7 de abril de 2014

ESCRIBE GERARDO MONROY: Carta abierta a Jaime Muñoz Vargas en relación con Renata Chapa [...]

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El Instituto de Cultura contra la cultura: Carta abierta a Jaime Muñoz Vargas en relación con Renata Chapa y la administración cultural en Gómez Palacio y Torreón*


Gerardo Monroy







 Jaime Muñoz Vargas, novelista y cuentista, Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2005, columnista en la edición lagunera del periódico Milenio, encabezó, después de Norma González Córdova, la Dirección Municipal de Cultura de Torreón, Coahuila, durante la presidencia municipal de Eduardo Olmos Castro. Renata Adriana Chapa González, esposa de Muñoz Vargas (hoy en proceso de divorcio), fue directora del Instituto Municipal de Cultura de Gómez Palacio, Durango, durante la presidencia de Rocío Rebollo Mendoza, y se encarga actualmente del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, con el que el alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís ha sustituido a la extinta DMC.





Apreciado Jaime:





Casi por accidente, descubrí hace pocos días en tu blog Ruta Norte Laguna (http://rutanortelaguna.blogspot.com) un artículo del 4 de marzo que con algún humorismo titulaste “La cumbia del yo no fui, fue Teté” (1). Con dicho artículo respondes a una serie de comentarios y notas pretendidamente informativas que han circulado en los medios impresos de comunicación y en las redes sociales de internet. Es a estos comentarios y notas que estás respondiendo, aun cuando pienses que sólo la palabra de un individuo te motivó para escribir tu artículo. El tema sobre el cual gira el debate que suscitó tu comentario es la administración cultural pública de Gómez Palacio y Torreón; pero tú desvías de esto tu atención, y la de tu lector. No tocas el tema: lo rodeas. Inspeccionas minuciosamente las orillas, pero no entras al mar. Te propongo que desarrollemos públicamente el tema que hasta ahora has evadido. Como intelectual y como ex-funcionario, seguramente algo tienes que decir. Todas las rutas convergen sobre este norte: no nos quedemos a medio camino.





Ya que al final de tu artículo ofreces “quedar abierto a cualquier opinión”, me permito compartir contigo y con los lectores de esta carta abierta algunas consideraciones que quizás valga la pena decir en voz alta.





Lo que primariamente te indignó, estimado Jaime, fue una publicación en Facebook (2) de Jacobo Tafoya, joven cuentista lagunero, en la que él dice, entre otras cosas:





«Dicen por ahí que Renata Chapa también convertirá a la Camerata de Coahuila en un orquestón que se agregue a La Komún [...], que se apropiará de [sic] Taller El Chanate y lo convertirá en un taller de sellos de goma para maestras de primaria [...]; dicen que el Bvrd. [sic] Revolución ahora será la Calz. [sic] Carmelita Salinas y que Torreón será renombrado como Ciudad Reliquia; pero, sobre todo, lo que más andan diciendo es que Renata convertirá el edificio de la DMC [...] en un puesto de atoles donde jamás se logra hablar directo [sic] con la “dueña”. Y dicen que todo eso será para mantener bien viva la cultura lagunera que tanto queremos, y para que Torreón sea reconocida como la ciudad más lectora del universo».





«[...] La verdad es que Renata Chapa no va a a hacer todas esas cosas; dicen que ella sólo quiere convertir la Escuela de Danza Contemporánea, que avaló el INBA, que costó más de 7 mdp y que recién se inauguró, en una Escuela de Cumbia. No exageren. Mejor “no critiquen y coolaboren [sic] con la cultura torreonense llevándole sus proyectos a Renata”. No importa que crean que vienen nuevos funcionarios con su ego y sed protagónica a deshacer lo poco que logró la administración anterior, a adueñarse de los espacios que ya están construidos. Ustedes son unos inútiles rijosos que nada han hecho por la cultura lagunera».





Es notorio que el texto está muy mal escrito: la sintaxis es atrabancada, la forma deficiente y el sarcasmo dudoso; pero también es claro que la intención del autor es irónica, y que a través de su humorismo critica algunas de las actitudes más molestas exhibidas por quien hoy dirige el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón.





