03/01/14 Por Luis E. Sabini FernándezShare on email Share on favorites Share on print More Sharing Services 10
Nancy L. Swanson, de la Armada de EE.UU., al jubilarse inició una investigación. Difícil imaginar mejor aplicación de su tiempo y su capacidad. Abordando una cuestión tan escabrosa como trascendente: el deterioro de la salud humana. A Swanson le preocupaba la incorporación de alimentos transgénicos a la dieta humana llevada a cabo de modo tan desproblematizado, como si se tratara de una modificación de detalle o de orden administrativo. Es decir, tuvo la misma reacción que tuvimos muchos que tomamos contacto con la cuestión y rechazamos su secreteo y la nonchalance con que las empresas y los organismos públicos avanzaron con “la novedad”. La cuestión brotó al combinar la proliferación de enfermedades (nuevas o “renovadas”), y cierta insatisfacción ante los métodos asumidos por las autoridades públicas estadounidenses para habilitar el ingreso de los alimentos transgénicos a la dieta humana.1
Swanson no podía comparar simultáneamente (nadie puede) dietas transgénicas y dietas convencionales porque “el trabajo” de lobbying de los emporios de la ingeniería genética se negaron de manera radical al etiquetado de alimentos transgénicos y no hubo instancia pública ni resistencia social que los venciera, con lo cual se perdió históricamente toda posibilidad de rastreo de los posibles efectos que tales alimentos podían provocar (o no) en la especie humana en particular y en los organismos vivos en general y se perdió así la posibilidad de comparar grupos humanos que ingirieran alimentos transgénicos con grupos que no lo hicieran.
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http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Salud/La_invasion_transgenica_y_el_deterioro_de_la_salud
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