19 de julio de 2009

'El partido está enfermo'. El espurio Calderón ya perdió presidencia y PARTIDO

Intentando convencer de que el partido esta enfermo, pero tras de esta declaración esta la presión de la derecha mediática (el Reforma) buscando que sus aliados del Yunque vuelvan a tener el control del partido. No quiere el yunquismo que otro amigote de parrandas como es Cesar Nava se quede al frente del partido. Conociendo la piel sensible del espurio Calderon (los borrachos y dipsomanos son muy delicaditos a las criticas) busca el reforma que Fecal pierda su derecho a imponer a otro fulanito corrupto al frente del partido ¿esta Fecal contra el PAN?

'El partido está enfermo': "'El partido está enfermo'
Fox

En el 2006, Manuel Espino y Felipe Calderón celebraron juntos el cuestionado triunfo del PAN en las elecciones presidenciales.

El PAN arrastra problemas desde que alcanzó el poder en el año 2000 y se han agravado tras la llegada de Calderón a la Presidencia.

Ernesto Núñez

Ciudad de México (19 julio 2009).- Unas horas después de la jornada electoral del 5 de julio, un alto dirigente panista describía así la situación: "el partido está enfermo", y enlistaba algunos síntomas: una lucha descarnada por las candidaturas, corrupción en los gobiernos locales, falta de mística, intereses familiares mezclados con pugnas entre grupos internos, campañas fallidas, y amor, no a la camiseta, sino a la nómina gubernamental. En resumen, una imagen que alejó al votante tradicional, que ya no distingue entre el PRI y el PAN.

A punto de cumplir 70 años de vida, el Partido Acción Nacional enfrenta la crisis más severa de su historia.

En la jornada electoral del pasado 5 de julio, el partido en el gobierno perdió 4.2 millones de votos, 83 distritos electorales, 63 curules en la Cámara de Diputados, dos estados y una treintena de municipios –entre ellos cinco capitales de estado– a través de los cuales gobernaba a más de 10 millones de habitantes.

Tras el descalabro, el PAN se hundió en una crisis interna por la renovación de su dirigencia, con brotes de rebeldía en contra de comités estatales en al menos cinco entidades. Además, se acentuó una racha de derrotas iniciada justo después del triunfo de Felipe Calderón en las elecciones presidenciales del 2006.

Después de esos polémicos comicios, el blanquiazul ha tenido una sola jornada electoral exitosa: la del 5 de agosto del 2007 en Baja California, cuando retuvieron la gubernatura, recuperaron Tijuana y ganaron la mayoría en el Congreso local.

Fuera de eso, todo ha sido derrota para el PAN desde que Calderón asumió la Presidencia y desde que su grupo recuperó el control del partido. En consecuencia, ha habido un claro reposicionamiento del PRI.

En los últimos tres años se han disputado 2 mil 508 cargos de elección directa (nueve gubernaturas, mil 854 alcaldías y 645 distritos locales), de los cuales el PAN ha ganado 606 (24 por ciento) y el PRI mil 484, (equivalentes al 59 por ciento).

En el mismo periodo el PAN ha perdido tres estados que gobernaba (Yucatán, Querétaro y San Luis Potosí), y más de 20 ciudades que eran consideradas como sus bastiones: Aguascalientes, Morelia, Veracruz, Mazatlán, Tapachula, Reynosa, Lerdo, Taxco, Cozumel, Guadalajara, Cuernavaca, Manzanillo, San Juan del Río, Toluca, Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán y Guanajuato, entre otras.

En todos los casos, cedió esos gobiernos al PRI.

A cambio sólo ha ganado Sonora, un viejo anhelo panista que se cumplió pero no pudo ser festejado, pues la victoria se dio en el contexto del escándalo generado por el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo.

Retroceso peligroso

Con las derrotas acumuladas en tres años, y una vez que se concreten los cambios de administración derivados de los comicios del 5 de julio, el PAN habrá dejado de gobernar a 17.4 millones de habitantes a nivel estatal y municipal.

Este retroceso es peligroso no sólo para los panistas, sino para el país, según advierten personalidades del PAN y analistas estudiosos de la historia de este partido.

El propio Germán Martínez advertía en diciembre del 2007, durante su campaña en busca de la dirigencia nacional, sobre los riesgos de que el partido no aplicara una estrategia para recuperar su fuerza a nivel local.

En su folleto de campaña, entregado a los 370 consejeros nacionales panistas el 8 de diciembre del 2007, Martínez hacía un crudo diagnóstico de la situación electoral del PAN, en lo que se consideraba una franca crítica al desempeño de su antecesor, Manuel Espino, quien asumió el cargo en marzo del 2005 y lo abandonó abruptamente cuatro meses antes de concluir su periodo ante la presión del grupo de Felipe Calderón.