A ti, entre todas las críticas formuladas por Tafoya, sólo una te llamó la atención, la relacionada con la escuela de danza y con la escuela de cumbia. Como refieres en tu “blogpost”, le preguntaste a Jacobo el origen de tal crítica y te remitió a la columnaVerdades y rumores publicada por los periódicos El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango el 22 de febrero (3). El columnista, quien firma con el pseudónimo de Agente 007, dijo, con desastrosa puntuación que me veo obligado a reproducir como apareció originalmente:





«Uno de los males de la política mexicana es el querer siempre destruir todos los proyectos que realizaron las administraciones anteriores, el clásico borrón y cuenta nueva. Pues bien, esta parece ser la premisa de la directora del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, Renata Chapa, quien se presentó ante la Comisión de Cultura del Cabildo para decirles que la Escuela de Danza Contemporánea como está no tiene razón de ser, por lo que el proyecto que costó más de siete millones de pesos y fue inaugurado al final de la administración de Eduardo Olmos, con el aval del INBA, debe ser desechado para en ese espacio abrir una Escuela de Cumbia, baile tan arraigado entre los laguneros, dicen. Con esta “grilla”, Renata abre un nuevo frente y parece que va a amalgamar a todos en contra. Quizá a doña Renata le convenga regresar a un curso de aritmética básica, donde le enseñen que sumar y multiplicar también existen, no sólo restas y divisiones y es que al parecer a la zarina de la Cultura no se le da mucho eso de la aritmética. Ahí están los grupos de música norteña y los tríos que ya están denunciando exclusión de la Plaza del Mariachi, amén de que Torreón no es Jalisco para tener tan arraigada la cultura de dicha música vernácula. Por cierto ¿dónde están los cardencheros? Además, antiguos colaboradores de lo que antes era la Dirección de Cultura están denunciando malos tratos y exclusión porque doña Renata importó a muchos de sus colaboradores de Gómez Palacio y a su mano derecha de Chihuahua. Así que tanto los trabajadores de confianza como los del sindicato ya están velando armas para llevarle sus quejas al alcalde Miguel Riquelme porque la directora no tiene con ellos ni siquiera la atención de darles los “buenos días”».





No obstante haberte contestado Tafoya puntualmente dónde conoció las intenciones de Chapa (enviándote el párrafo de El Siglo que acabo de citar), tú, de manera sorprendente, acosaste vía e-mail a algunas de las personas que mostraron en Facebook su simpatía por el joven escritor, para obligarlas, más o menos sutilmente, a aceptar que no habían visto ningún documento oficial del IMCE donde la señora Chapa admitiera su propósito de construir una escuela de cumbia enraizada en la destrucción de la Escuela de Danza. Entre las personas a quienes les exigiste el “documento que visibilice incontrovertiblemente el propósito del IMCE” (son tus palabras), además del mencionado escritor Tafoya, están la periodista Adriana Vargas, el artista plástico Alonso Licerio y Prometeo Murillo, empleado de la Secretaría de Cultura de Coahuila: todos reiteraron el nombre de El Siglo de Torreón como origen del señalamiento.





Quizás debiste haber titulado tu artículo “La cumbia del No fue Renata, fue El Siglo de Torreón”, porque nadie te mandó a preguntarle a Teté: todos y cada uno de los interpelados te remitieron a El Siglo de Torreón.





Por alguna razón no nos consultaste a Daniel Maldonado ni a mí sobre los señalamientos del diario, lo cual resulta un tanto curioso, pues somos amigos de Tafoya; lo sabes y además viste nuestros signos de aprobación en su publicación de FB. Daniel (4) te abordó por Twitter (tu medio de comunicación preferido). Le respondiste comparándolo burlonamente con José Vasconcelos (5). Como te negaste a debatir con Maldonado, me permito especular (no puedo asegurarlo) que, para ti, nuestras críticas a los proyectos de mariachi y cumbia son críticas elitistas. No lo son, Jaime, y, dados los límites espaciales dekioSco, esto lo desarrollaré en un artículo aparte.





