meade Kuribreña, al parecer un verdadero mago de la cibernética, sobre todo para desglosar y diseinar estadísticas.
Pues bien, en seguimiento a la transparencia oficial ya no es sencillo llegar a los cuadros sobre la deuda, pública y privada, porque es menester solicitarlo especificando las causas del interés en ellos. Esto es, el acceso no es libre y sencillo sino rígido y complejo por obra y gracia de quienes, como este autor, sumaron y restaron para concluir, con los datos proporcionados por el propio gobierno, que se debían tres dólares por cada divisa ahorrada.
En este sentido, los adoradores del gobierno actual –los hay aunque sea difícil de creer dados los resultados-, insisten en que no pueden colocarse en el mismo nivel “aquellos dolarotes” que debía López Portillo a los “dolaritos” actuales que debe el régimen de Calderón. En la misma línea, le espeté al portavoz que trataba de convencerme:
--Si debemos “dolaritos” –por más de 312 mil millones de dólares- también hemos ahorrado “dolaritos” en el Banco de México, poco menos de la mitad de cuanto los acreedores demandan. Es, sencillamente, una cuestión de sentido común.
Pero el proyecto sigue: hacer ociosos los ahorros del sector público, para que dispongan de estas reservas, en líquido, los grandes especuladores internacionales –lo nuestro es papel que no circula y está supuestamente resguardado en bóvedas de los Estados Unidos, incluyendo claro, los lingotes de oro por cien toneladas, lo que hace imposible corroborar las disposiciones, si pueden llamarse así con perdón de los sabios economistas, a favor de México y su deplorable gobierno. Hasta este punto llega el gran engaño contra los mexicanos.
¿A dónde fueron a parar los 82 mil millones de dólares que se esfumaron de los indicadores de Hacienda sin que mediara el menor informe sobre el particular? ¿Sencillamente se aplicó un borrón para difuminar inquietudes y poner a salvaguarda la penosa precampaña de Ernesto Cordero –el “cordero pascual” destinado al sacrificio en la gran hoguera blanquiazul-, evitándose explicaciones de más y en un ejercicio pleno de autoritarismo? La democracia es sólo un mito cuando la derecha, cuyo último peldaño es el fascismo, como lo es también el de la izquierda radical, se empeña en engañar para sacar el mejor provecho posible de la manipulación colectiva. Como ahora bajo las faldas de Josefina.
La Anécdota
Pregunté en Madrid a un conocedor de la materia:
--¿Por qué no se sanciona al juez Garzón por entrometerse en las soberanías ajenas para perseguir y desnudar a las dictaduras de Latinoamérica –Argentina, Chile- y las de Asia –fue él quien incriminó a Osama bin Laden, antes que nadie-, y sí, en cambio, se le despedaza por ordenar que se abrieran las fosas clandestinas regadas por Franco por toda la geografía española?
--Bueno –respondió-, Garzón fue sentenciado por abusar de sus funciones y grabar a los abogados defensores de otra trama. Eso aquí se considera prevaricación.
--Pero, la verdadera razón es otra.
Y el abogado se alzó de hombros y casi musitó:
--¿No hemos cambiado mucho, verdad?
rafloret@yahoo.com.mx
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