7 de mayo de 2011

PROCESO: La culpa, de la corrupción, no de las armas J. Jesús Esquivel

La culpa, de la corrupción, no de las armasJ. Jesús Esquivel 

Para la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, la narcoviolencia en México no es culpa de las armas estadunidenses, sino de la corrupción que permea a las Fuerzas Armadas, al sistema judicial y al gobierno en su relación con los cárteles de la droga. Al combate de ese problema debería dedicarse el presidente mexicano, dicen directivos de esa organización, y advierten: “No permitiremos que ninguna injerencia extranjera, empezando por la de México, consiga modificar las leyes sobre armas en Estados Unidos...”  

PITTSBURGH.- La Asociación Nacional del Rifle (NRA) no duda en señalar que la narcoviolencia en México es consecuencia de la incapacidad de Felipe Calderón para contener la corrupción que permea su gobierno. Al culpar a las armas estadunidenses del problema, afirma esta organización, el mandatario mexicano sólo busca eludir responsabilidades.
En medio de una enorme cantidad de armas de fuego desplegadas en tres niveles del imponente Centro de Convenciones David L. Lawrence, en Pittsburgh, Pensilvania, la NRA insiste en que “nada, ni lo que ocurra a los vecinos del sur (los mexicanos), debe interponerse ante el sagrado derecho” de los estadunidenses a portar y usar armas para su defensa.
“Nunca vamos a soportar que gobiernos extranjeros, en este caso el de México, culpen a las leyes de Estados Unidos que permiten la compra y portación de armas, o a los fabricantes de las mismas, por los problemas, las tragedias y la violencia que sufren”, dice en entrevista con Proceso Rachel Parsons, directora de la Oficina de Relaciones Públicas de la NRA.
La 140 Reunión Anual de la NRA en Pittsburgh, cuyo lema este año fue “Ríos de Libertad”, es un ejemplo más de la indiferencia que existe en Estados Unidos sobre la narcoviolencia que priva en México, los casi 40 mil muertos que ha dejado la guerra militarizada que emprendió Calderón y el papel que en esto juega la demanda y adicción a las drogas de los estadunidenses.
“Esta es una reunión exitosa. Hay más de 70 mil asistentes al evento y más de 400 fabricantes de armas y accesorios que están exhibiendo sus productos aquí en Pittsburgh. Estamos mejor que nunca”, afirma sonriente la vocera de la NRA, quien a última hora sustituyó al vicepresidente ejecutivo de la Asociación, Wayne R. LaPierre, con quien este reportero tenía pactada la  entrevista en un principio.
La Reunión Anual en Pittsburgh, que se realizó del 29 de abril al 1 de mayo, fue un muestrario imponente de la tecnología más nueva en armas de fuego, que van desde pistolas calibre .22 a los impresionantes rifles calibre .50, que son los preferidos por los narcotraficantes mexicanos y que en Estados Unidos están alcance de cualquier ciudadano, criminal o no. 
En las decenas de pasillos que recorren los tres niveles de las dos alas principales del Centro de Convenciones, los fabricantes de armas permiten que los miles de asistentes y miembros de la NRA sopesen y prueben sus productos como si se tratara de utensilios de cocina.   
No hay limitantes para hacerlo: los niños de cualquier edad también tienen derecho, y algunos hasta son ayudados por sus padres para sostener y apuntar con la mira telescópica un rifle AK-47, un R-15, una pistola 9 milímetros, una ametralladora, escopetas y hasta las temidas armas calibre .50, conocidas en México como “las matapolicías”. 
“Esta es una feria de libertades y derechos”, comenta al reportero uno  de los vendedores de la fábrica Smith and Wesson. “Estos niños aprenden desde ahora a defender sus derechos y su integridad física. Esto es legal, y no lo confundan con una escuela de criminales; los criminales no vienen aquí”, señala el vendedor.
De múltiples colores y tamaños (hay armas de color rosa para las damas en varios de los calibres), el armamento exhibido refleja parte de la cultura de los estadunidenses, que en varios países es categorizada como “salvaje”.
El arsenal expuesto en Pittsburgh es un catálogo de intimidación y una prueba más de que las pistolas, escopetas y rifles automáticos y semiautomáticos que se ofrecen aquí son los mismos que portan los integrantes de cualquier cártel mexicano, algunos incluso más potentes y sofisticados que los que tienen el Ejército y la Armada de México.
En la Reunión Anual de la NRA no se venden directamente armas ni municiones. Quienes muestran sus productos levantan pedidos de pistolas y rifles que después llegarán a sus compradores por correo. No hay límite para adquirir las armas, siempre y cuando el cliente no tenga antecedentes penales, indagación que se hace en menos de cinco minutos en cada uno de los cientos de cubículos de los vendedores. 
