Hoy se supo que Washington enviará misiones militares a más de treinta y cinco países africanos en el 2013. Por otra parte días antes el Senado aprobó un presupuesto para la defensa de seiscientos treinta y un mil millones, pese a que no han podido encontrar salida para la reducción del déficit fiscal. Con respecto al 2011, esto supone un aumento de veinticuatro mil millones para gastos militares.
Durante las cuatro décadas que llevo comentando acontecimientos internacionales, los actos terroristas protagonizados u organizados por Washington van en ascenso y comienzan prácticamente desde la fundación de ese país con sus correspondientHoy se supo que Washington enviará misiones militares a más de treinta y cinco países africanos en el 2013. Por otra parte días antes el Senado aprobó un presupuesto para la defensa de seiscientos treinta y un mil millones, pese a que no han podido encontrar salida para la reducción del déficit fiscal. Con respecto al 2011, esto supone un aumento de veinticuatro mil millones para gastos militares.
Durante las cuatro décadas que llevo comentando acontecimientos internacionales, los actos terroristas protagonizados u organizados por Washington van en ascenso y comienzan prácticamente desde la fundación de ese país con sus correspondientes dosis de invasiones arbitrarias, apropiación de territorios completos, asesinatos, torturas.
Pero el terrorismo no es solo el que exportan allende sus mares. También, los monopolios fabricantes de armas estimulan -de modo cada vez más frecuente- el terrorismo doméstico que tiene su caldo de cultivo en esa sociedad enferma.
Estados Unidos ha creado una cultura que admira la violencia y el militarismo.
Hoy el mundo se horroriza ante las ya acostumbradas masacres en escuelas y establecimientos. La más reciente y criminal de todas, la de Newtown, donde un enfermo mental de veinte años asesinó a veintiséis personas, veinte de ellos niños, no sin antes ultimar a su propia madre.
Ahora Barack Obama promete que cuando se instale el Congreso en enero se debatirá este asunto para restringir la posesión y venta de armas. Aseguró que defenderá la propuesta de la senadora demócrata Diane Fenstein sobre la venta de fusiles de asalto y cargadores de gran capacidad. Pero recordemos que, para no variar, se olvidó de cumplir otras tantas promesas realizadas durante su campaña del 2008.
Cada cuatro años, por esta época, culmina el complejísimo sistema electoral norteamericano y tanto demócratas como republicanos, protagonizan shows en el que derrochan dinero que recaudan para sus campañas. Está visto y comprobado que ambos partidos al instalarse en la Casa Blanca, olvidan las promesas hechas al pueblo para ganarse sus votos, a la hora de trazar políticas los que deciden son los grandes grupos de poder.
Pero ahora podrían cambiar algo las cosas, pues ante tal monstruosidad, parece que se va a reanimar el debate en el legislativo sobre el control de armas. Aunque, por su parte, la ANR descartó apoyar una ley de reglamentación de armas “construida sobre mentiras”, dijo el vicepresidente Wayne La Pierre a la cadena NBC.
La Asociación Nacional del Rifle, organización estadounidense para defender el derecho a poseer armas supuestamente para la defensa personal, se fundó en Nueva York en 1871. Se definen como la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos y el club posee cuatro millones de socios. El actor Charlton Heston, fue su presidente hasta 2003. Miembro destacado es también la acémila ultraderechista, Sarah Palin, candidata a la vicepresidencia en las anteriores elecciones.
Después de lo ocurrido en Newtown, todavía la ANR pide que se ponga un policía armado en todas las escuelas. Así seguirá ganando dinero. Se ha incrementado la compra de armas por ciudadanos para pertrecharse como cuando se preparan para sobrevivir al fin del mundo, o como cuando compran desesperadamente por si son amenazados por alguna catástrofe natural.
Los monopolios se apropian de lo que recaudan de los impuestos de la población y los dirigen a los gastos de guerra, a las ventas de armas destinadas a la barbarie doméstica para que esa sociedad quebrantada lleve a cabo tantas masacres como las que todos conocen a partir de Columbine.
También sacan multimillonarias cantidades de dinero de lo que han dado en llamar terrorismo internacional de moda ahora como si fuera una línea de modas o de maquillaje.
Por supuesto, poco les importa los miles de niños que asesinan con todo tipo de armas y drones en cualquiera de los países que decidan invadir en Medio Oriente, Asia o África.
“La cultura de las armas impregna a Estados Unidos. Tener una pistola en casa es tan normal para ellos como tener un libro para un europeo”, escribe Tamames en La Cultura del Mal. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) fomenta la venta de armas legales para los jóvenes ya que, según el mismo autor, los jóvenes con armas legales cometen menos crímenes que los que tienen armas ilegales.
