1 de octubre de 2006

LUIS JAVIER VALERO FLORES:PRESIDENTES CERCADOS

NOTA DEL DIARIO DE JUAREZ:

Presidentes cercados
1 de Octubre del 2006
Actualizado: 12:56:03 AM hora de Cd. Juárez
# “… en mi barrio vive el presidente, cercado por un muro casi eterno”
Guitarra negra, cantata de Alfredo Zitarrosa. Álbum “Guitarra negra”

Luis Javier Valero Flores
Una amplia zona de la ciudad de Chihuahua, la circundante al Centro de Convenciones, se convirtió en una parecida a la de un estado de sitio. Todo porque los dos presidentes, ambos panistas, el de la República, Vicente Fox, y el electo, Felipe Calderón, se les ocurrió asistir a la Reunión Nacional de Vivienda, organizada por la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC), y fueron recibidos por más de una centena de simpatizantes del ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos (CPBT), Andrés Manuel López Obrador, que intentaron llegar hasta el lugar para expresarle su rechazo.

Una triple valla metálica fue establecida en los alrededores de la sede de la reunión, resguardada por cientos de policías de todos los niveles de gobierno, que impidieron la llegada de los manifestantes hasta donde se celebraba el acto, lo que ocasionó un tremendo caos vial en la ciudad, el mayor, de acuerdo con la mayoría de los noticieros locales.

Las escenas del viernes serán las que –previsiblemente-- acompañarán a Felipe Calderón a donde quiera que vaya. Se acabaron los tiempos de la “presidencia imperial” –que definiera en tales términos el escritor Enrique Krauze--, aquellos en los que el presidente, a donde quiera que llegara era recibido por el pueblo, vitoreado hasta la exageración y exigido como si fuera un dios, no tanto por su divinidad, sino por los amplísimos recursos económicos de los que disponía más que discrecionalmente y con los que resolvía innumerables problemas, particularmente los de los suyos.

Así inició su mandato Vicente Fox. Todo apuntaba a que la luna de miel con amplias capas de la población se daría hasta el final. No es así. Al término de su gobierno tiene que salir huyendo por la parte trasera de los lugares en los que preside los actos, como aconteció en Chihuahua el pasado viernes. Por esa misma puerta trasera ingresó y salió el presidente electo, Felipe Calderón, a quien le acompañó, además de las protestas de los convencionistas, una enorme pancarta con el epíteto con el que lo designan: “Usurpador”.

Qué lejos quedaron los bucólicos días del presidente del “cambio” que salía a la placita de San Cristóbal a darse “baños” de pueblo, ahora, ambos, el saliente y el entrante, deben ordenar un enorme operativo de seguridad, sitiar vastas zonas de las ciudades que visitan y obligar a los asistentes a los actos en que participan a permanecer en los lugares de los actos ¡hasta que salen de la ciudad!, como fue en el caso de la Reunión Nacional de Vivienda.

En el acto, para Ripley, Vicente Fox se “aventó” una frase que más bien parecía una proyección propia: “… el buen ciudadano es aquél que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes”. Las frases de los magistrados electorales destinadas a él no las registró.

No es lo único a lamentar de la visita de Fox. También el desdén mostrado al antiguo Paso del Norte. Casi tres meses después de la tromba que atacara a Juárez, y de numerosas protestas de prácticamente todos los sectores de esa ciudad –desplegado periodístico mediante-- el presidente de la República le ordenó al titular de la Comisión Nacional de Vivienda se “sentara” a trabajar con las autoridades locales para apoyar la reubicación de familias “asentadas en zonas de alto riesgo”. Y esa fue la ayuda que ofreció, a través de otros programas que llamó “colindantes” al Fonden, que no son para solucionar los problemas derivados de los temporales, sino para la prevención, pues son para demoler viviendas que se encuentran en zonas de alto riesgo y construirlas en otra parte de la ciudad y de ninguna manera para ayudar a reconstruir las zonas devastadas.

