Posted on 15/08/2013By Arpad Pou HanacsekEuropa, Medio Ambiente Imp: 963
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Josh Fox vive en los Estados Unidos, en una casa construida el año 1972 por sus padres, en medio del bosque donde pasa el río, a Milanville, Pennsylvania. Un día del año 2009 recibe un mensaje de correo electrónico de una compañía de gas que le informa que su terreno –el Estado español no tiene la misma legislación que los Estados Unidos, donde el subsuelo es propiedad privada y no del Estado— está situado sobre el yacimiento de Marcellus, que se extiende en las zonas de Pennsylvania, Nova York, Ohio y West Virginia. La compañía está dispuesta a pagarle unos 100.000 US$ por sus 39 hectáreas de terreno. Tras distintas investigaciones, descubre que en el año 2006 se aprobó en los Estados Unidos una cláusula energética que eximía la industria de respetar las leyes de protección de agua potable. Descubre que lo que quiere hacer la compañía de gas es perforar sus terrenos para continuar la campaña de prospección de gas más grande de toda la historia. Descubre que empieza la era del fracking: el negocio del gas.
De esta manera Josh Fox denuncia en su documental Gasland (2010) que el negocio del gas denominado no convencional —por el tipo de hidrocarburo y el tipo de extracción y perforación horizontal que se hace—, o también gas pizarra o gas exquisito (shale gas) se está convirtiendo en la industria energética más importante y emergente en los Estados Unidos donde se han llegado a perforar en dos años más de 50.000 pozos y más de cientos de miles en la última década.
En Europa, sin embargo, la situación del fracking se encuentra generalmente en una fase de exploración, siendo los propios países de la Unión Europea quienes deciden si en sus territorios permiten la extracción de gas pizarra por fractura hidráulica, ya que la Unión Europea no tiene ninguna autoridad para prohibir el fracking, pues no existe ninguna legislación que determine las causas del impacto ambiental que tiene la extracción de gas no convencional. En este sentido, ante las consecuencias económicas y de mercado que puede producir esta nueva técnica y del aumento del precio de los hidrocarburos convencionales como el petróleo y el carbón, algunas empresas norteamericanas y canadienses intentan llevar a cabo la industria del fracking a terrenos de legislación y explotación europeas porque la falta de legislación supone una ventaja para las empresas que quieren desarrollar esta nueva técnica. Ahora mismo no se enfrentarían a ninguna sanción en caso de accidente o contaminación. No obstante, desde el año pasado la Comisión Europea ordenó estudios económicos y ambientales para conocer el impacto real del fracking, y el Ejecutivo Comunitario decidió crear un marco legislativo aproximado (los países de la Unión Europea tienen que decidir si la ponen en práctica) cuya normativa sería estrictamente distinta a la de los Estados Unidos, donde se exime, por ejemplo, de cumplir la normativa de cualidad de agua potable aprobada el año 1972 o de informar de las sustancias que utilizan para la extracción de gas. Las facilidades normativas y la permisividad política han generado en los Estados Unidos una expansión del negocio mucho más rápida que Europa.
Por esta razón, en el Reino Unido, Lituania, Suecia, Hungría y Alemania, por ejemplo, encontramos pozos que sólo sirven para investigar la posibilidad de extracción, explotación y producción de gas o han practicado ya las primeras extracciones. En Francia, Holanda, Irlanda o Bulgaria han optado por prohibirlo, mientras que en Polonia y Dinamarca, en cambio, han preferido apostar decididamente por esta nueva técnica de extracción de gas pizarra. Polonia, que fue el primer país que apostó por el fracking, tiene entre 346.000 y 768.000 metros cúbicos de depósitos de gas pizarra, según un informe publicado en marzo por el Instituto Geológico Estatal Polaco. Para Raúl Romeva, eurodiputado por ICV, «será muy difícil lograr una armonización en Europa en el tema del fracking».
En España se ha decidido conceder permisos para investigar las posibles reservas, pero todavía no se han empezado a realizar perforaciones y explotaciones de gas a causa de las múltiples plataformas anti-fracking y de la presión popular que han surgido en las diferentes comunidades autónomas, donde se ha otorgado el derecho a ejercer las primeras investigaciones y exploraciones
fuente: http://www.unitedexplanations.org/2013/08/15/fracking-la-ultima-tentacion/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+unitedexplanations+%28United+Explanations%29&utm_content=Yahoo%21+Mail
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