Tu petición, querido Jaime, era tramposa e imposible de satisfacer. No tenías por qué exigirles, a quienes no son sino lectores de un comentario periodístico, mostrar el documento que satisficiera tu inquietud. Supongamos que un grupo de usuarios de Twitter o Facebook “re-tuiteara” o “re-feisbuqueara” (promoviera mediante hipervínculos) una nota donde se dijera que las islas Fidji sufrieron el golpe de un terremoto. Supongamos que a determinado individuo, por equis razón, no le pareciera creíble la noticia. Imaginemos a nuestro escéptico dirigirse a 5 ó 10 de los “tuiteros” o “feisbuqueros” para demandarles un “documento que visibilice incontrovertiblemente” el temblor de las Fidji. Absurdo, ¿verdad? Y sin embargo eso, ni más ni menos, fue lo que hiciste.





No es al lector de periódicos ni al usuario de redes sociales virtuales a quien hay que exigirle probar sus enunciaciones, cuando se basan en información periodística. Lo que podemos pedirle es que nos brinde el vínculo, nombre o número de página de su fuente periodística; revista, programa de radio o sitio web. Una vez conocemos esta fuente periodística, podemos preguntarle al emisor primario de la comunicación masiva (locutor, redactor, columnista: periodista) en qué se basa para emitir tal información.





Tú mismo, Jaime, ¿cuántos “links” no has compartido en Twitter o FB sin comprobar antes su veracidad? La escasa o nula investigación que hacen sobre las notas periodísticas los consumidores de información es un defecto inevitable, consustancial no sólo a nuestra época, sino a cualquier época desde que existe prensa y desde que existen medios masivos de comunicación. Para el usuario común de redes virtuales resulta demasiado fastidioso comprobar la calidad de cada dato noticioso que él ayuda a extender. ¿Es esto irresponsabilidad? Yo diría que, antes de acusar de irresponsable al internauta, debemos exigirle cuidado y delicadeza en su trabajo al periodista. La situación, básicamente, es la misma hoy que en los tiempos previos a la llegada de internet: antes el “chisme” corría de boca en boca; hoy lo hace de computadora en computadora; pero la responsabilidad última por lo que la gente divulga recae y ha recaído siempre en el periodista.





La relación entre periodismo y redes virtuales merece ser tratada en su propio espacio; lo haré en un artículo que estoy preparando. Por ahora, me parece más urgente mostrarles a tus lectores laguneros los pasos que seguiste en tu investigación, tan metódica como errática.





Si de verdad te preocupara el destino de la Escuela de Danza Contemporánea, lo que debiste hacer y no hiciste (al menos no lo cuentas en tu artículo) era acudir directamente con los redactores de El Siglo de Torreón para saciar tu sed de datos. No lo hiciste, o no lo refieres, y en lugar de ello te dedicaste a satanizar las redes sociales, a acosar a tus conocidos que usan Facebook, a pontificar sobre lo que —según tú— se debe y no se debe hacer en internet y a verter todo tu sarcasmo en un artículo de blog. Cuánto más fructíferos habrían sido tus esfuerzos si, en lugar de encauzarlos en párrafos sarcásticos y pesquisas de ganancia previsiblemente estéril, los hubieras concentrado en aclarar tus dudas, sin más rodeos, con los primeros emisores de la información. Visitar la esquina de las calles Acuña y Matamoros te habría sido de gran ayuda.





Y esto, en efecto, fue lo que hiciste, aunque se los ocultes a tus lectores en tu artículo. Visitaste las oficinas de El Siglo de Torreón. Y tus contactos en El Siglo confirmaron lo dicho por el Agente 007: de acuerdo con las fuentes confidenciales del diario, la idea inicial de Chapa —abortada por el momento, para bien de la Laguna— era cerrar la Escuela de Danza y, con el dinero ahorrado, emprender otros proyectos más de su gusto, como el de la escuela de cumbia. ¿Por qué omites en el artículo tu visita a El Siglo, Jaime, y por qué escondes la respuesta ahí obtenida? ¿Por qué te lanzas envalentonado contra los repetidores de la noticia y no contra sus generadores? ¿Por qué tu indignación y tu vehemencia retroceden al chocar con el edificio de El Siglo? ¿Será que, al menos por esta ocasión, los informantes de la columna estaban diciendo la verdad, una verdad muy incómoda de aceptar para ti?