Como para que no quedara duda, informó que este año el estado recibirá mil 800 millones de pesos, adicionales a lo presupuestado, para infraestructura y programas de asistencia social. Falta saber si esos recursos provienen de los excedentes petroleros, y por lo tanto ya vienen etiquetados y no, como lo esperan los juarenses, recursos extraordinarios para atender la situación igualmente extraordinaria por la que pasa la “mejor frontera de México”.

No fue el único asunto en el que se le mostraron los aspectos negativos de su gobierno. Grupos de usuarios del Infonavit le mostraron su descontento por la política en materia de vivienda: “Sr. Presidente, llega usted al final de su mandato a presidir un acto faraónico cuyo tema central es la vivienda, reunión en la que escuchará a una parte de quienes participaron en este proceso; sin lugar a dudas recibirá los aplausos, halagos, y discursos de los empresarios de la construcción y cerrará los oídos a los usuarios del crédito, al pueblo, a quienes formamos parte de las estadísticas, los destinatarios de los programas que tanto presumen”, le escribieron los integrantes de varias organizaciones de usuarios de los organismos de la vivienda, agrupados en El Barzón.

“Sería democrático que pudiera escuchar la otra versión de la vivienda, la nuestra”, le dirían en un acto absolutamente inútil pues el mandatario ya no puede escuchar sino a los suyos.

Y si esos son los rasgos característicos de los actos a los que concurre Fox al término de su mandato, ahora fue la activista Lucha Castro la encargada de recordarle al panista la controversia electoral. Tejida en la espalda de la camiseta, casi como si fuera sobre su piel, la perredista había escrito la consigna que acompañará por toda la vida a los dos panistas: “Sufragio efectivo, no imposición”.

Y en una escena que también se repetirá hasta la saciedad, elementos del Estado Mayor Presidencial intentaron sacarla del acto. Al final de éste, otros miembros de la misma agrupación militar intentaron llevársela, lo que fue impedido por varios reporteros, en un acto de solidaridad y de repudio, no sólo al intento de sacar a la perredista, sino también a que los trabajadores de la comunicación fueron “acorralados” en un incomodísimo espacio en el que debieron desempeñar su labor.

“El pelo en la sopa”, como la definió el compañero Pedro Torres (Diario de Juárez, ‘De buena fuente’, 30/IX/06), la activista social, la que en la misma versión, a los ojos de unos cuantos, con su protesta pacífica echa a “perder los actos”, pues se mantuvo de pie mientras Fox hablaba, en lo que fue una manifestación más que silenciosa y pacífica que descalifica las aseveraciones, como la del columnista local, quien afirma, sin ningún sustento, que “seguramente los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador querían agredir al presidente electo, Felipe Calderón Hinojosa, como lo han venido haciendo en todos los lugares de la república que éste ha visitado”, en una versión local del linchamiento mediático contra los perredistas, lanzado por infinidad de periodistas en los medios de comunicación de la ciudad de México.

Y esa tendencia al linchamiento la expuso ayer mismo el vocero de la Presidencia de la República, Rubén Aguilar Valenzuela, cuando pidió a la opinión pública enjuiciar a aquellos partidos que utilizan las prerrogativas económicas que se les otorga por ley “para sostener a funcionarios que sólo se dedican a tomar calles, edificios”.

Así, en lugar de ser una gira triunfal por la república, para festejar el supuesto triunfo, Calderón lo que encuentra es el rechazo de los simpatizantes de AMLO y se reúne sólo con los suyos, o con los ajenos a su partido que, por conveniencia, o por las obligaciones derivadas de sus actividades y actos a celebrar con la participación del presidente electo, deben acudir a las reuniones. Pero de ahí en más, Felipe Calderón, con muy escasas excepciones, deberá participar en actos a los que el acceso estará, como en el caso de Chihuahua, estrictamente restringido, lo que produce infinidad de molestias a la población y reproducen, casi de manera idéntica, el estado de sitio levantado alrededor del Palacio Legislativo de San Lázaro en la ciudad de México, con motivo del último informe presidencial.

