El IFE requiere credibilidad, no consejeros
El Consejo General hace buen rato que dejó de ser un órgano “ciudadanizado” y confiable.
Humberto Musacchio*
El Consejo General del IFE viene funcionando —es un decir— con sólo seis consejeros de los nueve que por ley debería tener. Hace casi un año, el 30 de octubre de 2010, debieron ser cubiertas las ausencias, pero hasta ahora no ha existido acuerdo en la Cámara de Diputados ni se ha logrado obtener mayoría calificada para validar la elección.
El PRI ha insistido en que candidatos suyos deben cubrir los faltantes, lo que por supuesto resulta inaceptable para el PAN y el PRD, y la mayoría necesaria requiere el concurso de por lo menos dos de los tres partidos con mayor representación parlamentaria. Si alguien se pregunta el porqué de esa absurda pretensión priista, la respuesta es que, para los líderes de esa bancada, los consejeros actuales forman mayoría gracias a una alianza del PAN y el PRD, hecho por demás incomprobable.
En realidad, la pretensión del tricolor obedece a una línea trazada en Toluca desde hace tiempo. El precandidato del gran copete no debe sentirse tan seguro si sus achichincles parlamentarios quieren amarrar de pies y manos tanto a sus adversarios azules como a los amarillos. Y, para el caso, lo ideal es contar con la incondicionalidad de la mayoría del Consejo.
Con la enorme autoridad moral que se le reconoce, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por boca del magistrado presidente, Alejandro Luna Ramos, tachó de falta legislativa la incapacidad para cubrir las tres ausencias del Consejo General del IFE, lo que pese a todo no resta al Instituto legalidad ¡y legitimidad!, según el mismo magistrado, uno de los protagonistas del cochinero electoral de 2006.
Porfirio Muñoz Ledo le exigió a Emilio Chuayffet, presidente en turno de la Cámara de Diputados y responsable legal de la misma, no ceder en un asunto tan importante ante un “mandarinato segundón” y proponer una y otra terna hasta destrabar el asunto. La respuesta de Chuayffet fue el anuncio de que convocará a la Conferencia para la Dirección y Programación de los Trabajos Parlamentarios, organismo que integran la Mesa Directiva de la Cámara y la Junta de Coordinación Política, para que esa Conferencia sea la que proponga una o más ternas al pleno de San Lázaro.
En fin, que hay una preocupación inexplicable por dotar de tres consejeros más al IFE, lo que por supuesto no garantizará elecciones limpias, pues el Consejo General hace buen rato que dejó de ser un órgano “ciudadanizado” y confiable para convertirse en un botín más de los partidos.
Más bien, lo que debería preocupar a nuestros legisladores es la existencia misma del IFE con sus actuales características, pues tiene una nómina de 15 mil personas. Lo procedente es darle cristiana sepultura al blanco paquidermo e indemnizar a sus consejeros, que para organizar elecciones durante seis meses de cada trienio bien se pueden hacer las cosas de otra manera, más barata y tal vez más digna de la confianza ciudadana.
*Periodista y autor de Milenios de México
hum_mus@hotmail.com
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