Pero no vayamos hasta Acuña y Matamoros. Tus dudas (si realmente son dudas lo que te inquieta) podías haberlas aclarado sin salir de tu casa. Legalmente, Renata Chapa y tú todavía constituyen un matrimonio, aunque atraviesan un proceso de divorcio. Residen en el mismo espacio. Dialogan a diario sobre asuntos que les son pertinentes. Procrearon tres hijas. ¿Era tan difícil preguntarle a tu todavía esposa su versión del asunto? Y, si lo hiciste, ¿por qué no nos lo cuentas?





Idealmente, no tendríamos que involucrar en una discusión pública una escabrosidad de la vida privada tan dolorosa como un divorcio. Los políticos y los funcionarios tienen derecho a una vida privada y a una vida íntima. Pero tambien es cierto que, por la honestidad debida a la ciudadanía, conviene se mantengan transparentes los nexos familiares compartidos por dos servidores públicos. Que Renata Chapa y Jaime Muñoz son esposos y se están divorciando no se revela aquí por primera vez; el dato aparece en más de un periódico y más de un sitio en internet (6). A mi parecer, debiste mencionar en el blog tu parentesco conyugal con Chapa, pues forma parte inesquivable del contexto de la discusión. Debiste informar, asimismo, que ocupabas la dirección cultural de Torreón mientras tu esposa ocupaba la de Gómez Palacio, y que ahora ella te sucede en la administración torreonense.





Comprendo que desees mantener una relación respetuosa y correcta con Renata, como que desees evitar confrontarte con ella. Lo que no resulta fácil comprender es por qué, en pos de mantener esa relación, sacrificas tu dignidad y asumes el grotesco y humillante papel de vocero no solicitado para alguien que no muestra respeto por ti y se niega a dar la cara ante la comunidad cultural.





Considero —así lo he dicho cuando he creído pertinente— que tu gestión y la de Norma González como directores de Cultura están entre las mejores en la historia reciente de Torreón. Uno de los aciertos por los cuales los evalúo de esta manera es su cercanía con los artistas laguneros. Siempre que un colega de la comunidad artística llevó un proyecto, una queja o una consideración a la Dirección de Cultura, tanto tú como Norma lo atendieron personalmente y de inmediato. No se escondían detrás de una secretaria, como lo hacen Renata o la mayoría de los políticos. Esta cercanía con los artistas es uno de los dos rasgos principales que distinguen tu estilo administrativo del de Chapa (y en la política el estilo es ética, creo yo). El otro rasgo distintivo es la posición relativa de ambos —Chapa y tú— frente al “relumbrón”, palabra que solías repetir para atacarla como práctica. Más de una vez manifestaste, en conversaciones que sostuvimos en tu oficina de la DMC, cuánto te oponías a derramar en actividades vistosas y excepcionales el exiguo presupuesto asignado por el gobierno a la cultura. Un conferencista famoso (como Jorge Melguizo) (7) agota en una sola noche lo equivalente a un año, o más, del salario que le pagaba la DMC a un profesor de música, literatura o escultura para que los niños y adultos laguneros recibieran la formación artística gratuita a la que deberían tener derecho. Desde tu óptica —también desde la mía— es preferible sostener por plazos largos muchos pequeños actos de incidencia efectiva, y no por plazos breves un número escaso de actos grandes y caros. Chapa, al frente del IMC gomezpalatino, obedeció al criterio opuesto, el criterio del relumbrón; ejemplo de ello es el universalmente ridiculizado nombramiento de Gómez Palacio como “Ciudad Lectora” (8). Otro ejemplo es la perfectamente inútil mesa “¿Leen los periodistas?” a la que, haciendo gala de candidez, los comunicadores Ángel Carrillo y Marcela Moreno, de Multimedios TV, asistieron para exhibir su ignorancia (como si no fuera ya bastante vergonzoso exhibirla noche a noche por televisión) (9). ¿Esta clase de tonterías, disparates y fraudes hará pasar por “cultura” Renata Chapa en nuestra ciudad?