Como lo dijera la vocera del PRD local, Isela González, si “esto le pasa en Chihuahua, cómo será en otras partes”. Y esto es absolutamente cierto, nuestra entidad es una de las que más votos le aportó a Calderón y en la que obtuvo uno de los más altos porcentajes de votación; a pesar de ello, las manifestaciones de repudio alcanzaron muy altos niveles, no por la cantidad de personas que las efectuaron, sino por las repercusiones y la importancia que alcanzaron. Imaginémonos como serán las que encontrará en otros lugares del país en las que el perredismo es más fuerte.

El mismo Calderón lo reconoció, sin saberlo, cuando en un acto vespertino celebrado en el mismo lugar, y sólo con militantes del PAN, expresó que era “un honor estar en la meca del panismo, en la tierra en donde nació la lucha democrática (Sic)”.

Todo apunta a que será, como lo dice Zitarrosa, “un presidente cercado”, no por los muros, sino por las vallas metálicas y el alejamiento de la gente.

Y esas condiciones nos pueden llevar a escenarios inesperados, pues al tratar de deslindarse de los asuntos partidarios de los gubernamentales, lanzó mensajes más que crípticos, especialmente cuando dijo que “no se puede gobernar solo”, para, a continuación, anunciar que “buscará establecer acuerdos con otras fuerzas políticas”, por lo que les pidió a sus compañeros “apoyo y compresión”, en lo que puede ser el preludio a la designación, en su gabinete, de personajes que pueden ser verdaderas sorpresas para los panistas, en plena contradicción a lo que tanto les prometió, que su gobierno sería, así lo dijo en reiteradas ocasiones, “de panistas”.

Pero Agustín Carstens no tiene nada de panista, por lo menos de manera abierta, pues uno de los directores del Fondo Monetario Internacional, subsecretario de Hacienda en tiempos de Ernesto Zedillo, es el más mencionado para ocupar la titularidad de esa secretaría para darle plena continuidad a la política económica actual… que es la misma desde los tiempos de Miguel de la Madrid a la fecha y darle cabida en el gabinete, por ejemplo, a Luis Téllez, secretario de Energía también con Zedillo, o a Diódoro Carrasco, secretario de Gobernación en el mismo sexenio, ya para no hablar de Elba Esther Gordillo, que seguramente exigirá más posiciones que las ocupadas en el gobierno de Fox, en el que uno de los suyos ocupó la Dirección General del Issste.

Tendrán que sopesar bien la situación política, y no sólo los panistas, también el priísmo, pues la forma en que, por ejemplo, se han aliado en el Congreso de la Unión para repartirse las principales comisiones de ambas cámaras y dejar fuera de las más importantes al PRD, llevará a un incremento de la polarización política y a la disminución del capital político del PRI.

Sí, porque en función del argumento usado por Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa --sus coordinadores parlamentarios en las cámaras, de diputados y senadores, respectivamente-- de darle “gobernabilidad” al país, lo que en realidad están precipitando es la definición de muchos de sus militantes, quienes llegarán a la conclusión de que, si no están en el gobierno y de todos modos tienen que pactar con el PAN, para fortalecer al gobierno de éste, entonces más vale irse a ese partido, al fin y al cabo que a quienes así lo hacen les va extremadamente bien, y si no, vean a la Gordillo, a Diódoro, Téllez y compañía y, por tanto, del alejamiento de las posturas del PRD.

Y es que, al final, las concepciones ideológicas se imponen. De esto se trata el inaceptable veto de los priístas a que la senadora perredista, Rosario Ibarra, de luenga trayectoria en pos del esclarecimiento de las desapariciones de militantes de izquierda en la década de los 70, entre ellos su hijo, ocupe la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos.

Pero en la postura de rechazar a la Ibarra no están solos los priístas Beltrones y Francisco Labastida –a quienes se señala como los “vetadores”--, también los senadores del PAN se oponen a tal nombramiento.

Se soltó la disputa ideológica, no cabe duda. En tanto, un presidente –o dos-- vivirán cercados por su pueblo, lejos de las aspiraciones democráticas que dijeron representar.

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