Lunes 16 de octubre del 2006
Otro santo mexicano, Guízar y Valencia. En el Yunque todo es felicidad. No sólo tienen al país, sino también parte del cielo. Y cuando el nieto pederasta del nuevo santo, Marcial Maciel, entre al santoral, la dicha será completa.
Habrá 41 mil millones para maestros: Elba Esther. Así lo “dispuso” su presidente electo. Prometer no empobrece…
Evitar prácticas de colusión bancaria, recomienda FMI a México. Tendría que suprimir a la Asociación de Banqueros y a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Sorry, gentlemen, cambien la receta.
Admite Derbez su retiro de la política. Estuvo en el gobierno, pero en la política ¿cuándo?LOS AMARGOS FRUTOS DE LA IRRESPONSABILIDAD
Militares vestidos de civil asesinan a pacífico padre de familia frente a su hijo
Johnatan Halil de 9 años, ya no será el mismo. La irresponsabilidad de quienes dirigen al país terminó por arrebatarle la vida de su padre, Alejandro García, a quien acompañaba la madrugada de ayer para llevar café, como todas las noches, al postín del plantón la APPO en Oaxaca. Las balas de militares vestidos de civil terminaron con la niñez de Johnatan Halil.
Desde una camioneta, intoxicados de odio e ignorancia, los mastines del sistema decidieron, entre las brumas del alcohol, darle su merecido a quienes osan discrepar del 'supremo gobierno'.
Y ahí, un Johnatan (Ríos Vazquez, soldado de 22 años), derrumbaría en unos cuantos segundos la vida de otro Johnatan, el niño que trató de proteger a su padre hasta el último instante.
El menor se encontraba cerca de su padre en el momento de los disparos. Todavía aturdido por los acontecimientos, alcanza a narrar:: "Mi papá caminaba para atrás para evitar las balas. Sólo la última le dio en la cabeza".
Los disparos llegaron hasta la acera de enfrente, distante unos 15 metros: en la pared de la casa ubicada en Símbolos Patrios 509, esquina con Puerto La Paz, quedaron cinco impactos de bala. En el lugar la gente encontró varios casquillos percutidos de calibre 22.
"Mi papá sangraba de la cabeza. Lo abracé y ellos seguían disparando, ahora contra mí. Un compañero se aventó para protegerme. Por eso le dio el balazo en el hombro", que le atravesó, agregó el menor.
La cantina El Encanto, a unos metros de la barricada, abierta todavía a las 2 de la mañana, sirvió para que los asesinos se dieran 'valor' para de ahí, salir a agredir a quienes se les ha enseñado y ordenado a despreciar.
Porque estos sujetos, cual perros guardianes de un sistema en descomposición, atacan a quienes se les ha enseñado a atacar; y ellos, de una manera u otra, sufrirán las consecuencias que emanan de la 'obediencia debida', la que se les ha enseñado a seguir, pase lo que pase.
No hay lugar para conciencias, no hay lugar para miramientos. Se obedece y ya. Pero aquí ¿quién dió la orden?
No, hay que seguir la correa que debería sujetar a estos canes enloquecidos, y veremos que va mucho más allá de mandos militares; todo parece apuntar hacia la irresponsabilidad de los gobernantes del país: Una presidencia -- así, con minúsculas -- envuelta en la banalidad y en la frivolidad, escudada en el '¿Y yo por qué?'; una secretaría de gobernación impasible ante la ruptura del orden social en Oaxaca, y cuya agenda ya no tan secreta, no incluye gobernar para tirios y troyanos, sino solo para las 'buenas conciencias'; un Congreso inmóvil y que, maniatado por mayorías mafiescas, quiere finalmente actuar aunque muy poco y muy tarde; un político de tercera hecho gobernador por las mañas y prácticas que se decía eran del pasado, y a quien sus escasas luces intelectuales simplemente no logran hacerle comprender de que ya es un cadáver político.
Pero viendo aún más allá, nos daremos cuenta que la verdadera responsabilidad está por quienes, desde sus sillones frente a una televisión, o en sus empleos que les consumen de sol a sol sin remedio y sin tiempo para sus propias familias, o en sus taxis y bicicletas, decidieron entregar de manera irresponsable su voto -- útil o no --, a quienes no tenían por qué darle a este país una verdadera democracia que incluyera a todos, no sólo a los de arriba.
Y esta irresponsabilidad se vuelve peor, se convierte en tragedia nacional, cuando nos dicen que más de 14 millones de ellos, sin conectar hechos con causas, sin el menor asomo de reflexión, deciden darle su voto a quien continuará con el despeñadero de la nación.
Y he ahí sus amargos frutos: Johnatan Halil, de 9 años, ya no será el mismo.
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