Juan Luis Berterretche (especial para ARGENPRESS.info)
Al decidir una agresión militar a Siria, los aliados imperialistas la justifican en la supuesta utilización de armas químicas por el gobierno de Asad. Sudamérica hace más de una década que soporta un ataque de guerra química contra sus territorios por Monsanto y sus compinches. Y primero con Bush junior y luego por Obama, con la anuencia y complicidad indudable de los gobiernos de USA.
En 2010 Obama realizó un viraje en la política de desarrollo agrario en USA y en su orientación en ese sector hacia el mercado externo. El nombramiento del hombre de Monsanto, Islam Siddiqui en dicho año como Jefe de Negociaciones Agrícolas del ministerio de agricultura fue el hecho clave que marcó esa mudanza. De la "ayuda alimentaria", imponiendo el exceso de producción agrícola estadounidense en el extranjero por medio del dumping /1, cambió para el eslogan de "seguridad alimentaria" que no era otra cosa que la imposición de los organismos genéticamente modificados (OGMs) y sus pesticidas, bajo la falsa promesa de mejorar la producción de alimentos en el extranjero. En realidad el cambio de estrategia de Obama fue la sustitución de las bolsas de trigo, arroz y maíz exportadas a precio de dumping contra los agricultores locales de países que cayeron dentro de sus sesgados Tratados de Libre Comercio, por bolsas de pesticidas, fertilizantes y semillas genéticamente modificadas. Una verdadera agresión global contra el planeta y su población /2.
Estados Unidos no brinda ni promueve ninguna clase de “seguridad alimentaria”. La mayor parte de los alimentos del mundo no los produce la agro-industria. 1500 millones de agricultores familiares producen en pequeña escala más del 70% de los alimentos del planeta. Originan gran parte de lo que consumen con limitados excedentes, por lo general comercializados o canjeados en pequeños mercados. Esa es la realidad de grandes regiones en la India y China con más de 2/3 de la población mundial y también del continente africano, regiones donde el insumo más importante es el estiércol de los animales. El problema del hambre no se debe a los bajos rendimientos de la agricultura familiar. El mundo cuenta con 7 mil millones de personas y produce alimentos suficientes para 9 mil millones. Sin embargo en la actualidad hay en el mundo más de mil millones de hambrientos (más de 50 millones solo en Estados Unidos). Al mismo tiempo, hay más de mil millones de personas con sobrepeso, muchos de los cuales son obesos y sufren de enfermedades relacionadas con una dieta de alimentos industrializados que puede ser tan mortal como el hambre. El hambre y la obesidad no son el resultado de los bajos rendimientos agrícolas, se derivan de la producción excesiva de alimentos tóxicos, del enorme desperdicio de alimentos en la comercialización e industrialización, de la escasez de alimentos orgánicos saludables en los países dominados por la agro-industria, y de la injusticia que rige la propiedad de las tierras agrícolas y la desigualdad en como los alimentos se distribuyen en el capitalismo.
Con la falsa política de “seguridad alimentaria” se completaba el panorama de la estrategia global estadounidense del gobierno Obama. Esta política agrícola es complementaria de la “guerra al terrorismo” que extendió la intervención militar estadounidense abierta o encubierta a casi un centenar de países, la “guerra contra las drogas” que proporcionó a la DEA el dominio del tráfico internacional de sustancias adictivas y la conducción de la economía por hombres de Wall Street que desataron una gran crisis económica-social mundial -iniciada en 2007-2008 y aún vigente- con la que subordinaron la economía planetaria la capital financiero internacional. A la “guerra al terrorismo” y la “guerra contra las drogas” se sumó “la guerra química contra la naturaleza”.
Fracaso transitorio de la ofensiva transgénica en Europa
fuente: http://www.argenpress.info/2013/08/monsanto-y-obama-en-guerra-quimica.html
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