"El desempeño electoral del partido necesita revisarse con profunda autocrítica. Buena parte de las causas del bajo rendimiento electoral reciente se encuentran en la fractura interna", señalaba Martínez, "en los últimos años perdimos importantes plazas municipales: Ciudad Juárez, Puebla, Tampico, Tuxtla Gutiérrez, Xalapa, Ciudad Obregón, Colima, Guadalupe, Hermosillo, Aguascalientes, Lerdo, Mazatlán, Veracruz, Morelia y Reynosa. Al perder esos ayuntamientos, dilapidamos la oportunidad de llevar buen gobierno a poco más de 8 millones 862 mil ciudadanos".

Después de hacer este recuento de los daños causados por la dirigencia de Espino, Martínez advertía: "Perder las municipalidades es el primer paso para perder las gubernaturas y los distritos federales que se disputarán en 2009. Es también una debilidad estructural frente al 2012: si no avanzamos en las plazas municipales, difícilmente conservaremos el Palacio Nacional. La vocación municipalista debe expresarse ahora en términos de táctica electoral".

Hoy, casi dos años después de plantear ese diagnóstico, Martínez entrega un partido hundido en el escenario que él mismo prometía evitar. El retroceso del PAN a nivel federal es importante, pero lo es más a nivel estatal y municipal, lo que lo aleja considerablemente de la posibilidad de mantener la Presidencia en el 2012, pues su salida de los ayuntamientos fortalece al PRI y sus gobernadores y, según especialistas, debilita a Calderón.

Según Carlos Arriola, autor del libro El miedo a gobernar –un estudio sobre la historia del PAN y su incapacidad de transformarse de partido opositor a partido gobernante–, estas derrotas aislan al presidente de la República, lo dejan a merced del PRI y provocan un vacío de poder que está siendo aprovechado por el crimen organizado.

Arriola recuerda que el PAN atravesó por una crisis similar a la de hoy en los años setenta, producto del conflicto entre José Ángel Conchello y Efraín González Morfín, que llevó al partido a no presentar candidatura presidencial en 1976. Sin embargo, apunta, en esa ocasión el peligro era para los panistas y hoy es para todos los mexicanos.

"Ahora es más grave, porque están en el poder, y es muy grave porque están dejando solo al Presidente: los empresarios desconfían de él, por su incapacidad para enfrentar la crisis económica; la Iglesia comienza a zafarse, en su último editorial Desde la Fe muestra ya cierto distanciamiento, y su partido está dividido. La sobrevivencia política del Presidente está en manos del PRI.

"El Presidente está débil, solo, aislado, sin el apoyo de su partido, y los primeros que percibieron esta soledad y esta debilidad fueron los narcos. Los ataques de Michoacán no son de gente desesperada como dice el Presidente, son de gente que ha tomado la iniciativa y, ante el vacío de poder evidente después de las elecciones, atacan al gobierno", comenta.

Arriola va más allá: sugiere que ante lo que puede ser un camino hacia la anarquía, el Presidente debería incluso pensar seriamente en interrumpir su mandato.

"Desgraciadamente, y lo digo con tristeza y temor, no hay salida. Si estuviéramos en un régimen parlamentario el jefe de Estado hubiera tenido que irse. En este régimen presidencial no hay eso, pero el Presidente tendría que pensar seriamente en pedir licencia, y llamar a alguien con carácter, con capacidad de convocatoria para hacer frente a la inseguridad y a la crisis económica", añade.

La especialista Tania Hernández, doctora en Ciencias Sociales y autora del libro Tras las huellas de la derecha, señala que las causas de la derrota del PAN van mucho más allá de la campaña fallida emprendida por Germán Martínez.

También ella percibe un alejamiento de la Iglesia y los empresarios, dos sectores que fueron claves para que el PAN ganara la Presidencia en el 2000.

Según Hernández, las reservas de la Iglesia Católica para apoyar al PAN cuando era oposición –producto de su alianza con los gobiernos priistas– han resurgido al no ver cumplidas las expectativas generadas con el gobierno de Vicente Fox y refrendadas en la campaña de Calderón.

En concreto, apunta, la agenda de la Iglesia no se ha visto satisfecha por los presidentes panistas en dos reformas legales: garantizar la libertad religiosa y no sólo la libertad de culto, y elevar a rango constitucional el derecho a la vida.

"Hay dos alianzas que son muy inestables: con los grupos empresariales y la alianza que se tejió con la jerarquía de la Iglesia Católica. No es tan fácil medirlo, pero hoy es claro que eso influyó en las elecciones del 5 de julio.

