9 de octubre de 2006

POLITICUENTOS:SOLUCION NEGOCIADA

MARIO GALVEZ ESCRIBE:

Solución negociada

comarca1234@gmail.com


Como era enteramente previsible, la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca -APPO- y la sección 22 del SNTE rechazaron la propuesta de la Secretaría de Gobernación por no contemplar la demanda fundamental de todo el movimiento opositor y prácticamente de todo el mundo en la entidad: la salida de Ulises Ruiz de la gubernatura.

El rechazo a la iniciativa oficial hubiese pronosticado la inminente represión del movimiento opositor por parte de la PFP y el Ejército, pero todo indica que en vez de la opción de fuerza terminará por imponerse la salida negociada al conflicto, lo cual implica necesariamente la salida del gobernador de la entidad.

Es un hecho que en amplios círculos políticos la salida de Ulises se considera ya como condición sine qua non para poder destrabar el conflicto.

Colocadas en la disyuntiva de reprimir a la APPO y al magisterio disidente o solicitar al gobernador presentar su licencia al cargo, es obvio que las distintas instancias de gobierno eligieron ya la segunda opción.

Sin embargo, para la mayoría de los observadores el conflicto no pasa de esta semana, lo que implica que Ulises tiene sus horas contadas.

De hecho, no puede darse otra salida al conflicto que la obligada renuncia del gobernador.

Además, la represión lejos de solucionar el conflicto sólo lo agravaría y -lo que es más- provocaría una mayor inestabilidad política en todo el sureste de la república, donde se encuentran las mayores reservas de petróleo y las principales fuentes de electricidad de la nación.

Y este es un riesgo que bajo ninguna circunstancia puede atreverse a correr el gobierno foxista, o mejor dicho el calderonista ya que Calderón es quien debe estar siendo consultado sobre las medidas estratégicas en torno del caso Oaxaca.

Además, no hay condiciones políticas para justificar la represión a los opositores a Ulises.

Este ha exigido en todos los tonos que el gobierno federal intervenga y resuelva el conflicto por la fuerza si es preciso, y para él es obvio que están dadas desde hace mucho tiempo las condiciones para ello.

Sin embargo, a nadie conviene una salida por la fuerza de la crisis oaxaqueña, pues la violencia no resuelve los problemas políticos, los complica de modo exponencial y dilata la solución por largos años.

Lo cierto es que aun cuando haya sido rechazada la oferta de Gobernación, no por ello están rotas las negociaciones y hoy continuarán en Bucareli.

El rechazo a la oferta oficial de hecho coloca la salida de Ulises como el único punto de la agenda para realmente iniciar la solución del conflicto.

Por lo demás, es obvio que Calderón no puede pretender una solución de represión pues ésta sólo incrementaría su debilidad política.

Este es ‘un lujo’ que bajo ninguna circunstancia podrá darse quien iniciará su gestión en las peores condiciones desde Huerta.

Además, el arribo a la Ciudad de México de los manifestantes de la larga marcha por la Dignidad de los Pueblos de Oaxaca elevará aún más los bonos políticos y la fuerza del movimiento disidente y en consecuencia elevará aún más la presión para lograr lo antes posible un arreglo pacífico de la crisis o sea para que Ulises pida licencia al cargo.

La lucha de la APPO y del magisterio oaxaqueño por la salida del gobernador ha marcado un hito en la república, y tan dura y difícil ha sido que evidentemente todos sus integrantes estaban -y están- dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias para obligar a Ulises a dejar un cargo que nunca debió ocupar, y que muy probablemente usurpó de modo fraudulento.

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