Al Garete, INDICE POLÍTICO, MÉXICO
Al Garete
10/01/2011 - 00:12
Por: Francisco Rodríguez
SIN RUMBO NI puerto qué alcanzar, al garete, a punto del naufragio. Así inició 2011 este “barco de gran calado” que es México. No hay una meta a perseguir que no sea la de entronizar a Joaquín “El Chapo” Guzmán como único proveedor de drogas del mercado estadounidense y, ¿por qué no?, de todos los adictos del planeta. Una más: la de mantener al PAN en Los Pinos a partir de 2012. Nada más.
No hay proyectos. No hay propósitos. Tampoco un liderazgo a cual seguir.
Y es que, disfrazada de “guerra al narcotráfico”, primero, y ahora de “lucha por la seguridad”, el fin no es otro que eliminarle a “El Chapo” toda competencia. Para ello se usan al Ejército y a la Marina. Sobre todo, a la Policía Federal.
Y de ello, de su guerra y de su lucha por hacer del llamado Cártel de Sinaloa a la primera empresa nacional con alcances verdaderamente globales, habla y habla el señor Felipe Calderón ante cualquier micrófono que le pongan enfrente. Monotemático. Aburrido. Mentiroso, además.
Le ha costado al país todo ello mucho más que 30 mil víctimas mortales. Le ha costado inversiones, empleos, aumento disparado de la pobreza y de la miseria. Le ha costado que a sus ciudadanos nos vean en el resto del mundo como sospechosos con un presidente (sic) que, por genocida, es criminal: ahí están los asesinatos de menores de edad y de civiles catalogados con un eufemismo.
Hemos pagado mucho como Nación los últimos desastrosos cuatro años y lo seguiremos haciendo este 2011. Es el calderonato, en efecto, “una fábrica de pobres”. También de analfabetas y analfabetas funcionales. De una población desnutrida, con graves problemas de salud física, pero también deprimida y desesperanzada. El cambio foxiano en el 2000 y su malhadada prolongación –“haiga sido como haiga sido”-- en el 2006 no trajeron la felicidad ciudadana que, filosóficamente, los gobiernos tienen como meta a alcanzar.
Por el contrario. Con los panistas ocupando Los Pinos, el país ha dejado de crecer económicamente –de desarrollo, mejor ni hablamos--, pero eso sí la corrupción se ha elevado. En ambos renglones estamos un paso atrás de los haitianos. Y Haití está al borde de desaparecer.
Con el PAN la deuda externa también ha crecido cual no habíamos visto desde hace 30 años. ¿Y para qué? No hay obra pública. La infraestructura que existía hace diez años se cae a pedazos. Prevalecen los subejercicios presupuestales.
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