De acuerdo con el Brady Campaign to Prevent Gun Violence, existen 283 millones de armas de fuego en manos privadas, casi una para cada mayor de edad. Se calcula que el 25 por ciento de los adultos en Estados Unidos posee una. Cada doce meses se fabrican entre cuatro y siete millones de armas para el mercado interno. Este año, más de 94,000 -entre heridos y muertos- han sido víctimas de armas de fuego.
Desde la matanza de Columbine se cuentan por lo menos treinta incidentes con armas en las escuelas. Newtown se consideraba una de las localidades más seguras para vivir. Hoy es un pueblo tomado por la tristeza y el luto.
es dosis de invasiones arbitrarias, apropiación de territorios completos, asesinatos, torturas.
Pero el terrorismo no es solo el que exportan allende sus mares. También, los monopolios fabricantes de armas estimulan -de modo cada vez más frecuente- el terrorismo doméstico que tiene su caldo de cultivo en esa sociedad enferma.
Estados Unidos ha creado una cultura que admira la violencia y el militarismo.
Hoy el mundo se horroriza ante las ya acostumbradas masacres en escuelas y establecimientos. La más reciente y criminal de todas, la de Newtown, donde un enfermo mental de veinte años asesinó a veintiséis personas, veinte de ellos niños, no sin antes ultimar a su propia madre.
Ahora Barack Obama promete que cuando se instale el Congreso en enero se debatirá este asunto para restringir la posesión y venta de armas. Aseguró que defenderá la propuesta de la senadora demócrata Diane Fenstein sobre la venta de fusiles de asalto y cargadores de gran capacidad. Pero recordemos que, para no variar, se olvidó de cumplir otras tantas promesas realizadas durante su campaña del 2008.
Cada cuatro años, por esta época, culmina el complejísimo sistema electoral norteamericano y tanto demócratas como republicanos, protagonizan shows en el que derrochan dinero que recaudan para sus campañas. Está visto y comprobado que ambos partidos al instalarse en la Casa Blanca, olvidan las promesas hechas al pueblo para ganarse sus votos, a la hora de trazar políticas los que deciden son los grandes grupos de poder.
Pero ahora podrían cambiar algo las cosas, pues ante tal monstruosidad, parece que se va a reanimar el debate en el legislativo sobre el control de armas. Aunque, por su parte, la ANR descartó apoyar una ley de reglamentación de armas “construida sobre mentiras”, dijo el vicepresidente Wayne La Pierre a la cadena NBC.
La Asociación Nacional del Rifle, organización estadounidense para defender el derecho a poseer armas supuestamente para la defensa personal, se fundó en Nueva York en 1871. Se definen como la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos y el club posee cuatro millones de socios. El actor Charlton Heston, fue su presidente hasta 2003. Miembro destacado es también la acémila ultraderechista, Sarah Palin, candidata a la vicepresidencia en las anteriores elecciones.
Después de lo ocurrido en Newtown, todavía la ANR pide que se ponga un policía armado en todas las escuelas. Así seguirá ganando dinero. Se ha incrementado la compra de armas por ciudadanos para pertrecharse como cuando se preparan para sobrevivir al fin del mundo, o como cuando compran desesperadamente por si son amenazados por alguna catástrofe natural.
Los monopolios se apropian de lo que recaudan de los impuestos de la población y los dirigen a los gastos de guerra, a las ventas de armas destinadas a la barbarie doméstica para que esa sociedad quebrantada lleve a cabo tantas masacres como las que todos conocen a partir de Columbine.
También sacan multimillonarias cantidades de dinero de lo que han dado en llamar terrorismo internacional de moda ahora como si fuera una línea de modas o de maquillaje.
Por supuesto, poco les importa los miles de niños que asesinan con todo tipo de armas y drones en cualquiera de los países que decidan invadir en Medio Oriente, Asia o África.
“La cultura de las armas impregna a Estados Unidos. Tener una pistola en casa es tan normal para ellos como tener un libro para un europeo”, escribe Tamames en La Cultura del Mal. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) fomenta la venta de armas legales para los jóvenes ya que, según el mismo autor, los jóvenes con armas legales cometen menos crímenes que los que tienen armas ilegales.
De acuerdo con el Brady Campaign to Prevent Gun Violence, existen 283 millones de armas de fuego en manos privadas, casi una para cada mayor de edad. Se calcula que el 25 por ciento de los adultos en Estados Unidos posee una. Cada doce meses se fabrican entre cuatro y siete millones de armas para el mercado interno. Este año, más de 94,000 -entre heridos y muertos- han sido víctimas de armas de fuego.
Desde la matanza de Columbine se cuentan por lo menos treinta incidentes con armas en las escuelas. Newtown se consideraba una de las localidades más seguras para vivir. Hoy es un pueblo tomado por la tristeza y el luto.
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