Más allá de la fatuidad del relumbrón, considero una falta de respeto por tu trabajo y el de tus colaboradores que Chapa haya abandonado los proyectos educativos emprendidos durante tu gerencia. En la Comarca existen pequeñas escuelas privadas que brindan clases de ballet, piano, pintura, etcétera; celebro que así sea, pero, por la altura de los precios, la mayoría de los jóvenes, adultos y niños laguneros se ven impedidos de acceder a este tipo de educación. Los principales ayuntamientos del país se esfuerzan en ofrecer educación artística a precios bajos; Torreón era uno de los pocos y notables casos en los que esta educación era gratuita por completo, gracias a Norma González, a Carlos Velázquez y a ti, y a los equipos de trabajo que ustedes conformaron.





Si hubieras leído con atención las Verdades y rumores del 22 de febrero, y si en vez de reaccionar visceralmente contra los usuarios de FB hubieras consultado su parecer sobre los pormenores expuestos en el diario, habrías percibido con mayor justicia la naturaleza de las críticas realizadas a Chapa en las redes sociales. No existe una conspiración contra Renata, Jaime. Cuando se divulgó que ella sería titular del Instituto recién creado, el consenso general fue esperar de buena fe que aceptara dialogar con todos los artistas laguneros. Precisamente por la relación que la vinculó contigo esperábamos encontrar en Renata la misma afabilidad y franqueza que siempre encontramos en ti, pero no nos buscó nunca; entonces nosotros la buscamos a ella, pero nos evadió a la mayoría y tengo la impresión de que nos evade preferencialmente a quienes tuvimos algún tipo de amistad o relación contigo. Esto parece confirmar lo dicho por el Agente 007 en el sentido de que la nueva directora no sabe sumar ni multiplicar, sólo restar y dividir. Como dije en el primer comentario abierto que te dirigí al respecto (y al cual no respondiste): “Tienes que entender que en la comunidad artística hay muchas personas que piensan honestamente que los funcionarios culturales de la actual administración no están llevando a cabo sus tareas de la mejor manera” (10). Nuestras críticas no son gratuitas, no las mueve la envidia ni salieron de la nada. No las orienta ningún interés político. No fueron instigadas por el PAN, el PRD o el MORENA, ni por un grupo interno del PRI opuesto al grupo de Renata. Si hablaras con los artistas (pero no amedrentándolos, sino dialogando honestamente con ellos) te quedaría muy claro que hay fundamento legítimo para la crítica.





El siguiente relato ilustra de forma particularmente indignante lo que podemos esperar de la nueva directora. Uno de sus críticos accede periódicamente —es su derecho como lagunero— a un espacio cultural público para realizar sus ejercicios artísticos. Enterada de su oposición, Chapa les ordenó a los coordinadores de dicho espacio volverle molesta, por cualquier medio, la permanencia en el lugar al artista crítico, con la intención de que él mismo decidiera —presionado por las circunstancias— no regresar. “Ese joven exhibe una conducta hostil hacia el Instituto”, dijo Chapa kafkiana (11). Los coordinadores, en actitud que los honra, le desobedecieron a la funcionaria. El joven sigue accediendo al lugar: es su derecho como lagunero.





Invito a mis lectores que trabajan en el ayuntamiento, si no son capaces de observar inmoralidad en la orden de Chapa, reparen cuando menos en su estupidez. Si la respuesta de Chapa a las críticas va a ser tomar represalias y endurecerse, las cosas terminarán muy mal para los laguneros —y para ella misma. Un buen político es capaz de negociar hasta en los entornos más hostiles. El político arrogante termina volviéndose víctima de sí mismo. Ojalá Chapa no le pida al alcalde Riquelme que le retire la publicidad a kioSco por difundir esta carta. Ojalá ambos no cedan a esa tentación autoritaria.





Pero también lo que tú hiciste, Jaime (el hostigamiento vía e-mail y teléfono), aun si ya no formas parte de la administración, está generando consecuencias negativas muy graves. Un reportero que escribe en una conocida revista realizó en FB críticas explícitas, fundadas, sinceras, a la manera de conducirse de la sra. Chapa. Renata y tú le llamaron al director de la revista, quejándose por un comentario en el Facebook del reportero: ¡la revista no había publicado nada acerca de ustedes! Inquietaron lo suficiente al director como para que le advirtiera severamente al reportero que no debía publicar nada más acerca del IMCE, ni en la revista ni en su Facebook personal, ni textos halagüeños ni menciones desfavorables, ni para bien ni para mal. Jaime Muñoz Vargas, uno de los más honestos y calurosos defensores de la libertad de expresión que he conocido, se ha convertido, a pesar de sí mismo, en un represor de la libertad de expresión.