La NRA aprovecha su reunión para ofrecer conferencias, cursos y talleres sobre cómo “usar las armas para la defensa personal”.
Decenas de instructores, en su mayoría exmilitares y exagentes federales del FBI y hasta de la CIA, enseñan a niños, adolescentes y adultos cómo utilizar cualquier tipo de arma contra algún ladrón que quiera entrar a sus casas. Dan clases acerca de cómo desenfundar con rapidez una pistola en caso de ser atacado por un delincuente que porte un cuchillo o cualquier objeto punzocortante, y hasta de cómo disparar contra una persona a más de 150 metros de distancia con rifles de alto calibre como AK-47 o R-15 si el intruso, delincuente o enemigo se echa a correr tras cometer una fechoría. 
También se instalaron talleres para cazadores, pero éstos, aunque sí tienen una audiencia también numerosa, no cuentan con el mismo éxito que las clases o cursos de defensa personal.
La política no es ajena a las reuniones anuales de la NRA, y mucho menos este año, cuando empieza a calentarse en Estados Unidos la contienda por la presidencia, que se definirá en los comicios de noviembre de 2012.
El viernes 29 de abril, en un foro titulado “Celebración del liderazgo de la NRA y de los valores estadunidenses”, los oradores estelares fueron el senador federal republicano por Pensilvania, Pat Toomey, los congresistas republicanos Dan Boren y Jason Altmire, así como los aspirantes a la nominación presidencial por el Partido Republicano, Newt Gingrich –expresidente de la Cámara de Representantes– y Mike Huckabee, exgobernador de Arkansas.
Todos los ponentes hablaron del “indestructible derecho” de los estadunidenses a comprar y portar armas de fuego, pero el mensaje principal fue el de “no permitir que voces extranjeras” interfieran  en los asuntos nacionales pues podrían poner en riesgo la vida de los estadunidenses. Es decir, evitar a toda costa que por situaciones de inseguridad, como la de México, en Estados Unidos se limiten las leyes que favorecen la producción y venta de armas.
“Este año y el siguiente, la NRA se dedicará a promover el voto en contra de la reelección del presidente Barack Obama”, declaró LaPierre al concluir el desfile de oradores especiales en la sesión del último viernes de abril. “Obama quiere anular nuestros derechos por pedidos injustificados de gobiernos extranjeros; eso no lo vamos a permitir”, expresó LaPierre en medio de los aplausos del auditorio, que empezó a gritar: “¡Fuera Obama, fuera Obama!”.
De acuerdo con las últimas estadísticas del Departamento de Justicia sobre las aportaciones que ha hecho desde 2009 la NRA para financiar campañas políticas, esta agrupación ha gastado 1 millón 333 mil 660 dólares en el apoyo a candidatos –sin importar su afiliación política– a puestos federales, estatales y locales que estén a favor de mantener intactos los derechos a comprar y a portar armas de fuego. 
Parsons asegura que por decreto de la junta directiva de la NRA, y con el respaldo unánime de sus poco más de 4.3 millones de afiliados, “se hará campaña en contra de cualquier aspirante a un puesto de elección popular que esté dispuesto a promover acciones en contra de los derechos a favor de las armas, y más aún cuando lo haga por simpatía o solidaridad a lo que está ocurriendo en México por la narcoviolencia”.
La vocera de la NRA asegura que para ellos es muy lamentable lo que está pasando a los mexicanos, pero considera que es más lamentable que el gobierno de Calderón, en lugar de solucionar el problema, se dedique a buscar culpables en otros países, como la misma NRA, entre otros sectores estadunidenses.
“En el caso de México, la solución al problema de la violencia tiene que surgir en México; se tiene que eliminar la corrupción en las Fuerzas Armadas, en el sistema judicial y, en términos generales, en todo el gobierno; porque está claro que por medio de la corrupción son los cárteles del narcotráfico los que tienen el control de lo que ocurre en el país”, apunta Parsons.
Según la NRA, los narcotraficantes, y en general todos los integrantes de organizaciones criminales mexicanos, no están exclusivamente armados con arsenales civiles de origen estadunidense como los exhibidos en Pittsburgh. “Tienen armamento militar automático y semiautomático que seguramente llegó a México por otro lado, no por Estados Unidos, como dice el gobierno mexicano”, añade la vocera a Proceso.
