13 de octubre de 2006

JAIME PRECIADO CORONADO: REFORMA DE ÉPOCA

NOTA ORIGINAL PÚBLICO MILENIO

Aún no terminamos de asimilar el significado del conflicto postelectoral y la profundidad de los cambios requeridos en el sistema político y electoral para superarlo, pero una vez más estamos ante la disyuntiva entre reformas adaptativas del estado de cosas, que terminan por reproducir el conflicto, o reformas transformadoras que quieren ir al fondo de los problemas para generar respuestas que den certidumbre con soluciones de largo plazo. Si bien no estamos ante el dilema entre reforma y revolución que se planteara en décadas anteriores, en México enfrentamos dos perspectivas que parecen irreductibles, entre hacer las reformas institucionales desde las instituciones o enfatizar las reformas que pueden impulsar los movimientos sociales con sus demandas por fortalecer la ciudadanía, como eje y sustento de las instituciones. Nuestro dilema se bifurca, entonces, entre una reforma de época o una reforma adaptativa.

Los caminos para llegar a una reforma de época no son, sin embargo, irreductibles, sino necesariamente complementarios entre las reformas institucionales y la ampliación de los espacios ciudadanos. Concretamente, no podemos reducir nuestras esperanzas transformadoras a las reformas que se proponga la actual legislatura del Congreso de la Unión, pues si éstas no se articulan con una estrategia de cambios profundos de las instituciones que se muestran obsoletas, estarán condenadas a una mera adaptación del conflicto postelectoral bajo esquemas vetustos de administración - gestión - negociación - representación de los supuestos intereses generales. Tampoco podemos esperar que los cambios propuestos por la Convención Nacional Democrática lleguen por la vía de una Constituyente que refunde al país, sin que se vayan dando las reformas urgentes que el conflicto postelectoral evidenció; reformas que inclusive se requieren para aterciopelar el camino hacia una reforma de época como la que propone la Convención.

En ese camino de conciliación entre las reformas institucionales y la reforma de época con protagonismo ciudadano, se ubica el Foro de Proposiciones para una Reforma Electoral, convocado por el Comité Conciudadano de Seguimiento Electoral, el próximo martes 17 de octubre, que tendrá lugar en varias ciudades del país, enlazadas mediante videoconferencias que pondrán en contacto a quienes tienen propuestas en este ámbito. En Guadalajara, este videoforo se hará en el auditorio Silvano Barba del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (UdeG). Habrá proposiciones para cambiar la administración y gestión del proceso electoral, en el sentido de reglamentar duración y financiamiento de precampañas y campañas, de garantizar que se debatan contenidos y se eviten los ataques, descalificaciones y ofensas que caracterizaron la guerra sucia. Con seguridad, se criticará la partidocracia que ha desembocado en el desencanto político y se buscarán afinar mecanismos de participación ciudadana. Particular atención requerirá el tema de los medios de comunicación, especialmente los electrónicos, para evitar que la mercadotecnia reine por encima del debate político.

Hay dos instituciones que centrarán el interés reformador: el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Ambos casos son herencia de procesos democratizadores amplios, pero ambas instituciones han visto deformados sus objetivos originales. El actual Consejo General del IFE fue producto de negociaciones de cuotas de poder entre partidos y los altos sueldos de sus consejeros electorales conspiraron contra la ciudadanización e imparcialidad de sus cometidos. El Tribunal, por su parte, fue perdiendo su autonomía del poder Ejecutivo, porque el formato de nominación descansa, también, en el reparto de cuotas que reclaman fidelidades cobrables al momento de calificar elecciones.

Una reforma de época necesita plantear cambios al régimen de gobierno, separando al Jefe de Estado y al de Gobierno (semi-presidencialismo); adoptar la segunda vuelta en la elección presidencial y una legislación adecuada para elecciones altamente competidas; garantizar el voto electrónico confiable y formas de democracia semi-directa: Plebiscito, Iniciativa Popular, Referéndum y Revocación de Mandato.

COMENTARIO: En el caso de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, no es tan conveniente como parece. Las estructuras clientelares que han creado el PRI y el PAN se complementan mutuamente, y con su alianza de facto si no formal, harán todavía más inequitativa la elección presidencial, la izquierda enfrentaría a estos dos partidos y los poderes fácticos en mayores condiciones de inequidad.

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