Quien pierde el respeto por sí mismo y menosprecia su propia dignidad, fácilmente pierde el respeto por los demás y termina menospreciando la dignidad de los otros. Tú nunca te limitaste para expresar tus críticas, siempre certeras, a los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña, incluso en conferencias donde el tema político era ajeno. Nunca te limitaste y te felicito, porque nos diste un buen ejemplo. Pero esa valentía de ayer vuelve más aberrante tu comportamiento casi mafioso de hoy. Has llegado al extremo (inimaginable para mí hace sólo un año) de amedrentar a los críticos de una funcionaria. Porque —no lo olvides, querido Jaime— es de la funcionaria de quien estamos hablando. En ningún otro carácter se le juzga.





Éste es, amigo Jaime, el artículo que nunca hubiera querido escribir. Preveo que muchas cosas cambiarán a partir de hoy, y no para bien. Pero mi amistad contigo se basó siempre en la honestidad, la franqueza y en decir las cosas de frente. Fue lo que traté de aprender de Jaime Muñoz, un artista y un ser humano que admiro y respeto. Yo tenía que decir lo que he dicho hoy; cualquier otra decisión habría sido deshonesta, cobarde e indigna de lo que me enseñaste. Creo en la libertad que da la palabra, aunque hoy tú y yo parecemos ser, no libres por la palabra, sino prisioneros de nuestras palabras.





Estoy a tu disposición para continuar debatiendo estos temas en la prensa, ojalá también en la televisión y en la radio.





Le extiendo la misma invitación a Renata Chapa.





Atentamente:





Gerardo de Jesús Monroy.





Torreón, Coahuila, México. 29 de marzo de 2014.





* Publicada en el periódico kioSco, que circula mensualmente en forma impresa en Coahuila y Durango, México; archivos disponibles en internet enhttp://kioscomedios.wordpress.com.










Notas

























(5) El educador José Vasconcelos (1882-1959) promovió un concepto de identidad mexicana basado en el cultivo de manifestaciones creativas, tanto populares (tradicionales) como de “alta cultura”.

























(10) “No estaba enterado de nada de esto. Acabo de leer el comentario de Jaime Muñoz Vargas (http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html) y lamento decir que me encuentro muy decepcionado de él. Resulta obvio para cualquiera (excepto, por lo visto, para Muñoz) que el comentario de Jacobo Tafoya era irónico. Bien logrado, mal logrado, eso cada quien lo juzgará, pero el comentario es irónico y eso fue algo que a (casi) todos los lectores nos quedó claro. ¿Por qué no acudió Jaime con el redactor de El Siglo de Torreón? ¿Por qué prefirió atacar un blanco “fácil” y no ahondó en la investigación buscando al periodista? El tema tiene una influencia seria en la vida de la ciudad; pero, por la forma como Muñoz lo abordó, no parece que a él le interese la ciudadanía, sino la defensa de una persona en particular, debido probablemente a la relación familiar que él y la funcionaria criticada compartían hasta hace poco y de algún modo todavía comparten. Jaime, seguramente leerás esto: me conoces y sabes cuánto me repugnan las mezquindades de la política. Eres un escritor y un ser humano que respeto y admiro. Te considero el mejor Director de Cultura que hemos tenido en esta ciudad. Tienes que entender que en la comunidad artística hay muchas personas que piensan honestamente que los funcionarios culturales de la actual administración no están llevando a cabo sus tareas de la mejor manera. Ojalá sepas conciliar tus intereses particulares con los intereses de todos los ciudadanos; en principio, unos y otros no tendrían por qué estar reñidos. Te envío un respetuoso saludo” (http://www.facebook.com/erathora/posts/793633467332120).





(11) Cfr. Kafka, Franz, El proceso.


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