"Si un empresario no ve una política económica clara para encarar la crisis, no ve rumbo ni las reformas que se demandaban desde el 2000, se desilusiona. En el caso de la Iglesia, hoy se da un alejamiento porque hubo muchas apuestas que se quedaron truncas. Hay promesas de campaña no cumplidas", explica.

Causas de fondo

Arriola y Hernández señalan una serie de razones de fondo, adicionales a las anteriores, que explican el fracaso del PAN a sólo nueve años de haber asumido el gobierno federal.

Arriola enumera cinco: el miedo a gobernar, la desilusión democrática, la mediocridad de sus funcionarios a nivel federal, la corrupción y el agotamiento del discurso anti-PRI, evidente en la pasada campaña electoral.

"No estaban preparados para ejercer el poder, para tomar decisiones, por desconocimiento histórico, por mediocridad. No han sabido tomar las decisiones correctas y esconden los problemas en lugar de afrontarlos", añade.

Según Arriola, el PAN ha sido incapaz de desarrollar un modelo propio de gobierno, que lo distinga claramente del PRI y se convierta en alternativa para la población.

Hernández agrega otros tres motivos para la derrota: una tensión enorme entre sus dirigencias estatales y la nacional por la forma centralista en la que se toman las decisiones más importantes del PAN, como son las candidaturas.

La incapacidad del CEN panista de administrar el crecimiento del partido desde que llegó a la Presidencia y, por lo tanto, de resolver sus conflictos internos.

Y un pragmatismo que ha llevado a sus dirigentes y gobernantes a asumir como suyas estrategias que antes le criticaban al PRI, tanto para ganar elecciones internas, como para gobernar.

"Los mismos panistas tienen muchas cuentas que saldar; les va a hacer muy bien regresar poco a poco a la oposición. No se trata de que el PAN desaparezca, sino de que ellos mismos se replanteen un modelo distinto de hacer política, la construcción de un proyecto alternativo desde su perspectiva, sin importar que sea de derecha. El asunto es que no están dando el debate interno, a lo que tienden es a resolver los problemas de manera contingente, sin entrarle a una discusión de fondo", comenta.

Edomex, la gran caída

Todos estos factores señalados por los especialistas, estuvieron presentes durante los gobiernos panistas en el estado de México, un caso paradigmático de la crisis que atraviesa este partido.

En las elecciones del 5 de julio, el blanquiazul perdió 21 municipios que gobernaba –casi todos desde 1996–, en donde habitan 4 millones 17 mil habitantes.

Entre los perdidos destacan Atizapán de Zaragoza, Cuautitlán Izcalli, Naucalpan, Tecámac, Tlalnepantla y Toluca (sólo en estos seis municipios se concentra una población de 3 millones 493 mil habitantes).

A la lista de los perdidos se suman: Atlautla, Chapa de Mota, Ecatzingo, Ocoyoacac, El Oro, Otzoltepec, Papalotla, San Antonio la Isla, Temascalapa, Teoloyucan, Tianguistenco, Tequixquiac, Timilpan, Zacazonapan y San José del Rincón.

Aunque el PAN obtuvo ocho municipios nuevos, éstos no se comparan con los perdidos en términos de población e importancia política y económica. Sus nuevas adquisiciones son Almoloya de Alquisiras, Axapusco, Cocotitlán, San Mateo Atenco, Sultepec, Texcaltitlán, Tonatico y Zumpango.

Por otro lado, refrenda cuatro pequeños municipios (Apaxco, Nopaltepec, Soyaniquilpan y Zinacantepec), con una población total de 180 mil 806 habitantes.

Sumados a sus nuevas adquisiciones, el PAN gobernará 475 mil habitantes; 3.7 millones menos de los que gobierna actualmente (4 millones 197 mil 873).

En el estado de México la dirigencia nacional designó a todos los candidatos y dejó la operación electoral en manos del senador Ulises Ramírez, confrontado con un sector importante del panismo mexiquense.

La derrota en el llamado corredor azul ocurre tras años de confrontación entre los grupos que se disputan el control del partido a nivel local; casos de corrupción, nepotismo, escándalos como el de su ex alcalde actor, José Ríos, o el asesinato de una ex regidora panista de Atizapán a manos de otro militante del partido, y fracturas como la protagonizada por su ex candidato a la gubernatura Rubén Mendoza Ayala.

Como lo han señalado sus propios militantes en el debate público tras la derrota del 5 de julio: el PAN enfrenta hoy un dilema más grave del que planteaba Felipe Calderón hace 13 años, cuando habló de ganar el gobierno sin perder el partido. Hoy, según los panistas críticos a la corriente calderonista, ya se han perdido ambas cosas."

¡Es un Honor Estar con Obrador!

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