En festival de Nueva York, la escritora habló de la vitalidad de la cultura nacional
La resistencia de los maestros puede iniciar un cambio en México: Poniatowska
Lo que más da esperanza es que las personas tomen las calles, manifestó la escritora y colaboradora de La Jornada
Un periodista nunca debe perder la capacidad de indignación
Elena Poniatowska durante la inauguración del Festival Celebrate Mexico ANow, en la Americas Society de la Gran ManzanaFoto Ap
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 14 de septiembre de 2013, p. 5
Nueva York, 13 septiembre.
Elena Poniatowska ofreció un mosaico del México presente y pasado con estallidos envinados de amor, furia y humor sobre la pugna política actual, la vitalidad de creadores culturales y el periodismo, subrayando que hoy día lo que más le da esperanza es la resistencia, que la gente tome las calles, como con los maestros que pueden ser el inicio de un cambio necesario en el país.
Que los maestros tengan el Zócalo a pesar de los ataques contra ellos es parte de la expresión de esa resistencia y la insistencia en que todo esto, la situación de México, debe cambiar; los maestros pueden ser el impulso para ello, comentó ante un salón repleto de sus admiradores en el Americas Society (como también en una rueda de prensa anterior), en un evento que marcó el inicio del Festival Celebrate México Now en Nueva York.
Subrayó que está ligada desde 2004 con Andrés Manuel López Obrador “porque entiendo lo que dice cuando habla de ‘primero los pobres’: ese es un compromiso muy serio”. Agregó que si él hubiera llegado a la presidencia ya no continuaría el mismo sistema donde unos cuantos usan el país para enriquecerse.
Prepara libro sobre Lupe Marín
El diálogo conducido expertamente por su biógrafo, el escritor Michael Schuessler, convocó brotes de memoria de la trayectoria de la escritora y periodista, desde sus primeros encuentros con México al llegar de niña desde París a una ciudad extraordinaria con pirámides de naranjas en las esquinas y panoramas de tezontle y calles con personas en rebozos y sin zapatos con quien tendría las relaciones más importantes de mi vida, y cómo más adelante empezó a conocer a figuras clave del mundo cultural, Álvaro Mutis, Carlos Fuentes (quien me sacaba a bailar, pero bailaba muy mal), Carlos Monsiváis, también Diego Rivera y Leonora Carrington, tema de su último libro Leonora, entre muchos otros.
Su punto de entrada a los mundos de México fue el periodismo, aunque dice que todos esperaban que se dedicaría a eso “MMC –mientras me case”– pero no soy buena ama de casa. Advirtió, en la rueda de prensa, que “lo peor que le puede pasar a una mujer es casarse con un periodista –siempre desaparecen y dicen que están en una misión muy importante”.
“Lo importante para un periodista ante todo es protestar, resistir… y también indignarse, nunca perder la capacidad de indignación que es la que te hace escribir”. Advirtió que el periodismo cada vez más electrónico y su inmediatez está dañando la calidad –hay cada vez menos eso de sentarse ante la hoja en blanco ante lo cual tienes que pensar antes de escribir.
Comentó sobre la diferencia entre el periodismo y escribir novelas: “el ritmo es muy diferente… el periodismo es rápido, no se sabe qué va suceder, es una gran aventura… se hacía en una redacción… y te decían apúrate, apúrate. Y el próximo día veías lo que se publicó y decías, lo pude hacer mejor –es una gran lección de humildad… Cuando eres periodista, ya tienes el oficio, no esperas a que bajen los angelitos de la inspiración”.
Recordó sus entrevistas en Lecumberri y afirmó que “lo mejor para cualquiera que quiere ser periodista es hacer entrevistas con reos…”, los cuales no solo tienen historias interesantes, pero siempre las quieren contar, aunque muchas no son necesariamente como las cuentan y uno tiene que buscar entre la verdad y lo falso –es una gran escuela.
Sobre Leonora Carrington, recordó que se conocieron en 1958 o 59 en su casa en la calle de Chihuahua, y que era una mujer muy secreta y muy mal hablada, y que le encantaba cocinar –una vez estaba como las brujas de Macbeth, dándole vueltas a un mole durante tres días.
Y recordó que se veían una vez a la semana, tomaban té, muy a la inglesa.
Poniatowska cuenta que está ahora trabajando en un libro sobre Lupe Marín, la segunda esposa de Rivera, “una mujer extraordinaria… una belleza de Guadalajara… una fiera con ojos extraordinarios” y que fue entre las más inteligentes en las reuniones entre los intelectuales y artistas.
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