Carlos Portillo / @portillo_carlos
(20 de diciembre, 2013).- La polémica desatada por la Reforma Energética, recién aprobada en México, ya ha adquirido transcendencia internacional, y ahora es el turno para la opinión del banco más grande del mundo: UBS, proveniente de Suiza.
Según la evaluación de la empresa bancaria, los cambios a la Constitución, aprobados en la Reforma Energética, hacen posible que la iniciativa privada tome el control del petróleo a boca de pozo, lo que resulta una decisión clave para incrementar el potencial de explotación del gas de lutita y del crudo en aguas profundas.
Dicha reforma se convertiría en la mayor transformación de la economía mexicana desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, hace ya 20 años, según califica el UBS, institución que desde 1998 fusionó la Unión de Bancos de Suiza y la Corporación Bancaria Suiza. También señaló que los nuevos contratos a implementarse en el área energética, permitirían que el petróleo adquirido en México sea considerado como parte de las reservas propias de las compañías involucradas.
“La Reforma constitucional para permitir la participación privada en el sector energético, excedió lo que pensábamos que era posible hace unos meses”, declararon sobre la modificación ya validada de tres artículos de la Carta Magna; el 25, 27 y 28, alterando como resultado, la industria petrolera nacionalizada en 1938, y la eléctrica, en 1960.
UBS manifestó que fue emocionante el hecho de aprobar la reforma, en su “versión más agresiva y favorable al mercado”; propuesta por el Partido Acción Nacional (PAN), para complementar la iniciativa del presidente Peña Nieto y su Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Este análisis refiere que, en esencia, la Reforma Energética pondrá fin al monopolio del Estado sobre los sectores de hidrocarburos y eléctrico, para abrirlos a la inversión privada, lo que supone un avance en dos direcciones: un mayor grado de flexibilidad en los contratos de las empresas privadas con México, y una relación de independencia con Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Si bien los recursos del subsuelo seguirán como propiedad del Estado mexicano en todos los casos, las compañías privadas podrán gestionar su petróleo directamente, en virtud de las nuevas licencias que podrán ser otorgadas, lo que les permite tomar el control del crudo en boca de pozo y el gas de lutita a explotarse de las aguas del Golfo de México, ya que los contratos harán posible que estas empresas incluyan como reservas propias en sus estados contables, el petróleo mexicano del que participen.
Evidentemente resulta notable la intervención en el tema, por parte de una entidad comercial con tal relevancia internacional, como lo es UBS; a pesar de contar con un enfoque neoliberalista y manifestarse, en general, a favor de la Reforma Energética y su aparente posibilidad de apertura. Sin embargo, no deja de mencionar que el petróleo mexicano pasará al control de la iniciativa privada.
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