En las diversas salas de exhibición del Centro de Convenciones de Pittsburgh ninguno de los más de 30 asistentes consultados por el reportero dijo estar preocupado por las quejas del gobierno de Calderón sobre el tráfico de armas de Estados Unidos a México. Todos coincidieron en afirmar que el Congreso no se dejará influir por lo que pase en México, problema que, dijeron, debe ser corregido por su gobierno y no por la Casa Blanca o el Capitolio.
“¿Qué quieren, que también vayan agentes federales a detener a los narcos o a los funcionarios corruptos?”, declaró un miembro de la NRA que viajó desde Seattle, Washington, a Pittsburgh, con su esposa y sus tres hijos, para participar en el evento y ordenar la compra de dos rifles y tres escopetas.          
En los tres días que duró la Reunión Anual de la NRA fueron repetidamente mencionados la narcoviolencia en México, el nombre de Felipe Calderón y la Operación Rápido y Furioso, sólo que para incentivar una campaña en contra de Obama y de cualquier intento del gobierno mexicano de intervenir para modificar las leyes federales sobre los derechos a la compra de armas en toda la Unión Americana.
Cuestionada sobre la posición de la NRA respecto a la Operación Rápido y Furioso, que fue realizada por el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) del Departamento de Justicia, y que bajo supervisión gubernamental permitió la compra múltiple de cerca de 2 mil 500 armas de todo tipo y calibre en la ciudad de Phoenix, Arizona, por 15 traficantes que introdujeron el arsenal a México para entregarlo a narcotraficantes, Parsons ofreció una respuesta. 
“Es terrible lo que ocurrió con Rápido y Furioso. Queremos que se realice una investigación del asunto por parte del Congreso, ya que es lamentable que el ATF, que representa al gobierno federal de Obama, haya ayudado y supervisado la compra múltiple de armas que sabía de antemano terminarían en poder de los narcotraficantes mexicanos. Aquí se debe castigar a los responsables de esto y no a los fabricantes o vendedores de las armas, que nunca violaron las leyes de este país”, dice Parsons.
Bajo un ambiente de fiesta, los miles de asistentes a la Reunión Anual de la NRA disfrutaron cada uno de los momentos en las salas de exhibición donde la tecnología digitalizada marca una nueva pauta en la fabricación de armas. Por ejemplo, la empresa estadunidense Arma Lite, Inc., presentó en Pittsburgh su última creación: el rifle semiautomático AR-10, calibre 7.62 milímetros, el cual tiene un sistema electrónico de reconocimiento digital que sólo permite disparar a la persona o personas cuyas huellas digitales tenga almacenadas en su memoria computarizada. Su costo, 4 mil 500 dólares. “Somos una historia en la innovación”, sostiene el lema de la empresa cuya sede está en Geneseo, Illinois.
La feria de las armas en Pittsburgh ofrecía a los potenciales clientes el uso “virtual” de los productos. Por medio de computadoras, niños, adolescentes y adultos podían empuñar una pistola o rifle de cualquier calibre, apuntar a figuras de animales o personas que aparecían en pantallas gigantes de televisores planos, y simplemente disparar, como en los juegos electrónicos y de computadoras. El efecto por el impacto en el objetivo dependía del calibre de la munición. Con un arma calibre .50, por ejemplo, el impacto contra la figura de un hombre o un animal salvaje resultaba demoledor. 
El culto a las armas en Estados Unidos no tiene límites. En el Centro de Convenciones de Pittsburgh había también artesanos que ofrecían sus servicios a los compradores potenciales de armas.
Decenas de pequeñas y medianas empresas promovían “trabajos sofisticados”, como bañar en oro pistolas o rifles, acuñar diamantes, esmeraldas o rubíes en las cachas de las armas, o incluso artillar cualquier tipo de automóvil con rifles automáticos o semiautomáticos. “Podemos ocultar y montar un rifle calibre .50 en cualquier auto sedán”, afirma el vendedor de la empresa Ruag Ammotec USA Inc.
Lo más novedoso este año en la Reunión Anual de la NRA fue la exhibición de armas con estructura de cristal. Había pistolas 9 milímetros, revólveres calibre .44 y rifles AK-47. También, armas con estructura de cristal a un precio que iba de los 500 hasta los 7 mil dólares. Las normales, con estructura de metal, no eran tan caras: un pistola para bolso de dama calibre .38 de tres tiros se podía ordenar por la módica cantidad de 220 dólares.
Pero la NRA tiene otra solución para el problema de la inseguridad en México: que el gobierno mexicano modifique las leyes para que se permita la venta, compra y portación de armas.
“Nunca más que ahora nosotros pensamos que los mexicanos necesitan defenderse a sí mismos. En México hay mucha violencia y corrupción que hace más urgente el que la misma gente se pueda defender”, recomienda Parsons.

¡AMLO 2012!

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